LA PROSTITUTA MÁS QUERIDA
Más que un cementerio, es una suma de ellos. Está el católico, el judío, el musulmán, el parsi y el protestante, que es el más interesante de visitar. Contiene tumbas desde 1841 de todo tipo de tamaño y condición. En su paseo, uno puede hallar desde mausoleos victorianos hasta simples lápidas que señalan que allí yace un tipo que murió durante una pelea en una taberna. La imaginación fluye enseguida al leer los epitafios, que revelan las duras condiciones de vida que regían en Hong Kong. El hecho de que los dos monumentos más grandes y las inscripciones más agradecidas correspondan a dos médicos lo dice todo. Como también lo sugiere el epitafio del policia que murió víctima del ataque de un tigre o la tumba de la primera mujer occidental que pisó este territorio, la misionera estadounidense Henrietta Shuck, que murió de agotamiento sirviendo a la comunidad. Pero un paseo de este tipo también tiene enigmas. Entre tumbas de civiles y militares, ortodoxos rusos y sintoístas japoneses destaca, un pequeño monumento a una mujer nipona llamada Kiya Karayuki, con la firma de 58 mujeres. No hay más, sin embargo, dada la época, los historiadores han llegado a la conclusión de que era una prostituta muy querida o era la encargada del burdel. Un ejemplo de que en este cementerio cabían todos, sin distinción de clase social.