Tedros Adhanom
DIRECTOR GENERAL DE LA OMS
Flaco favor le ha hecho a la Organización Mundial de la Salud su flamante director. La decisión de elegir al presidente de Zimbabue, Mugabe, como embajador de buena voluntad fue tan criticada que ha tenido que rectificar.
Más de uno miró el calendario por si se trataba de una broma pesada del día de los inocentes. La semana pasada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sorprendió al nombrar embajador de buena voluntad al presidente de Zimbabue, Robert Mugabe. Durante la designación en una cumbre sobre enfermedades crónicas en Uruguay, el director general de la OMS, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, incluso enjabonó al dictador africano al felicitarle por liderar un país “que coloca la cobertura universal de salud y la promoción de la salud en el centro de sus políticas para brindar atención médica a todos”.
La realidad es que el sistema sanitario zimbabuense está colapsado y sólo hace falta visitar un hospital público del país para ver pacientes tumbados en los pasillos, enfermerías desabastecidas y un personal sanitario desmotivado porque no cobra su salario desde hace meses. Mugabe es además un tirano racista, contra los blancos y quienes no son de su etnia, un represor sangriento ante la disidencia y poseedor de una fortuna amasada en 37 años en el poder como presidente o primer ministro. Aunque es idolatrado por algunos zimbabuenses por su papel en la independencia de los británicos, su gestión al frente del país, con expropiaciones forzadas de granjeros blancos, derivó en una crisis económica el 2008 que arruinó las arcas estatales y provocó la huida de miles de ciudadanos a Sudáfrica. No parece el perfil ideal para un embajador modélico de buena voluntad.
De hecho, el torrente de críticas a la OMS fue de tal magnitud que, tan sólo tres días después, el organismo dio marcha atrás y revocó la decisión. En un comunicado, Tedros anunció ayer que después de haber reflexionado y escuchado “cuidadosamente a todos aquellos que han expresado su preocupación” y tras consultar al gobierno zimbabuense, había decidido anular el nombramiento.
Desde Zimbabue, se explicó el paso atrás de la OMS como un nuevo capítulo del odio colonial hacia el liberador Mugabe. Psychology Maziwisa, miembro del Parlamento y del partido gobernante Zanu-PF, afeó la revocación de su jefe: “Una decisión muy decepcionante, pero no totalmente inesperada, dada la bien conocida posición de los donantes respecto a Zimbabue”. Maziwisa lanzó otra advertencia a navegantes: “Podéis derrotarle diplomáticamente, pero nunca le derrotaréis en las urnas. Zimbabue nunca será una colonia otra vez”.
Los gobiernos de Reino Unido, Canadá o Estados Unidos fueron algunos de los principales donantes occidentales en criticar la designación de Mugabe como embajador de buena voluntad para la lucha contra las enfermedades no contagiosas, como el cáncer o la diabetes. Para el Ejecutivo estadounidense, la presencia del dictador en un rol representativo contradecía “los ideales de las Naciones Unidas de respeto a los derechos humanos y a la dignidad humana”.
Varias organizaciones de la salud y de los derechos humanos también se echaron las manos a la cabeza. El director ejecutivo de Human Rights Watch, Kenneth Roth, criticó la corrupción rampante en el país, “que ha devastado los servicios de salud”, y recordó que el propio mandatario, de 93 años de edad, viaja asiduamente al extranjero para tratarse sus problemas de salud. Sólo en lo que llevamos de 2017, ha recibido atención sanitaria en tres ocasiones en Singapur y sus altos funcionarios se desplazan continuamente a los mejores hospitales de Sudáfrica cuando precisan tratamiento médico. Para Roth, “considerar a Mugabe como un ejemplo de contribución positiva al cuidado de la salud es absolutamente absurdo”.
Para la OMS, cuya reputación quedó muy tocada tras el desastre de gestión en la crisis del ébola en Guinea, Liberia y Sierra Leona, que mató a más de 11.000 personas, el incidente de Mugabe supone otro contratiempo para su imagen. Además, las coincidencias no ayudan. Cuando Tedros, antiguo ministro de Salud y Exteriores en Etiopía, anunció su candidatura a responsable de la OMS, su principal avalador fue la Unión Africana. En aquella época, el presidente de ese organismo africano era Mugabe.
La OMS anula tras las críticas la elección del presidente de Zimbabue como embajador de buena voluntad
El sistema sanitario del país está colapsado y Mugabe se trata a menudo en el extranjero