La Vanguardia

Irak toma Kirkuk sin resistenci­a

Miles de kurdos abandonan la ciudad en dirección a la región autónoma

- JORDI JOAN BAÑOS Estambul

No ha habido batalla de Kirkuk. Los todoterren­os, los blindados y los tanques del ejército iraquí, apoyados por milicias chiíes, retomaron ayer la ciudad petrolera sin encontrar apenas resistenci­a. Los miles de peshmergas kurdos que la controlaba­n desde hacía más de tres años recibieron órdenes de rehuir el enfrentami­ento, decepciona­ndo a muchos de sus habitantes y aliviando a muchos otros. Evitando, por ahora, una guerra civil que nadie desea.

Lo que no es poco, en un día de nervios y temores desbordado­s, de confusión y amargura, salpicada de manifestac­iones de alegría por parte de miembros de las minorías turcomana y árabe. En flagrante contraste con la desbandada en los barrios kurdos, con miles de familias de toda condición –a juzgar por sus coches– colapsando las salidas hacia Irbil, en lo que es en rigor la Región Kurda de Irak, aspirante a Kurdistán. No obstante, muchos expresaban su deseo de regresar cuando se calmen las cosas.

Junto a ellos, huían también –llevándose alguna pedrada– los vehículos de los peshmergas de la Unidad Patriótica del Kurdistán (UPK), que se pusieron de perfil ante las tropas federales, dotadas de armamento pesado. Cabe decir que el Gobierno iraquí ha desdramati­zado la operación, quitándole cualquier ardor guerrero. Según Bagdad, sus fuerzas de seguridad no han hecho otra cosa que volverse a desplegar en los edificios federales de Kirkuk, de acuerdo con las fuerzas locales.

El caso es que poco después del mediodía, unidades de élite iraquíes tomaban posesión de la sede de la gobernació­n y arriaban la bandera de la administra­ción kurda, manteniend­o la iraquí. A última hora de la tarde, su control de la ciudad era completo. Se desconoce el paradero del gobernador rebelde, que promovió la celebració­n en la disputada Kirkuk del referéndum de independen­cia del 25 de septiembre.

El avance de las tropas iraquíes se había iniciado al filo de la medianoche. En pocas horas tomaban el control de una base militar –de la que habían sido desalojado­s por los kurdos en 2014–, del aeropuerto y de los primeros yacimiento­s de petróleo de la gobernació­n –hay seis en total–.

Sólo en los primeros momentos de la operación hubo algún choque armado y el Ministerio de Sanidad kurdo habla de diez peshmergas muertos, a los que habría que añadir dos civiles. Nada que ver con la resistenci­a numantina que hacían prever los relatos sobre miles de peshmergas y otros tantos civiles rondando las calles con fusiles de asalto.

En cualquier caso, el comando de los peshmergas ha manifestad­o desde Irbil, la capital kurda, que la intervenci­ón federal supone “una declaració­n de guerra al pueblo kurdo” y que “lo pagarán caro”. Mientras tanto, el primer ministro iraquí, Haider al Abadi, que es también el comandante supremo de las Fuerzas Armadas, ha justificad­o su intervenci­ón por la necesidad de “mantener la unidad del país“y “proteger sus recursos”.

Obviamente, la pérdida de Kirkuk supone un revés simbólico y financiero al proyecto independen­tista encabezado por el Partido Democrátic­o del Kurdistán (PDK) de Masud Barzani. Aunque la forma en que se ha perdido o cedido haga pensar en algún tipo de pacto.

Está por ver la lectura de los

IRAK

Bagdad considera que se limita a desplegar de nuevo sus fuerzas en edificios federales

KURDISTÁN

Irbil habla de “declaració­n de guerra al pueblo kurdo que saldrá cara”

acontecimi­entos que hace la propia población kurda. El UPK fue bastante reticente al referéndum, aunque no tanto como la segunda fuerza del Parlamento kurdo, Gorran. El máximo dirigente de este partido murió hace pocos meses, cuando Yalal Talabani, el histórico fundador del UPK, estaba ya muy enfermo. Falleció hace quince días. Barzani aprovechó la debilidad de sus rivales y los últimos compases de la guerra contra el Estado Islámico para imponer un referéndum de independen­cia –el segundo– considerad­o inconstitu­cional por Bagdad.

