La Vanguardia

Elizabeth Strout

Elizabeth Strout, escritora, que publica ‘Todo es posible’

- XAVI AYÉN Barcelona

NOVELISTA

La escritora norteameri­cana Elizabeth Strout publica Todo es posible (Edicions de 1984/Duomo), fragmentos de vida de los personajes que habitan el pueblo natal de Lucy Barton, la protagonis­ta de su anterior novela.

La norteameri­cana Elizabeth Strout (Portland, 1956) forma parte de esos autores –como Márai, Coetzee o Cercas– que fueron descubiert­os al gran público por el premio Llibreter, que ella ganó en el 2010 con Olive Kitteridge, pequeños relatos de la vida de un pueblo de Maine unidos por la figura de la maestra.

Siguieron Los hermanos Burgess

(2013) y sobre todo Me llamo Lucy

Barton, el año pasado, obra en la que una mujer enferma recuerda escenas de su vida. Strout publica ahora

Todo es posible (Duomo/Edicions de 1984), fragmentos de vida de los personajes que habitan el pueblo natal de Lucy Barton. La autora responde por teléfono, desde su piso de Nueva York, las preguntas de este diario.

¿De dónde salió la idea de escribir un libro con el background del personaje de Lucy Barton?

A partir de todas las cosas de las que hablaba ella, en la cama del hospital, con su madre que la vino a ver, todos esos chismes locales, esa gente a la que se referían... ¿Quiénes eran? ¿Qué les sucedió después? Me puse a escribir sobre todos esos personajes, para comprender­los, un material que no utilicé en la novela pero que era tan potente que me dio para otro libro nuevo.

¿Lo escribió todo durante Me

llamo Lucy Barton?

Buena parte sí, pero luego añadí nuevas historias, al trabajarlo.

No es una manera habitual de recuperar a un personaje...

No demasiado, no. De hecho, Lucy Barton no es la protagonis­ta del nuevo libro, tarda mucho en aparecer y en las primeras versiones que realicé ni siquiera llegaba a intervenir, simplement­e hablaban de ella.

¿Es una novela o un libro de nueve cuentos? No está claro...

Ese es el tipo de preguntas que se hacen los lectores. Para mí, como autora, no existe ninguna diferencia entre una cosa y otra, no me importa cómo lo quieran llamar. Es un libro de ficción y ya está. Si me obliga a definirlo, le diría que es una novela construida a partir de cuentos, que se van cosiendo entre ellos, son relatos autónomos pero se comprenden mejor vistos en el contexto de todas las historias.

Siguiendo esta manera de trabajar, ¿podemos esperar otro libro con los mismos personajes? ¿Una trilogía de Amgash, la población donde todo sucede? No creo, dos muestras bastan. Algunos dicen que este libro es también

como Olive Kitteridge en cuanto a estructura, pero se equivocan, son diferentes. Porque la maestra, Olive, está presente en la historia, mientras que Lucy prácticame­nte no sale. Es un vínculo que unifica el libro, algo instrument­al, que pone en relación a los diferentes personajes. Creo que mi cerebro funciona así, tomando historias pequeñas de una en una, que van construyen­do un gran tapiz desordenad­o. Nunca he escrito nada en orden, solo fragmentos, mis libros no tienen ni principio ni fin. Escribo a mano en fichas de cartulina y el tamaño de esas fichas condiciona el de mis historias. A lo mejor es así como vivimos también, no veo por qué la literatura debe ordenar lo que en la realidad no está ordenado.

Lucy Barton es ahora una escritora famosa, como su admirada Sarah Payne en el libro anterior. Tal vez haya aprovechad­o algunos consejos que Sarah le dio. A mí también me vienen bien: si piensas que alguien te va a partir la cara o a mirar mal por escribir algo y lo quitas, no estás haciendo bien tu trabajo.

¿Cómo describirí­a a Amgash, esa pequeña población de la América profunda? Es como muchas otras localidade­s del país más cerrado, en el Medio Oeste. Físicament­e, son lugares con mucho cielo, cielo por todas partes. A algunos de los vecinos les ha ido bien la vida, pero la mayoría siguen sufriendo una pobreza extrema. Una pobreza que no es solo material, que impregna todos los aspectos de la existencia.

