Primavera Club, sonda musical
El concierto de los anglo-franceses DBFC fue el más celebrado en la sala grande de Apolo
Ayer por la mañana se sumó al Primavera Club el Centre Cultural Albareda que acogió al dúo Cor Blanc, presentando sus diáfanas canciones entre el dream pop yla mesita de noche que les han valido un contrato con el sello barcelonés Luup, que ya descubrió a PAVVLA. También el dúo Camila Fuchs liderado por la mexicana Camila de Laborde con un sonido electrónico de contrastes, planeador y abstracto, disonante y evanescente, y una voz de la escuela Björk sobrevolando la penumbra y unas proyecciones de marcado carácter expresionista.
Desde su inicio en 2006 el festival ha tenido un guadianesco recorrido. En la actual edición retorna a Madrid y pre-estrena La [2], que deja de ser la hermana pequeña de Apolo para convertirse en un equipamiento que rivaliza con la mítica sala del piso superior. Y, si bien aún faltan acabados, lo más importante, el escenario, funcionó a pleno rendimiento ya desde los primeros compases, marcados por el abracadabrante free-rock del grupo británico Sex Swing con un sonido en el que destacan los graznidos del saxo Colin Webster y la voz cavernosa de Dan Chandler.
Al principio fue un poco laberíntico encontrar los nuevos accesos que conectan con la sala principal donde temprano oficiaron Starcrawler, novísimo cuarteto angelino de glam-punk en el que destaca la vocalista Arrow de Wilde –con un andrógino, anoréxico y ensangrentado look que le daba aspecto de recién salida del frenopático– y del que se oirá hablar cuando publiquen su primer álbum producido por Ryan Adams. Tras ellos los también estadounidenses Gold Connections no pasaron del correcto rock de guitarras, yendo de los momentos de tensión a otros más calmados y campestres, con un pie aún en el college y otro mostrando sus influencias al versionar a Grateful Dead.
Por su parte el trío femenino londinense Girl Ray se presentó en formación de cuarteto para demostrar que realmente sus canciones tienen influencias de Belle and Sebastian pero a diferencia del elaborado sonido de los escoceses el suyo aún está un poco verde en directo, sin llegar a alcanzar la eficacia que las canciones desprenden en el reciente álbum Earl grey que les ha editado Moshi Moshi.
La mejor bofetada rock de la primera noche la propinó el supergrupo Flat Worms -integrado por músicos procedentes de Thee Oh Sees, Ty Segall y Kevin Morbyque llegaron desde Los Angeles para presentar su debut homónimo en formato de trio liderado por el guitarrista y cantante Will Ivy. Su post-punk, turgente, disonante y saturado, deja sin embargo resquicios para la melodía en una tormenta sónica de alto voltaje decibélico.
En el apartado dance destacaron en la primera jornada del Primavera Club el dúo anglo-francés DBFC convertido en trío para la presentación de su álbum de debut Jenks, más cerca del sonido mancuniano que del french-touch, combinando bases electrónicas y formato rock de bajo y guitarra con una eficacia instrumental pareja a la de los imaginativos ritmos pregrabados. Su pase fue el más celebrado de la sala grande. Con algo menos de público no andó a la zaga el productor y dj italiano Cristiano Crisci que vino con la banda al completo para presentar su proyecto de tribal-house Clap! Clap!, siempre secundado por sendos percusionistas y un bajo que le ayudaron a potenciar en grado sumo la parte más física de su último disco A thousand skies, muy influenciado por la música sudafricana. No se puede decir lo mismo de PAULi., alias artístico del británico Pauli Lovejoy, percusionista y productor que defraudó con su one man show de bases pregrabadas entre el pop, hip-hop, R&B y la electrónica. La sección nacional estuvo bien cubierta por el grupo Medalla que presentaba en sociedad Emblema y poder, su debut para El Segell del Primavera, con un elaborado sonido guitarrero que se basa tanto en las filigranas de los punteos como en unas atmósferas y estribillos que por momentos retrotraen a cierto siniestrismo.
De Starcrawler se oirá hablar cuando publiquen su primer álbum producido por Ryan Adams