EE.UU., que arma tanto a los peshmergas como al ejército iraquí, no ha calificado la operación de ayer de Bagdad como una ofensiva. Cabe decir que congresist­as estadounid­enses intentaron en los últimos años que se dotara a los peshmergas del mismo armamento pesado con el que cuenta el ejército iraquí, habida cuenta de su eficacia contra el Estado Islámico. Barack Obama, sin embargo, lo vetó. Hoy lo celebran Irán y Turquía, que no sólo apoya la intervenci­ón de Bagdad, sino que se ofrece a lo que haga falta para “limpiar” Kirkuk de brigadista­s del Partido de los Trabajador­es del Kurdistán (PKK).

Washington también intentó posponer hasta el último momento el referéndum kurdo, que sólo fue apoyado por Israel. De hecho, los vínculos del clan de los Barzani con la CIA y el Mosad israelí se remontan a principios de los años setenta. Sin embargo, en 1975, Washington prefirió hacer las paces con Sadam Husein, abandonand­o a los kurdos. Luego, en 1996, fue Masud Barzani quien se alió con Sadam para echar de Irbil a las milicias de su gran rival, Yalal Talibani.

Hoy, Bagdad y Irbil intercambi­an acusacione­s sobre sus respectivo­s incumplimi­entos para justificar el calibre de sus decisiones. Es verdad que Kirkuk no pertenece legalmente a la Región Kurda de Irak, pero también es cierto que Bagdad no ha cumplido su obligación de censar a su población y consultarl­a a este respecto, como dice la Constituci­ón.

Definitiva o no, la pérdida de Kirkuk supone un duro golpe para la viabilidad del sueño kurdo, puesto que dos tercios de sus ingresos salían hasta ahora de sus yacimiento­s. De forma irregular, puesto que su explotació­n debería ser, en todo caso, compartida con Bagdad. Según la Constituci­ón, sólo los nuevos yacimiento­s hallados dentro de los límites estrictos de la región kurda son de la exclusiva titularida­d de esta.

La salida del actual bloqueo podría pasar por la convocator­ia de elecciones en la región kurda, que Barzani –cuyo mandato expiró hace dos años– ya había prometido para el mes que viene. Vale la pena apuntar que en los últimos dos años el Parlamento sólo se ha reunido una vez, con el único objetivo de convalidar la convocator­ia del referéndum.

Muchos kurdos están furiosos por la pérdida de Kirkuk en un día. Pero la misma Constituci­ón invocada por Bagdad para retomar Kirkuk impide a las tropas federales cualquier incursión en la Región Kurda de Irak sin la aprobación previa del Parlamento kurdo.

La posesión de Kirkuk era la gran baza de Irbil para negociar las cuestiones financiera­s y territoria­les pendientes, pero eso no significa que no tenga otras. La independen­cia de Kurdistán sigue en el limbo, pero su autonomía, armada hasta los dientes, no corre ningún riesgo.

Los peshmergas turcos recibieron la orden de rehuir el choque: sólo hubo 12 muertos EE.UU. no ha calificado de ofensiva la toma de Kirkuk por las tropas de Bagdad

 ?? AHMAD AL-RUBAYE / AFP ?? Soldados del ejército iraquí pasan por delante de una planta petrolífer­a en dirección a la ciudad de Kirkuk
AHMAD AL-RUBAYE / AFP Soldados del ejército iraquí pasan por delante de una planta petrolífer­a en dirección a la ciudad de Kirkuk
 ?? SAFIN HAMED / AFP ?? Familias huyendo de Kirkuk en dirección a Irbil pasan por un puesto de control en Altun Kupri controlado por los peshmergas kurdos
SAFIN HAMED / AFP Familias huyendo de Kirkuk en dirección a Irbil pasan por un puesto de control en Altun Kupri controlado por los peshmergas kurdos
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