Astérix y Obélix recorren Italia a bordo de una cuadriga
El nuevo álbum sale a la venta el próximo 19 de octubre
Se puede reír de todo pero no con todo el mundo, decía el escritor satírico francés Pierre Desproges, medio siglo atrás. Hoy no se puede reír de casi nada y de casi nadie. Y sólo entre amigos. Es la sentencia del nuevo redactor de Astérix, Jean-Yves Ferri, que con el dibujante Didier Conrad presentaba ayer, en París, el álbum número 37 de las aventuras del galo (Astérix en Italia), que saldrá en Francia y otros 25 países el 19 de octubre con cinco millones de ejemplares. Será el tercero del dúo que reemplazó a Uderzo y más remotamente a Goscinny.
Si en España hay una edición por lengua (castellano, catalán, gallego, euskera y asturiano), también Francia tiene cuatro presentaciones, incluida una ArtBook, con sólo 1.400 ejemplares. Para demostrar que también creen en lo de noveno arte.
Sin desvelar el porqué, JeanYves Ferri adelantó que la presentación en Portugal puede ser accidentada por culpa de uno de los personajes. Y es que “el humor de Goscinny, la estructura de Astérix y sobre todo la época autorizaban el trazo grueso, la caricatura de un acento, de una nacionalidad, de una etnia. Todo lo que hoy es imposible”.
Goscinny, judío, medio extranjero porque dejó Francia con dos años, y Uderzo, hijo de italianos, manejaban un repertorio de apodos, deformaciones de palabras, de rasgos físicos, que actualmente pueden llevar a tribunales. Curioso que la presentación de una historieta suscite tales reflexiones. Pero es evidente que las redes sociales, que disparan más rápido que Lucky Luke, podrían ser el mayor enemigo del galo.
Claro que tiene sus poderes. Por ejemplo, esos 370 millones de ejemplares vendidos en el mundo, que unos sobre otros equivaldrían –cálculo del editor– a 8.800 torres Eiffel; a dos vueltas al mundo si se los extiende; a 12.900 toneladas si se los pesa. Además de 111 traducciones y nueve filmes con entradas millonarias.
Modernos a su vez, los nuevos autores residen a 8.000 km de distancia uno de otro, unidos por Skype. Fue Jean-Yves Ferri quien propuso Italia. Y atravesarla gracias a las etapas de una carrera de cuadrigas.
¿Es difícil trabajar cuando uno de los autores está vivo y los ha seleccionado? Con humor, Ferri niega: “En nuestra primera colaboración, Uderzo sugirió varias modificaciones. Esta vez sólo puso los puntos sobre las íes. Sobre las i de Italia, en el título”.
Conrad puntualiza que cada plancha –y son 44– le había llevado unas 30 horas, frente a las 20 que le costó en los dos álbumes precedentes. La culpa fue de la abundancia de caballos –“me encanta como a Uderzo dibujarlos, pero cuesta”– y de su decisión de “cuidar todos los detalles”.
Para Ferri el problema era el tiempo: “Dos años en total, que ya es poco. Pero además, primero debía someter una sinopsis a Uderzo, la editorial Albert René y Anne Goscinny, luego adelantar trabajo a Didier”.
Un novedad del álbum: el mayor protagonismo de Obélix, “personaje que adoramos”, reconoció Conrad. Y un detalle. Hay por supuesto algunos malos. “Pero Goscinny –recuerda Ferri: no creaba malvados, sino malignos que ocultaban una debilidad, un fallo. Esta vez se puede contar con el auriga Coronavirus, campeón enmascarado. Y si el enemigo de siempre es Julio César, en este caso organizador de una carrera internacional, “tampoco podemos pasarnos: reaparece en el álbum siguiente”.
La tirada será de cinco millones de ejemplares y se editará en catalán, castellano, euskera, gallego y asturiano