La Vanguardia

El Salón Náutico gana atractivo como parque temático marítimo

- DAVID GUERRERO Barcelona

El Salón Náutico es un lugar en el que ver, mirar, tocar y, si se tercia, comprar una embarcació­n. Pero también es cada vez más un espacio lúdico en el que pasar el rato. La feria, que cierra sus puertas hoy a las siete de la tarde, cuenta con un centenar de actividade­s complement­arias al espacio expositivo para hacer más distendido el paso de las familias por el Port Vell.

En una pequeña piscina los niños y no tan niños pueden probar a hacer paddle surf sin olas, sobre el mar se pueden subir a una innovadora bicicleta que surca las olas o a un clásico de vela ligera... Para los que prefieren mirar, el programa incorpora como novedad una regata con distintas modalidade­s de piraguas.

El calor otoñal de ayer invitaba a disfrutar del sol y el mar. A primera hora de la mañana ya había cola para comprar entradas y al mediodía era difícil visitar alguna de las embarcacio­nes de entre 5 y 8 metros de eslora expuestas en el Moll de la Fusta, donde se encuentran las más económicas. En el Moll d’Espanya primaba la curiosidad y el interés por el alquiler puntual en lugar de la compra, una tendencia al alza en el sector que comporta un ahorro importante de costes.

La alta temperatur­a no impedía que hubiera gente probándose ropa impermeabl­e y chaquetas. Llamativos porcentaje­s de oferta captaban la atención tanto de visitantes locales como extranjero­s, especialme­nte franceses. “Aunque es un buen puente no hay tanto comprador nacional como otros años”, explica un comercial. Acto seguido empieza a analizar la actualidad política, que también se ha notado en el certamen. Pese al impás de estos días, ningún representa­nte del Gobierno ha visitado el salón barcelonés como venía siendo habitual en anteriores ediciones.

Más de un centenar de actividade­s lúdicas y deportivas atraen al Port Vell a un público familiar

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