El Salón Náutico gana atractivo como parque temático marítimo
El Salón Náutico es un lugar en el que ver, mirar, tocar y, si se tercia, comprar una embarcación. Pero también es cada vez más un espacio lúdico en el que pasar el rato. La feria, que cierra sus puertas hoy a las siete de la tarde, cuenta con un centenar de actividades complementarias al espacio expositivo para hacer más distendido el paso de las familias por el Port Vell.
En una pequeña piscina los niños y no tan niños pueden probar a hacer paddle surf sin olas, sobre el mar se pueden subir a una innovadora bicicleta que surca las olas o a un clásico de vela ligera... Para los que prefieren mirar, el programa incorpora como novedad una regata con distintas modalidades de piraguas.
El calor otoñal de ayer invitaba a disfrutar del sol y el mar. A primera hora de la mañana ya había cola para comprar entradas y al mediodía era difícil visitar alguna de las embarcaciones de entre 5 y 8 metros de eslora expuestas en el Moll de la Fusta, donde se encuentran las más económicas. En el Moll d’Espanya primaba la curiosidad y el interés por el alquiler puntual en lugar de la compra, una tendencia al alza en el sector que comporta un ahorro importante de costes.
La alta temperatura no impedía que hubiera gente probándose ropa impermeable y chaquetas. Llamativos porcentajes de oferta captaban la atención tanto de visitantes locales como extranjeros, especialmente franceses. “Aunque es un buen puente no hay tanto comprador nacional como otros años”, explica un comercial. Acto seguido empieza a analizar la actualidad política, que también se ha notado en el certamen. Pese al impás de estos días, ningún representante del Gobierno ha visitado el salón barcelonés como venía siendo habitual en anteriores ediciones.
Más de un centenar de actividades lúdicas y deportivas atraen al Port Vell a un público familiar