Kurz espera al voto por correo sin aclarar qué socio de gobierno quiere
Tras el vuelco en Austria, el socialdemócrata Kern no descarta pactar con los ultras
Las elecciones en Austria, marcadas por un acusado giro a la derecha, pueden todavía deparar sorpresas en los resultados, y también en la composición de la futura coalición de gobierno. Aunque está claro que el Partido Popular Austriaco (ÖVP), liderado por Sebastian Kurz, ganó anteayer los comicios anticipados, a última hora del domingo los sondeos de la cadena pública ORF daban el segundo puesto al Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ) del canciller Christian Kern, con el 26,9% de los votos; y la tercera plaza al ultraderechista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), capitaneado por HeinzChristian Strache, con el 26%.
Sin embargo, los resultados oficiales –sin contar el voto por correo, que empezó a escrutarse ayer y podría no terminar de contarse hasta hoy– mostraron un cambio en el orden: la ultraderecha quedaba segunda, con el 27,1% de votos, y los socialdemócratas, terceros, con el 26,8%. Pero el recuento del voto por correo (unas 750.000 papeletas, el 12% del electorado) podría devolver el anhelado segundo puesto a los socialdemócratas.
La prensa austriaca se mostraba ayer cauta con la cuestión, aunque recordaba que los sondeos de la noche del domingo incluían estimaciones del voto por correo, lo cual podría confirmar la tesis de que la segunda plaza, aunque por estrecho margen, sea para el SPÖ. La proclamación oficial de resultados está prevista para el jueves.
“Esperaremos un par de días; luego veremos cómo quedan finalmente los resultados”, declaró el claro vencedor y actual ministro de Exteriores, Sebastian Kurz, a la cadena pública ORF, que le preguntó por sus planes para forjar coalición de gobierno. (Los sondeos del domingo daban al ÖVP el 31,6%, y los resultados oficiales sin voto por correo apenas varían: el 31,5%.) Kurz, que a sus 31 años se convertirá en el canciller más joven de la historia de Austria, no anunció sus preferencias, dijo que su intención era hablar con todos los partidos, y no descartó formar un gobierno en minoría, informa Efe.
Con todo, ante el vuelco a la derecha del electorado austriaco, todo parece indicar que se producirá lo que los analistas llevan semanas pronosticando: una coalición de gobierno de democristianos y ultradeviado rechistas. Pero aritméticamente serían también posibles otras dos combinaciones: una nueva coalición de democristianos y socialdemócratas (como la que ha gobernado desde el 2007, sólo que ahora el SPÖ sería socio menor), a pesar de que deberían superar la tirria mutua acumulada en estos diez años; o una de socialdemócratas con ultraderechistas, en teoría descartable por motivos ideológicos, pese a que gobiernan juntos a nivel regional, en Burgenland, desde el 2015.
Pero ayer por la mañana, un ali- Christian Kern, cuyo partido esperaba una debacle y se ha mantenido en niveles de votos similares a los de las elecciones del 2013 (véase gráfico), anunció que el SPÖ estaba abierto a negociaciones tanto con los conservadores como con los ultras. Kern, que en ese intento de mantenerse en el poder cuenta con el respaldo de los sindicatos y de secciones regionales del partido, tiene también el rechazo de una parte de los socialdemócratas a pactar a nivel federal con el FPÖ, un partido ultranacionalista, antiinmigración y eurófobo (aunque esto último lo ha disimulado bastante en campaña, ante el consolidado europeísmo de los austriacos). La principal voz discordante es la de Michael Häupl, alcalde de Viena. Sin la rotunda victoria socialdemócrata en la capital (tuvo el 35%), los resultados globales del SPÖ habrían sido mucho peores.
Si Kern y los suyos acaban convirtiéndose en el segundo partido más votado, puede resultar más comprometido para Kurz optar por el pacto con el FPÖ, pese a que no sería la primera vez que democristianos y ultraderechistas gobiernan juntos a nivel federal. Ya ocurrió entre el 2000 y el 2007, en la época del fallecido Jörg Haider, gobernador de Carintia. En ese land el FPÖ fue el domingo el partido más votado, con el 32,4% (véase mapa).
Con aquel primer gobierno, la UE se echó las manos a la cabeza, y algunos países europeos castigaron a Austria con sanciones diplomáticas. Esta vez, la UE está abrumada por varios problemas, y el FPÖ de Strache se ha normalizado en el escenario político de su país, por lo que no se espera una reacción así. Con todo, es significativa la carta de felicitación que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, envió ayer al ganador Kurz. En la misiva, Juncker le desea
DUELO POR LA SEGUNDA PLAZA Los sondeos dieron al SPÖ el segundo lugar, pero el escrutinio sitúa ahí a la ultraderecha
DECISIVO RECUENTO DEL CORREO Las 750.000 papeletas del voto por correo dirán si el segundo es el SPÖ o el FPÖ
POSIBLES ALIANZAS
Tres coaliciones viables, pero la más probable es la del ÖVP con la ultraderecha
SUTIL PRESIÓN ANTI-FPÖ Juncker desea a Kurz “éxito en la formación de un gobierno estable y proeuropeo”
“mucho éxito en la formación de un gobierno estable y proeuropeo”.
El voto por correo podría implicar también cambios para los partidos pequeños. Para tener representación, es preciso tener al menos el 4% de votos. Por ello, los sondeos del domingo expulsaron de la cámara a los Verdes (3,9%), y el escrutinio de las urnas se lo puso aún peor (3,4%) a los ecologistas, que tenían escaños desde hace 31 años. Pero los Verdes podían arañar en el correo algunas décimas decisivas. A su vez, la izquierdista Lista Pilz, una escisión de los verdes liderada por Peter Pilz, a la que los sondeos y el escrutinio daban el 4,1%, y por tanto la entrada en el Parlamento, corre el riesgo de sufrir alguna pérdida.
Quienes tienen garantizada la permanencia son los Neos (liberales) con el 5,1%. El Parlamento austriaco tiene 183 escaños. Paradójicamente, el presidente federal, a quien corresponde encargar la formación de gobierno al ganador de las elecciones, es el ecologista Alexander Van der Bellen.