Las emociones están a flor de piel
Los canales de EE.UU. pensaban que triunfarían los dramas militares y el público busca ternura
El creador de House, David Shore, está de vuelta con otra serie de médicos. Sobre el papel, el proyecto puede sonar como una especie de House 2.0. La historia está protagonizada por Shaun Murphy (Freddie Highmore), un cirujano que intenta abrirse camino en la profesión a pesar de ser autista y de que todo el mundo le descarte como un buen médico por tener unas habilidades sociales distintas. Podría ser un House que pone de los nervios a los pacientes aunque esta vez con diagnóstico. Pero es un drama humano que precisamente hace hincapié en la buena voluntad de Shaun, su capacidad de superación y los corazones que toca con cada caso que se encuentra. También es una de las sorpresas de la temporada en Estados Unidos con 11 millones de espectadores en su primer pase, alrededor de 19 millones al sumar el diferido y unos datos demográficos muy saludables, y se espera su estreno en el canal AXN el próximo 24 de octubre. Confirma una realidad: los americanos quieren dejar de lado la política y simplemente dejarse llevar por las emociones.
En los upfronts de mayo, cuando los canales en abierto de EE.UU. anunciaron sus novedades para la temporada 2017-2018 a los anunciantes, los medios especializados observaron una tendencia clara. Todos querían un drama militar en su parrilla para adaptarse a los tiempos de Donald Trump, entusiasmar al público republicano que habían dejado de lado por ficciones más progresistas, y aprovechar el patriotismo latente entre este sector de votantes. Así NBC pidió una primera temporada de The brave con Anne Heche (Men in trees )y sobre la lucha antiterrorista; CBS se
David Shore ha escrito la antítesis de ‘House’: un cirujano autista que conquista el corazón de los pacientes
hizo con SEAL Team con David Boreanaz (Bones), sobre operaciones especiales de la armada, y The CW quiso producir Valor, un thriller de pilotos del ejército. Si se le suma Kevin (probably) saves the world de ABC, sobre un hombre que tiene un enlace con Dios, en la televisión de EE.UU. ya tenían todo un frente militar y religioso con el que desembarcar y captar a los seguidores del ocupante del despacho oval. O eso creían.
Habían obviado de forma bastante descarada que la mayor sor-
presa de la temporada anterior había sido This is us, un drama 100% emocional, de los que intentan deshidratar al espectador con cada capítulo, un festival lacrimógeno entre el realismo y el espíritu más manipulador del creador Dan Fogelman. El drama cotidiano de la familia Pearson, que habla de obesidad, racismo, el duelo o la adopción con una óptica optimista, incluso consiguió colarse entre las candidatas de los premios Emmy aunque tuvo que conformarse con las estatuillas a mejor actor principal para Sterling K. Brown y mejor invitado para Gerald McRaney.
El arranque de la segunda, que en España emite el canal Fox Life, ha reunido a casi 13 millones de espectadores en directo y se espera que un total de 20 millones al sumar el diferido, y teniendo los mejores datos demográficos para anunciantes de cualquier serie dramática emitida en abierto (o sea, espectadores entre 18 y 49 años). Este espectador que aprecia las ficciones tiernas y reconfortantes, la feel-good TV ,es el que parece haber atraído The
good doctor, que se basa en un formato surcoreano. Y, contra todo pronóstico, este mismo espectador es el que quiere cuidar El joven
Sheldon , el spin-off de The big bang theory que emite Movistar+. La infancia de Sheldon, aquí interpretado por Iain Armitage (Big
little lies), resulta que no está tan pendiente de provocar risas como de tocar la fibra sensible con la historia de un chico que no acaba de adaptarse a su entorno en Texas y que tiene el apoyo incondicional de su madre, una fantástica Zoe Perry. Casi 18 millones de espectadores en directo y más de 22 millones en la audiencia acumulada demuestran que había expectación. Y, para consolidar esta tendencia encabezada por This is us, hay otra comedia tierna y optimista pendiente de llegar de EE.UU. Se trata de Me, Myself
and I, una comedia con John Larroquette sobre un hombre en tres momentos distintos de su vida: la infancia, la etapa posdivorcio y la jubilación. Lo de mezclar la vertiente emotiva y positiva con distintas tramas temporales recuerda a los Pearson, que alternan los setenta y los ochenta con el presente.
Sin embargo, la temporada 20172018 tiene muchos números para consolidar la tendencia y perder todavía más espectadores en favor del diferido y las plataformas de contenidos. Casi todas las veteranas están perdiendo espectadores, incluyendo éxitos como The Flash, Arma letal, todas las NCIS, Modern
family, El exorcista y un largo etcétera, y las novedades están peor. Nombres como Seth McFarlane
(Padre de familia) o Kyra Sedgwick (The Closer) no han servido para lanzar con éxito The Orville y Ten days in the valley, y marcas como
Marvel y Ley y Orden no han ayudado a Inhumans nia LyO:Truecrime.
Si quitamos los casos excepcionales como The good doctor y El joven
Sheldon, hay más posibilidades de que las series renueven la próxima temporada por cuestiones de ventas internacionales y de imagen que porque hayan sido éxitos incuestionables en su país de origen. Es el complicado panorama de la televisión en abierto.
‘El joven Sheldon’ no se obsesiona con provocar risas: es la historia de un niño con problemas de adaptación