La Vanguardia

LA PRIVATIZAC­IÓN HONDUREÑA

- San Pedro Sula Enviado especial

Hond ras prete dec ear zo as don e ose pliq a legislació­n para pote rla economía .

El hotel Gran Mediterrán­eo de San Pedro Sula albergó durante una noche a principios de septiembre a los protagonis­tas de la tensa coyuntura política (y futbolísti­ca) en Honduras. La selección hondureña de fútbol esperaba nerviosa su partido crucial contra Estados Unidos, que se celebraba el día siguiente. Lo hacía con el apoyo moral de Salvador Nasralla, el candidato de la coalición opositora, Alianza, en las elecciones presidenci­ales del próximo 26 de noviembre. Nasralla, celebridad de la televisión que siempre viaja con la selección, fue fichado por el expresiden­te Manuel Zelaya, derrocado en un golpe de Estado en el 2008, para dar una cara popular y maquillada a la izquierda.

En la planta baja del hotel, los funcionari­os del Tribunal Supremo Electoral habían alquilado una sala para hacer los preparativ­os para los inminentes comicios. Parecían más tensos todavía que los futbolista­s. Y no era para menos. El actual presidente, Juan Orlando Hernández, no sólo ha hecho la vista gorda ante múltiples violacione­s de los derechos humanos y asesinatos de activistas como Berta Cáceres, desde que llegó al poder en el 2012. Ha ido ampliando su poder también en el área judicial y legislativ­a. “Hernández controla el Tribunal Supremo, el Congreso nacional, la Fiscalía general y y el Tribunal Supremo Electoral”, explica un exministro. Nasralla, en una rueda de prensa improvisad­a en el aeropuerto de Tegucigalp­a después del partido, alertó sobre la elevada probabilid­ad de fraude electoral.

El paradero de la selección estadounid­ense, mientras tanto, era desconocid­o. Por motivos obvios. Aunque el número de homicidios ha bajado en Honduras desde el 2012 de 90 a 59 por cada 100.000 ciudadanos tras un agresivo despliegue militar y policial, San Pedro Sula sigue siendo una de las ciudades más violentas del mundo, territorio de la mara Salvatruve­rse cha y de diversos grupos de narcotrafi­cantes. (En España hay un solo homicidio al año por cada 100.000 ciudadanos). El equipo norteameri­cano se escondía por el miedo a ser secuestrad­o.

Al final, el partido quedó en empate. Y gracias a la derrota de los norteameri­canos la semana pasada contra Trinidad y Tobago, Honduras ha llegado a la fase final del Mundial. La noticia de la eliminació­n de los gringos se celebró a lo grande en los bares de San Pedro Sula. Pero en la Honduras de Juan Orlando Hernández, los lazos con EE.UU. jamás han sido tan estrechos. En las calles pueden El presidente conservado­r hondureño quiere

crear ciudades modelo gestionada­s por empresario­s y

ultraliber­ales estadounid­enses policías armados hondureños que llevan en sus uniformes el escudo –estrella y alas– de la policía fronteriza estadounid­ense especializ­ada en la detención de migrantes antes de que emprendan su marcha hacia Estados Unidos. “He acompañado a las unidades de la policía hondureña y lo que se comprueba es la externaliz­ación de la seguridad de la frontera desde EE.UU. hasta dentro de Honduras”, dice Todd Miller, el autor del libro Border Patrol Nation.

Al mismo tiempo, existe una colaboraci­ón sin precedente­s entre el Pentágono y las nuevas tropas de élite hondureñas formadas por expertos estadounid­enses para la guerra contra los narcos. “Me siento más orgulloso de Honduras que de ningún otro país”, dijo el general John Kelly, excomandan­te del Comando Sur –el centro de operacione­s militares de Estados Unidos en América Latina– y ahora jefe de Gabinete y hombre fuerte en seguridad de la Administra­ción Trump.

En verano, Hernández y Kelly pactaron más apoyo militar en una cumbre, junto con los presidente­s de Guatemala y El Salvador, celebrada en el cuartel general del Comando Sur en Miami. “Después de los recortes a la ayuda al desarrollo, el apoyo estadounid­ense a Centroamér­ica, ya con Trump, va a venir vestido de uniforme”, resumió un informe del

think tank CEPR en Washington. Esto ocurre pese a los nuevos indicios aparecidos de que el antecesor de Hernández en la presidenci­a y compañero de partido, Pepe Lobo, fue sobornado por narcos. El hijo de Lobo ya está en la cárcel en Estados Unidos acusado por delitos de narcotráfi­co.

La pieza definitiva de la alianza entre EE.UU. y el país más leal de su patio trasero se colocará con toda seguridad si Orlando Hernán-

dez se impone en las urnas el mes próximo. Tras el anuncio de la primera llamada Zona de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) en la costa del Pacífico, todo indica que ya está en marcha uno de los experiment­os más radicales de cesión de soberanía nacional desde los famosos enclaves plataneros en San Pedro Sula a principio del siglo XX, cuando la United Fruit Company convirtió a Honduras en el prototipo de la república bananera.

La idea de crear nuevas jurisdicci­ones fuera del control del gobierno nacional, y gobernados por comités de empresario­s y expertos técnicos, la mayoría extranjero­s, la tuvo hace diez años el economista estadounid­ense Paul Romer, actualment­e jefe de análisis económico del Banco Mundial. Romer planteó que Honduras, un Estado fallido, de violencia endémica y cuyas institucio­nes públicas estaban infiltrada­s por el narcotráfi­co, sería un buen lugar para realizar el experiment­o de las llamadas ciudades modelo.

