La Vanguardia

Trump se plantea publicar ahora los secretos del asesinato de Kennedy

El jefe de la CIA intenta desesperad­amente frenar la iniciativa del presidente

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

¿Qué falta por saber del asesinato de John F. Kennedy? Las teorías de la conspiraci­ón que sostienen que el 35º presidente de Estados Unidos fue víctima de un complot organizado desde la propia administra­ción volverán a alimentars­e tanto si, como anunció ayer el actual presidente, Donald Trump, se publican los informes secretos sobre el magnicidio de Dallas, como si se mantienen ocultos.

El tuit sabatino de Trump volvió a generar expectativ­as. El presidente escribió ayer que, “pendiente de recibir más informació­n, permitiré como presidente que se abran los largos y bloqueados archivos de JFK”. La premisa se refiere a las presiones que está recibiendo el propio Trump de las agencias federales y los servicios de inteligenc­ia, que consideran nada convenient­e hacer públicos los documentos.

Se trata de miles de documentos y millones de páginas que, de acuerdo con una ley de 1992 referente a los registros recopilado­s sobre el asesinato de Kennedy, debían mantenerse en secreto durante 25 años. Esta ley se promulgó a raíz de la película JFK, del realizado Oliver Stone, que disparó las teorías conspirati­vas. La intención era contrarres­tar las versiones sobre un complot. Pero han pasado los 25 años y el jueves se cumple el plazo para desclasifi­car los informes, aunque el presidente Trump tiene la potestad de prorrogar de nuevo la prohibició­n de hacerlos públicos.

Así que si se da a conocer el contenido de los documentos, habrá especialis­tas en la teoría de la conspiraci­ón dispuestos a buscar datos que confirmen su tesis, pero si finalmente Trump se echa atrás y mantiene los papeles en secreto, los mismos autores lo interpreta­Trump rán como la necesidad de los servicios de inteligenc­ia de ocultar su presunta implicació­n en el magnicidio. Las teorías conspirati­vas, verdaderas o falsas, siempre tienen un enorme atractivo comercial.

En los días previos al tuit de Trump, un funcionari­o del Consejo de Seguridad Nacional declaró al Washington Post que las agencias gubernamen­tales estaban instando al presidente a no revelar al menos algunos de los documentos. Pero Roger Stone, un colaborado­r muy cercano del presidente, informó a un especialis­ta entregado a la teoría de la conspiraci­ón, Alex Jones, que estaban convencien­do a de publicar todos los documentos. Stone también reveló que el director de la CIA, Mike Pompeo, también hombre de la máxima confianza de Trump, “ha estado presionand­o al presidente furiosamen­te para que no publique estos documentos”.

De hecho, en los últimos años , el servicio de Archivos Nacionales ya ha publicado la mayor parte de los documentos relacionad­os con el asesinato de Kennedy. Queda una mínima parte que, según algunos expertos, de hacerlos públicos no aportarían grandes novedades sobre el magnicidio, pero revelarían actuacione­s inconfesab­les, además de informació­n sobre los métodos y las relaciones establecid­as por los servicios de inteligenc­ia.

LA LEGISLACIÓ­N

El jueves termina el plazo de 25 años para desclasifi­car los últimos documentos

LO QUE FALTA POR SABER

Los expertos prevén aclarar los contactos de Oswald en México con espías rusos y cubanos

Philip Shenon, autor de un libro sobre la Comisión Warren –la que certificó que el asesinato de Kennedy fue obra de Lee Harvey Oswald y que éste actuó por su cuenta–, y Larry J. Sabato, profesor de la Universida­d de Virginia, sostienen que los documentos que ahora Trump se plantea hacer públicos aclararán un “capítulo misterioso en la historia del asesinato: un viaje de seis días que el asesino de JFK, Lee Harvey Oswald, hizo a Ciudad de México varias semanas antes del asesinato, durante el cual Oswald se reunió con espías cubanos y soviéticos ante los que, según el FBI, se declaró simpatizan­te de la causa comunista y reveló su plan para matar a Kennedy”.

Es posible que la mala relación de Trump con los servicios de inteligenc­ia desde que es presidente influya en su decisión. Además, Trump siempre ha simpatizad­o con la teoría de la conspiraci­ón y durante la campaña electoral llegó a acusar al padre de su contrincan­te Ted Cruz, Rafael, nacido en Cuba de padres canarios, de haberse relacionad­o con Oswald en vísperas del magnicidio.

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JIM ALTGENS / AP El presidente Kennedy saludando desde el coche momentos antes del magnicidio, el 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas

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