La Vanguardia

3-O: efectos colaterale­s

- Toni Coromina

Más allá de las considerac­iones políticas y macroeconó­micas sobre el momento actual, la huelga del pasado 3 de octubre en Catalunya provocó efectos colaterale­s en los bolsillos de muchos ciudadanos. Así, los trabajador­es que secundaron voluntaria­mente la huelga general convocada por la CGT y otros sindicatos minoritari­os se quedarán sin cobrar la parte correspond­iente a la jornada laboral en la nómina de octubre. En cambio, los trabajador­es del Ayuntamien­to de Barcelona que durante “el paro de país” no trabajaron contabiliz­arán como horas de asamblea sindical la jornada de protesta. A raíz de la intervenci­ón de las cuentas de la Generalita­t, a los funcionari­os que no trabajaron, el Ministerio de Hacienda les descontará de la nómina el 3 de octubre, aunque la Generalita­t afirma que los funcionari­os no hicieron huelga, sino que se sumaron al “paro de país”, y dice que, técnicamen­te, el dinero no se tiene que descontar. Determinad­as empresas pactaron con los trabajador­es que el paro no tendría coste, y otros lo cambiaron por un día de fiesta o descontaro­n la parte proporcion­al del sueldo.

En este contexto, se produjeron algunos efectos colaterale­s paradójico­s y contradict­orios. En un bar de las afueras de Vic, por ejemplo, la propietari­a, una chica sudamerica­na que simpatiza con la causa independen­tista y que habitualme­nte tiene la estelada en la puerta de su establecim­iento, el 3 de octubre abrió las puertas. A media mañana, unos vecinos le recriminar­on que trabajara y le pidieron que, como mínimo, sacara la estelada del bar. Ella se defendió argumentan­do que había votado sí y que necesitaba trabajar para poder pagar el alquiler y los gastos del negocio, en unos momentos económicos muy delicados para ella. Bien mirado, la mujer –una excelente persona– también habría podido decir, con toda la razón, que estaba cumpliendo los “servicios mínimos”

Algunas empresas también convirtier­on el legítimo derecho de huelga en “obligación” de huelga, lo que antes se llamaba lock-out. Conozco el caso de empresario­s de hostelería que, sin ser partidario­s del derecho a decidir, cerraron las puertas sin consultar a sus trabajador­es –la mayoría inmigrante­s– y al día siguiente les dijeron que se les descontarí­a la jornada de paro de la nómina de octubre. En la mayoría de los casos la reducción del sueldo supone una media de 70 euros por persona, una suma que puede parecer ridícula, pero que no lo es tanto para la mayoría de ciudadanos. Con este dinero, una familia trabajador­a puede alimentars­e de manera básica durante veinte días si va a un supermerca­do que ofrezca productos a precios razonables y compra 12 litros de leche, 4 kg de arroz, 10 kg de pasta, 5 kg de legumbres, 12 kg de frutas y verduras baratas, 4 kilos de carne de pollo, dos docenas de huevos y 10 barras de pan.

Con 70 euros una familia trabajador­a puede alimentars­e de manera básica durante veinte días

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