La UE da oxígeno a Londres
Los Veintisiete abren la reflexión sobre su futura relación con el Reino Unido
Europa aprieta, pero no ahoga. Después de semanas acusándose mutuamente de la preocupante deriva de las negociaciones sobre la salida del Reino Unido de la UE, los líderes de los Veintisiete dieron ayer oxígeno a su primera ministra, Theresa May, con la decisión de abrir el debate interno sobre qué relación futura quieren mantener a partir del 2019, cuando se consume el Brexit.
“Los rumores sobre el bloqueo de las conversaciones entre el Reino Unido y la UE han sido exagerados”, afirmó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que lanzó un mensaje optimista sobre las posibilidades de alcanzar un acuerdo con Londres. Que no se haya avanzado lo suficiente como para pasar ya a la segunda fase de la negociación, el futuro acuerdo de comercio y seguridad, “no significa que no se haya avanzado”, recalcó.
Pese a la dureza mostrada en las últimas semanas frente al Gobierno británico por su negativa a hablar claro sobre la factura que tendrán pendiente con el club, la UE optó por no asfixiar más a May. Su debilidad se debe más a motivos de política interna británica que a lo
que le digan los burócratas de Bruselas, se comentaba en los márgenes de la cumbre, pero no por eso hay que hacerle la vida más difícil de lo que ya es para la premier.
May intervino brevemente durante la cena de trabajo del jueves para presentar sus reflexiones y aspiraciones. Les pidió (“imploró”, según la prensa británica) algo que poder vender de vuelta a casa.
Los otros 27 líderes europeos la escucharon, tomaron nota, pero no contestaron. Tras desayunar con Tusk, la primera ministra británica volvió a Londres ayer por la mañana y los Veintisiete se sentaron a solas para deliberar.
El cambio de tono de la primera ministra británica en el discurso pronunciado en Florencia en septiembre dio a los gobiernos europeos,
entre ellos el español, el gesto que pedían para poder ayudarla. Los países beneficiarios de las deslocalizaciones anunciadas el último año por parte de grandes bancos y empresas del sector financiero son los que más se han resistido a esta señal, apuntan fuentes diplomáticas nacionales, que señalan indirectamente a Alemania y Francia. Pero tanto la canciller Angela Merkel como el presidente Emmanuel Macron indicaron el jueves su voluntad negociadora.
En apenas noventa segundos, los líderes aprobaron el borrador de conclusiones, que incluye algunos gestos de apertura hacia Londres. No, no hay avances suficientes para pasar a la segunda fase de la negociación y hablar ya de comercio pero sí hay progresos alentadores sobre los derechos de los más de cuatro millones de personas afectadas directamente por el
EL PREMIO
El cambio de tono de May en Florencia dio la excusa que algunos pedían para ayudarla
¿UN BREXIT DESCONTROLADO? El presidente francés resta credibilidad a las amenazas de Londres de irse sin acuerdo
Brexit (comunitarios en el Reino Unido, británicos en la UE) y hay “algunos avances” sobre la situación en Irlanda. Sobre dinero, en cambio, Londres “todavía no ha plasmado en un compromiso firme y concreto” cómo piensa “saldar” todas las obligaciones financieras contraídas durante los más de 40 años que lleva como miembro del club, lamentan los Veintisiete. No piden cerrar todos esos capítulos ya, pero sí que quede claro que hay margen para el acuerdo. La Unión ha pedido a su negociador, Michel Barnier, que continúe los trabajos para así poder pasar a la segunda fase de las negociaciones “lo antes posible”.
No hay una promesa de que será así en diciembre, como habría querido May, pero sí ganas y voluntad de que así sea. Entre tanto, los Veintisiete lanzarán “los debates internos preparatorios” sobre las condiciones que se aplicarán al posible periodo transitorio de dos años que desea Londres y el futuro acuerdo de comercio y seguridad común. “Queda mucho por hacer”, alertó Macron, que restó credibilidad a las amenazas veladas del Gobierno británico de irse con un portazo y sin pactar las condiciones de salida. May “no ha evocado ni una sola vez” la posibilidad de que no haya acuerdo, aseguró. Merkel, en cambio, se reafirmó en su tono conciliador. “No tengo ninguna duda de que todos estamos concentrados en conseguir un buen resultado”, dijo; “por mi parte, no hay ninguna indicación de que no vayamos a conseguirlo”.
Empezar a pensar en la relación
entre la Unión Europea y Londres a partir del 2019 o el 2021 conviene a las dos partes y permitirá ganar tiempo de cara a la negociación, en la que probablemente aflorarán más diferencias internas de las que se han visto hasta ahora, cuando de lo único de lo que se ha hablado es de la salida del Reino Unido del club. La formación de gobierno en Alemania es un trámite necesario para determinar la velocidad y el rumbo de las negociaciones. Seguridad, defensa, inmigración y política exterior son áreas en que Londres quiere seguir colaborando con Europa. Pero, a partir del 2019, de tú a tú, no como un socio más.
El comercio es uno de los terrenos en que la UE y el Reino Unido, además de colaborar, podrían encontrarse en abierta competencia entre sí. Ante la perspectiva del Brexit y del vacío que los Estados Unidos de Donald Trump están dejando en la escena mundial, Bruselas ha propuesto a los gobiernos acelerar la negociación de acuerdos de libre comercio con el resto del mundo. La estrategia ha chocado con los recelos de la Francia de Macron.
Uno de los más ambiciosos aunque a menudo infravalorados es el que se pretende firmar con los países del Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), que como ayer recordó el presidente de la Comisión Europea, JeanClaude Juncker, “sería el acuerdo comercial más importante en términos de volumen”. Un valor ocho veces mayor que el sellado con Canadá o cuatro veces el que se está a punto de cerrar con Japón, recalcó ayer. Para España “es una prioridad”, destacó por su parte el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que recordó también las conversaciones para modernizar el existente con México.
Macron sacó el tema durante la cena del jueves para plantear si la Comisión Europea no estaría precipitándose en su política comercial, a la vista de la oposición social. “Es necesaria una política equilibrada entre la apertura y la protección para recuperar la confianza en los acuerdos comerciales”, argumentó ayer ante la prensa internacional. El aviso de Macron fue escuchado pero no compartido. Los (todavía) Veintiocho decidieron no entorpecer el trabajo de la Comisión. “Haremos todo lo posible para terminar las negociaciones con el Mercosur antes de final de año”, garantizó Juncker al término de la cumbre. “Velaremos por que haya una buena reciprocidad, como desea el presidente francés”, añadió el jefe del Ejecutivo comunitario, que ostenta en exclusiva la competencia de negociar acuerdos comerciales internacionales en nombre de la UE.