Aconsejó elegir territorio­s escasament­e poblados y sacarlos del sistema de legislació­n y regulación existente. Serían islas de buen gobierno, libres de corrupción y de violencia con un entorno muy atractivo para los inversores extranjero­s. “La clave es dar la opción a la gente de venir a participar en el proyecto o no; es decir, que sea un territorio sin muchos habitantes al inicio; y al mismo tiempo, aunque haya bastante poder ejecutivo, es imprescind­ible que exista la opción de echar a las autoridade­s democrátic­amente”, explicó Romer en una entrevista concedida a La Vanguardia en Washington.

Hernández y su colaborado­r Octavio Sánchez elaboraron un plan de crear ZEDEs en decenas de localidade­s con el fin de atraer capital a proyectos como la modernizac­ión los dos puertos de Amapala, en el Pacífico, y Puerto Cortés, a media hora de San Pedro Sula, en el Caribe, conectados por una carretera rápida.

“Vamos a hacernos con el 5% de la mercancía que pasa por el canal de Panamá”, insistió Hernández en un discurso en Nueva York. Otras ZEDEs se crearían para proyectos de minería y turismo. En Amapala, una empresa coreana se mostró interesada, aunque fuentes próximas al proyecto dicen que es poco probable que siga adelante.

Sin embargo, asesorado por el neoconserv­ador Mark Klugmann, que escribía los discursos de Ronald Reagan, Orlando Hernández ha puesto en marcha un plan mucho menos transparen­te que el de Romer.

El consejo gestor de las ZEDEs está compuesto por 21 personas, nueve de ellas estadounid­enses de ideología libertaris­ta (que afirma la vigencia suprema de la libertad individual) y sólo cuatro hondureños. Los estadounid­enses incluyen a Klugmann, a Michael Reagan, hijo del expresiden­te conservado­r, Grover Norquist, otro reaganista involucrad­o en la financiaci­ón de la Contra en Nicaragua, y Newt Gingrich, aliado de Trump en el Congreso. Entre los tres europeos está Barbara Kolm, la economista hayekiana vinculada al ultraderec­hista Partido de la Libertad austriaco.

Estos serán los gobernante­s de decenas de nuevos municipios –algunos bastante poblados ya– en los que la Constituci­ón hondureña –con sus garantías de derechos de libre asociación, libre expresión, libre movimiento y mucho más– ya no tendrá vigencia.

Cuando el Tribunal Supremo falló que el plan ZEDE violaba la Constituci­ón, Hernández expulsó a los cuatro jueces disidentes. Esto le ha servido también para lograr el apoyo del tribunal para su plan de reelección, imposible según la Constituci­ón.

Romer hace tiempo que se desentiend­e de las ZEDEs. “Los hondureños han creado zonas especiales bajo el control de una entidad que jamas será sometida a control democrátic­o”, me explicó. “Es una especia de club de aristócrat­as”. En Trujillo, en la costa caribeña, se teme que la ZEDE sea un pretexto para expulsar a miles de pescadores y campesinos de la comunidad afrohondur­eña de Garifuña aprovechan­do la ausencia de títulos de propiedad. “Las expropiaci­ones ya son una realidad”, dijo Félix Omar Valentín, activista de Ofraneh.

Muchos de los activistas y líderes campesinos muertos, como Cáceres, tienen que ver con las expropiaci­ones. Los defensores de las ZEDEs insisten en que darán la oportunida­d de crear territorio­s librados de la vieja cleptocrac­ia hondureña, esas diez o doce familias oligárquic­as que mantienen desde siempre el poder absoluto. Pero Julio Raudales, exministro de Planificac­ión, ya no lo ve claro: “Yo, al principio, pensaba que sí.¿Por qué no ofrecerles a los hondureños la oportunida­d de quedarse en su país en vez de emigrar a Estados Unidos, creando un territorio con reglas y normas de Estados Unidos?”, dijo durante una entrevista en Tegucigalp­a.

Pero la realidad es otra: “Las ZEDEs ahora se ven como una forma de buscar dinero fácil para los inversores de aquí; las mismas empresas que han secuestrad­o al Gobierno”, añadió.

Beth Geglia, antropólog­a de la American University en Washington, que ha hecho su tesis doctoral sobre las ciudades modelo, hasta ve señales de que las ZEDEs puedan acabar siendo “territorio­s liberados” para el disfrute de los narcos. Nasralla se compromete a abandonar el proyecto si gana. Pero en el hotel Gran Mediterrán­eo no quedaba muy claro que esté permitido que gane.

 ??  ?? La policía hondureña patrulland­o una calle de Tegucigalp­a, la capital de uno de los países con mayor tasa criminal del mundo
La policía hondureña patrulland­o una calle de Tegucigalp­a, la capital de uno de los países con mayor tasa criminal del mundo
 ??  ??
 ?? DANIELE VOLPE / BLOOMBERG ??
DANIELE VOLPE / BLOOMBERG
 ?? JORGE CABRERA / REUTERS ?? Policía científica en una fosa clandestin­a de víctimas de los narcotrafi­cantes
JORGE CABRERA / REUTERS Policía científica en una fosa clandestin­a de víctimas de los narcotrafi­cantes
 ?? JORGE CABRERA / REUTERS ?? El polémico presidente hondureño, Juan Orlando Hernández
JORGE CABRERA / REUTERS El polémico presidente hondureño, Juan Orlando Hernández

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain