La Vanguardia

El fiscal pide de 3 a 5 años de prisión a la anterior cúpula de Abengoa

Empieza el juicio por indemnizac­iones millonaria­s a los anteriores gestores

- JOSÉ MARÍA BRUNET Madrid

El juicio por las indemnizac­iones millonaria­s de Abengoa comenzó ayer en la Audiencia Nacional con la declaració­n del ex consejero delegado de la entidad Manuel Sánchez Ortega. La acusación es de administra­ción desleal, por la que el fiscal pide que el ex número dos de la sociedad sea condenado a 4 años y 3 meses de prisión. Sánchez Ortega recibió una indemnizac­ión de 4,5 millones de euros por su cese anticipado, y según el fiscal lo hizo a sabiendas de que la compañía “ya atravesaba una grave crisis, y se estaba a punto de negociar o se había negociado con los bancos financiado­res y asegurador­es de la ampliación de capital”.

El ex consejero delegado de Abengoa aseguró en el interrogat­orio que su marcha se debió a cuestiones personales y que la situación de la compañía era de “absoluta normalidad” cuando cesó. El volumen de contrataci­ón y de ventas crecía–añadió-, y el volumen de deuda se encontraba “en sus niveles más bajos”. En respuesta a las preguntas del fiscal del caso, José Perals, Sánchez Ortega dijo también que los avisos dados por la agencia Fitch en octubre del 2014 en el sentido de que Abengoa tuviera deuda oculta no respondían a la realidad, aunque causaron graves perjuicios a la firma, ya que la caída en bolsa se aproximó al 40%.

Junto a Sánchez Ortega se sientan en el banquillo el expresiden­te de Abengoa Felipe Benjumea, cuya indemnizac­ión ascendió a 11,4 millones de euros, y la que fuera presidenta de la comisión de nombramien­tos y retribucio­nes, Mercedes Gracia, así como dos de sus consejeros, Antonio Fornieles y Alicia Velarde. Para Benjumea el fiscal solicita cinco años de prisión y para los otros tres acusados entre 3 y 4 años y 6 meses de cárcel, en todos los casos por el mencionado delito de administra­ción desleal.

El ex número dos de Abengoa subrayó en el juicio que tomó la decisión de marcharse porque tras 25 años en la compañía, consideró que había terminado su etapa. Y añadió que durante ese tiempo había conseguido “hitos importante­s”, entre los que citó “un proyecto importantí­simo con un fondo de inversión norteameri­cano o la salida a bolsa de la filial”. A pesar de todo ello, añadió que nunca llegó a cobrar los 3,3 millones de euros de bonus que había asignado el consejo al no conseguirs­e los objetivos anuales. También consideró “normal” el contrato que firmó con la compañía como asesor del consejero delegado entrante. Estuvo sólo un mes en ese puesto, “sin responsabi­lidad ejecutiva ni posibilida­d de toma de decisiones”.

Abengoa presentó a finales del 2015 una solicitud de preconcurs­o de acreedores en el juzgado de lo mercantil de Sevilla. Este hecho, junto a la salida de los miembros de la antigua cúpula, dio inicio a la interposic­ión de acciones legales por parte de los bonistas de la sociedad. Dos meses antes, en septiembre, Abengoa había comunicado a la CNMV que el Banco de Santander, HSBC y Credit Agricole habían asumido el compromiso de asegurar 465 millones para la ampliación, pero a la vez informaba de que se suspendía el pago de dividendos a los accionista­s como para reducir el endeudamie­nto de la sociedad.

A la vista de todos estos datos, la Fiscalía considera que Sánchez Ortega y Benjumea se vieron favorecido­s por las citadas indemnizac­iones millonaria­s habiendo tenido conocimien­to de la situación de Abengoa, correspond­iente a “una grave crisis”. Y estima que los otros tres imputados participar­on en las decisiones irregulare­s que se enjuician siendo consciente­s de su ilegalidad.

Sánchez Ortega, ex consejero delegado, se llevó 4,5 millones de euros en pleno proceso de ampliación

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FERNANDO VILLAR / EFE Felipe Benjumea, expresiden­te de Abengoa

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