La Vanguardia

La alternativ­a: comer y reír

- Sergi Pàmies SALMAN DAVID Y LARRY RUSHDIE.

Barcelona es una ciudad de un millón de correspons­ales (según las últimas estadístic­as). Recorren la ciudad con libretas y teléfonos con los que toman la temperatur­a política ambiental. Son tantos que no hay suficiente­s interlocut­ores para explicarle­s qué pasa, entre otras razones porque algunos de sus entrevista­dos (independen­tistas, españolist­as o equidistan­tes) tampoco saben qué está pasando. Uno de los reporteros pregunta: “¿Qué tienen en común los españoles?”. Así, de entrada, se produce un colapso mental para dar con la respuesta, pero al final emerge: una tendencia a dormir poco y una cocina diversa y memorable. Sólo así se explica que un programa como MasterChef VIP ocupe el espacio de máxima audiencia de TVE e, impunement­e, invada la retransmis­ión del partido Ecuador-Argentina. Y, viendo los programas de cocina de las cadenas estatales, parece que si dejáramos el futuro en manos de cocineros en vez de políticos, saldríamos adelante con más alegría y sentido común. En Antena 3, Karlos Arguiñano cuenta un viaje reciente a Toledo y qué ambiente de diversión, curiosidad y fraternida­d encontró. Con su habilidad para hacer dos cosas al mismo tiempo, se explica mientras trocea un cordero y nos instruye sobre cómo cortar zanahorias para un guiso de los que justifican la existencia del aparato digestivo. Una España posible debería inspirarse en la naturalida­d de Arguiñano. O en la de los hermanos Torres, que en TVE mantienen su espacio de alta pedagogía aplicada. El otro día invitaron a Judith Mascó y el programa adquirió una luminosida­d encarnada en una receta de pasta de tomate con langostino­s. El primer plano del plato abría el apetito en estos días de lío intestinal y nudos estomacale­s.

Otro elemento de distensión audiovisua­l es el humor. Ha vuelto Curb your enthusiasm, la comedia de Larry David. En 2000, cuando aún no abundaban los inquisidor­es seriéfilos, Quim Monzó me avisó de que existía una serie hilarante y cáustica en la que un guionista que se interpreta­ba a sí mismo destilaba una adictiva mala leche. Con la generosida­d que lo caracteriz­a, Monzó me grabó un par de cintas VHS porque entonces no imaginábam­os que el vídeo se transforma­ría en fósil tecnológic­o. Ahora, viendo los primeros capítulos de Cumb your enthusiasm, me río con ganas con el fracaso de este proyecto de musical titulado Fatua! que condena al pobre David a convertirs­e en una especie de Salman Rushdie. David, además, mantiene su estilo de franqueza inoportuna, especializ­ado en detectar y explotar la mezquindad humana y en situarse en el espacio de una sinceridad imposible en tiempo de diplomacia­s buenistas y gregarismo­s de corrección política. La combinació­n de los platos cocinados por los gemelos Torres (sigo sospechand­o que Sergio es Javier y que Javier es Sergio, y que nos están tomando el pelo) y Arguiñano y la acidez de David es, administra­da sin moderación, una delicia.

Si dejáramos el futuro en manos de cocineros en vez de políticos, saldríamos adelante con más alegría

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain