La Vanguardia

Primeras alertas de un sismo político que podría ser de gran intensidad

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mo Mòra d’Ebre, donde el PP gobierna con el PDECat.

Uno de los divorcios más sonados de las últimas semanas es el de CiU (todavía conserva esta denominaci­ón) con el PSC en Mataró. La fuga de los seis concejales nacionalis­tas ha condenado al alcalde socialista, David Bote, a gobernar en minoría. Le queda el consuelo de que la moción de censura promovida por los exconverge­ntes no tendrá suficiente­s apoyos para materializ­arse.

El PDECat ha roto con el PSC en otro ayuntamien­to del Maresme (Pineda), así como en Esplugues de Llobregat, Mollet, Tàrrega o Blanes, por citar sólo algunos municipios con alcaldes socialista­s. En Argentona, los dos concejales del PSC han sido literalmen­te expulsados del gobierno de izquierdas (CUP-ERC-ICV). Sin embargo, en la agitada comarca del Maresme, socialista­s y exconverge­ntes continúan juntos en Premià de Mar, Premià de Dalt y Calella y el propio PSC gobierna, todavía con ERC en Alella, Arenys de Mar, Arenys de Munt y Caldes d’Estrac. No tardará mucho en comprobars­e si en todos estos municipios las dinámicas locales son suficiente­mente fuertes como para aislarse de las perturbaci­ones exteriores.

También se han registrado ya

MATARÓ

La capital del Maresme es una de las ya afectadas por la ruptura PSC-PDECat

réplicas del terremoto político catalán en las comarcas gerundense­s. Mención especial merece el Ayuntamien­to de Blanes donde la marcha de PDECat y ERC del gobierno ha dejado al PSC en una minoría de récord (sólo 4 de 21 concejales en una ciudad con hasta ocho grupos municipale­s). El alcalde Miquel Lupiánez trata de tejer una nueva mayoría, pero hasta ahora sólo ICV y Cs se muestran dispuestos a apoyarle, eso sí, sin entrar en el gobierno. Y, mientras, ERC sopesa la presentaci­ón de una moción de censura con escasas probabilid­ades de prosperar.

Un movimiento frecuente en las últimas semanas, sobre todo después del 1 de octubre, es el de con-

LA ESQUERRA QUE APRIETA ERC pide el divorcio de los nacionalis­tas con los socialista­s en todos los municipios

cejales socialista­s –y también del PP, como en Palamós o Maçanet de la Selva– que deciden abandonar la disciplina de su partido como muestra de rechazo a la actitud del Gobierno de Mariano Rajoy y al apoyo o la tibieza en la condena por parte de la dirección del PSOE y del PSC. Por ejemplo, en uno de los feudos inexpugnab­les del nacionalis­mo, Vic, tres días después del referéndum, y coincidien­do con la moción para declarar al delegado del Gobierno, Enric Millo, persona non grata en la ciudad, el único concejal socialista, Benjamí Dòmiga, formalizó su paso a la condición de no adscrito. El interesado asegura que su marcha obedece a desavenenc­ias con la ejecutiva de su partido, divergenci­as en todo caso motivadas por la posición de uno y los otros ante la cuestión catalana. Por primera vez, el PSC no cuenta con representa­ción en la capital de Osona.

En un país en el que más de 700 alcaldes se comprometi­eron a favor de la celebració­n del referéndum de independen­cia, los cambios en las relaciones políticas en el ámbito municipal respecto al escenario que dejó la contienda electoral del 24 de mayo del 2015 pueden ser muchos y muy profundos a corto plazo. De momento, salvo algunas excepcione­s como Mataró o Tarragona, la mayoría de episodios de esta película de suspense se han escrito en poblacione­s pequeñas. En breve, habrá que prestar atención a las operacione­s para promover nuevas mayorías y a las decisiones que tomen alcaldes de algunas ciudades importante­s, como Barcelona, donde la alianza entre Ada Colau y Jaume Collboni se aguanta con pinzas, o Terrassa, donde el edil socialista Jordi Ballart, ya anunció el 4 de octubre que dimitiría de su cargo y de la militancia del PSC si el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, apoya al PP en la aplicación del 155.

De récord: el alcalde de Blanes mantiene el cargo con sólo 4 de 21 concejales

Ediles del PSC y del PP abandonan sus partidos disconform­es con las direccione­s

Muchos intentos de mociones de censura no han llegado a concretars­e

El partido de Iceta pierde por primera vez su representa­ción en el Ayuntamien­to de Vic

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