Los mercados acogen con alzas el nuevo escenario del conflicto catalán
El Ibex aún no ha recuperado lo perdido desde la celebración del referéndum del 1-O
El Ibex subió ayer un 1,3% y cerró al borde de los 10.300 puntos el día después de que Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat, apelara al diálogo y suspendiera una declaración unilateral de independencia sobre la que existen dudas de si se produjo o no. Estas disquisiciones –así como la respuesta del Gobierno y la posible suspensión total o parcial de la autonomía en Catalunya– no parecen importar demasiado a los inversores, que han mantenido la calma desde principios de septiembre, cuando se convocó el referéndum de autodeterminación de Catalunya y se aprobó en el Parlament la ley de Transitoriedad.
“El mercado continúa muy estable, sin correcciones significativas, y va subiendo con miedo, es verdad, pero superando susto tras susto”, afirma Prem Thapar, codirector de inversiones de Lombard Odier en Europa. “Estos días vemos las pautas normales de funcionamiento tanto en el mercado de renta fija como en la bolsa, sin estrés ni volatilidad por lo que ha sucedido en la calle”, añade. Los 10.278 puntos del Ibex de ayer le permiten acercarse al nivel de pasado 29 septiembre, el día previo al referéndum, cuando cerró escasamente cien puntos por arriba. Las acciones de Banc Sabadell y CaixaBank, castigadas la semana pasada tras el 1-O y por el cambio de sede, suben ya un 6% y un 4%, respectivamente desde el 4 de octubre.
Bolsas y Mercados Españoles (BME) indicó en una nota que “el Ibex se desmarcó ayer positivamente del resto de las bolsas europeas ante la reducción de la tensión en Catalunya”. Solo Milán (+1%) estuvo cerca de la bolsa española. El Eurostoxx y Frankfurt subieron un 0,2% y París y Londres acabaron con pérdidas insignificantes.
En el mercado de la deuda, la normalidad fue también absoluta. “Las empresas han hecho sus deberes en las semanas anteriores y ahora, con la temporada de resultados trimestrales ya en el horizonte, no se espera mucho más”, comentaron desde un banco muy activo en emisiones de bonos corporativos. El hecho de que en los días posteriores al referéndum no se produjeran nuevas emisiones no se debe a temor alguno. En el mercado secundario, los bonos cotizan, como en el caso de las acciones, con la volatilidad en mínimos. Parece todo una balsa de aceite.
La prima de riesgo española, que podría reflejar en estas circunstancias las tensiones políticas o los miedos por las consecuencias de una ruptura abrupta, tampoco sirve de termómetro de un alarmismo que no llega a los mercados. En los días inmediatamente posteriores al referéndum, el diferencial de rentabilidad de los bonos españoles a diez años con respecto a los alemanes escaló hasta los 135 puntos básicos. Ahora está por debajo de los 120. Aunque no se trata de un mercado normalizado, ya que el Banco Central Europeo (BCE) influye en la fijación de los precios con sus compras, la calma es también predominante.
Los analistas esperan ahora, con mayores motivos que antes, que la normalidad en los mercados se mantenga. “No hay ningún motivo para que esto no sea así. Las empresas cotizadas están ganando mucho dinero, sus precios son bajos y las expectativas, como acaba de constatar el FMI, siguen siendo buenísimas. No hay por qué desconfiar en el futuro”, asegura Jaume Puig, director de GVC Gaesco.
Fuera de los mercados financieros, la economía ha aguantado muy bien hasta ahora. Queda por ver si la incertidumbre de los últimos días o los próximos acontecimientos pasan una factura
OPTIMISMO Y NORMALIDAD La bolsa ha aguantado el último mes y medio y afronta el fin de año en muy buena posición
LA DEUDA, EN CALMA
La prima de riesgo cae por debajo de los 120 puntos tras superar los 135 hace unos días
elevada a la inversión y el consumo. Es pronto para saberlo, pero en el mundo de las empresas lo tienen claro: más allá de las opciones políticas, se apuesta por la normalidad, lo previsible.
Ese parece, también, el trasfondo del pronunciamiento efectuado ayer por la CEOE, que –sin ambages ni disimulo– mostró su respaldo al Gobierno para gestionar la crisis y recordó que la economía catalana “ya se está viendo seriamente afectada” por los cambios de domicilio social de “numerosas empresas”, la caída de las reservas turísticas y el “panorama general de incertidumbre y máxima preocupación”.