Algunos hombres malos
Dominique Strauss-Kahn , de 68 años, se ha casado por cuarta vez, lo que no deja de ser toda una hazaña considerando que llega a este último matrimonio precedido de unas actuaciones propias de un acosador sexual y de una serie de escándalos que, aunque no le llevaron a la cárcel debido a que una de sus víctimas prefirió sacar partido, sí le han señalado para siempre como un sujeto poco fiable. Myriam
L’Aouffir, la cuarta señora de quien fue presidente del Fondo Monetario Internacional y candidato socialista in pectore a la presidencia francesa, tiene 49 años y, por lo visto, fue su apoyo y su sostén (quizá no es esta la palabra adecuada) después del divorcio de
Strauss-Kahn y Anne Sinclair .A la tercera esposa le tocó ejercer de escudera mientras su marido estuvo retenido en Nueva York a raíz de su detención por intentar abusar de la camarera de un hotel. Tanto Anne, reputada periodista de la televisión francesa y millonaria gracias a la herencia de su abuelo, marchante de Picasso, como las dos primeras esposas de StraussKahn, Hélène Dumas, historiadora e investigadora de las matanzas de Ruanda, y Brigitte Guillemette
(fallecida en el 2013) y reconocida consultora, protegieron y defendieron al que era o había sido su marido, convirtiendo a las víctimas en responsables del irrefrenable impulso sexual de StraussKahn. No es el caso de Georgina
Chapman, la segunda esposa de otro que tal, el productor de cine
Harvey Weinstein, que ha anunciado su divorcio tras salir a la luz que su marido, a su merecida fama de empresario sin escrúpulos, le sumaba la de depredador sexual.
Dar con un mal hombre parece ser más fácil que dar con uno bueno, así que no es de extrañar que
Carmen Martínez-Bordiú, tras
tratar con José Miguel Rodríguez, alias el Chatarrero, quien según propia confesión de la nietísima, le dio muy mala vida, ha decidido poner sus sentimientos en
manos de Timothy McKeague, un australiano de 32 años, que se
gana la vida como coach emocional. Dados los resultados del tratamiento, Martínez-Bordiú ha decidido convertirlo en su novio, sumando un nuevo giro a su vida amorosa y que sea lo que Dios quiera.
Carmencita ha tenido muchos más novios que su amiga Isabel
Preysler pero mucho peor suerte en el amor. Quizá le ha fallado el criterio a la hora de los castings, una habilidad que sí adorna a quien ha sido esposa de Julio Iglesias, Carlos Falcó y Miguel Boyer, a quien dificilmente se le puede encontrar una sola mácula en su trayectoria amorosa. Que ahora disfrute del amor y la compañía de
Mario Vargas Llosa la convierte en una de las mujeres más envidiadas entre el grupo de maduras que, como Carmen Martínez-Bordiú, en vez de un compañero han de conformarse con un yogurín.
La cuarta boda de Dominique Strauss-Kahn coincide con el divorcio de Harvey Weinstein, acusados los dos de abusos sexuales