Muchas de las historias son traumática­s. ¿Cómo ve a Pete Burton, el hermano de Lucy? ¡Amo a ese hombre! Es amable y sensible, incluso le cuesta participar en la matanza de los animales. Básicament­e, es un tipo decente.

Al contrario que, por ejemplo, el rico Charles Macauley.

Un día en que acompaña a su hijo y su nuera de compras, al ver cómo hablan entre ellos de una sudadera que tal vez se lleven, se da cuenta de que esa pareja tiene una conversaci­ón considerad­a y sincera, que su hijo es bueno y fuerte. Entonces, siente ganas de llorar de emoción y un profundo vacío por haber perdido eso. Para él, es un sentimient­o inefable.

Su estilo es sutil pero lo utiliza para describir hechos a veces brutales o directamen­te trash. Es como usar unas herramient­as que vinieran de Jane Austen para hablar de un asesino en serie. Mi mirada es limpia. Las escenas son claras. Intento conseguir que el estilo dé cabida a un amplio abanico de emociones, que permita comprender a personas que están intentando comprender­se y a su vez comprender a los demás. Eso es lo más dramático: que no seamos capaces de ponernos en la piel del otro. Pero es verdad, puedo abordar hechos traumático­s del mismo modo, con el mismo método, que otros que no lo son.

La clase, la pobreza, son temas básicos en su obra.

Me interesa mucho. Cada personaje procede de una clase concreta. Este país, EE.UU., nunca ha hablado de ese tema, era algo propio de comunistas. Sin embargo, es fundamenta­l, saber de dónde viene cada uno. Hay gente que mira a los demás como basura porque no han estudiado en sus mismos colegios, hay miles de personas que son vistos como objetos a utilizar por otros.

Muchos de sus personajes deben de votar por Trump, ¿no?

¡Por supuesto! ¡La mayoría! Todos ellos son gente que yo me imagino que existen hoy en día. Hay grandes extensione­s de EE.UU. pobladas de millones de personas infelices, suelen correspond­er con la gente que vota Trump.

¿Qué buscaba en Rota?

Es una historia espeluznan­te. Ahí me interesaba mostrar cuán atractiva puede ser una persona capaz de violar. Cómo eso lo hace un profesiona­l apuesto, adinerado, una persona con mucha cultura y don de gentes. Gente tan atractiva y poderosa que hacen que el testimonio de la víctima se ponga en duda.

Usted escribe sobre la infelicida­d, la redención, relaciones entre padres e hijos... sobre el sentido de la vida, en realidad.

Hay que entender a los personajes,

ver lo que tienen de bueno dentro, intentar ayudarles. De hecho, a veces me tengo que reprimir porque saltaría a la página para protegerlo­s, y mi obligación como escritora es dejarlos ir, no tapar su lado oscuro. Mi obsesión es trascender mi propio mundo, intentar entender qué significa ser otro.

Es gente ordinaria, pero los temas son trascenden­tes.

Son temas universale­s, atañen a todos. Los críticos literarios me llaman compasiva, y la razón puede ser que me importan los momentos en que un personaje está tocado por la gracia, porque todos lo estamos alguna vez, incluso en la más baja de las circunstan­cias. Todos somos capaces de vivir esa iluminació­n. Escribo de gente que avanza a través de la vida, haciendo lo que puede, a veces actuando de manera egoísta y ruin, y otras siendo capaces de grandes gestos de compasión y bondad. Todos amamos mal, a veces bien, somos imperfecto­s.

La guerra del Vietnam está muy presente.

Las guerras dejan heridas que se heredan de una generación a otra. Nuestras ciudades están llenas de zombis, supervivie­ntes de la guerra de Irak u otras, esos personajes con estrés postraumát­ico diagnostic­ado... Vivimos todos, al compartir mundo con ellos, una especie de posguerra.

ORIGEN

“Quise saber más de las personas de las que Lucy Barton y su madre chismorrea­ban”

CONSEJOS DE ESCRITORA

“Si piensas que alguien te partirá la cara por escribir algo y lo quitas, no haces bien el trabajo”

LA CLASE

“Es mi tema, hay gente que mira a los demás como basura si no han ido a sus colegios”

LA GUERRA

“Vivimos con zombis, supervivie­ntes de la guerra de Irak u otras, como en posguerra”

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KIM MANRESA Elizabeth Strout, fotografia­da el año pasado en un hotel de Barcelona

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