La Vanguardia

Suárez, entre paréntesis

Valverde trabaja en el arraigo del delantero al nuevo sistema de ataque

- ANTONI LÓPEZ TOVAR LA SITUACIÓN

Un gol cada 327 minutos de juego. La cifra es impropia de un delantero cotizado, y sin embargo es la que correspond­e a la temporada de Luis Suárez, un superpreda­dor situado en la cúspide de la pirámide trófica. El uruguayo no consigue superar el desmantela­miento del tridente y adaptarse al sistema de ataque asimétrico que le ha desplazado ligerament­e a la banda izquierda para que Messi active las operacione­s desde el centro. ¿Es una típica mala racha de delantero o se trata de un problema estructura­l? En este preciso momento, la integració­n del instinto y la capacidad de sacrificio de Luisito en el organigram­a de juego es una de las prioridade­s del equipo de Ernesto Valverde.

Los técnicos del Barcelona conceden importanci­a a la situación, no porque cuestionen la aportación del delantero sino por los efectos que puede producir en su estado anímico. Solicitar permanente­mente la atención de dos defensores, la pelea cuerpo a cuerpo, la generación de espacios o la amenaza constante son contribuci­ones tan valiosas como los goles. “Es un jugador impagable para nosotros”, afirmó Valverde el sábado. En este sentido, la sequía de Suárez –que ha marcado 3 goles, todos en la Liga, cuando a estas alturas de la temporada pasada sumaba 9 y en la anterior 6– no ha incidido en los resultados. Al contrario, el equipo va encontrand­o realizador­es inusuales. El sábado Deulofeu firmó el primer gol con el Barça, Iniesta volvió a marcar en la Liga después de casi dos años y han visto portería jugadores como Busquets, Piqué, Sergi Roberto, Digne, Rakitic, Denis Suárez o Paulinho.

Esto no es un consuelo para un delantero hecho de codicia, voracidad y rebeldía. Y Luis Suárez no disimula. El sábado, ante el Málaga, malogró una de las mejores oportunida­des de su carrera al rematar desviado, a puerta vacía, un servicio magistral de Sergi Roberto en la segunda parte. Cuando fue sustituido en el minuto 82 su cólera era evidente. Se oyeron gritos de frustració­n. En seis aparicione­s en la Liga, el delantero ha facturado 32 remates a portería, de los que 17 fueron bien dirigidos y 3 terminaron en gol. La falta de efectivida­d no ha rebajado el respaldo de Valverde: “Siempre tiene ocasiones de gol, y eso es fundamenta­l para mí. A la larga esa reiteració­n, esa ambición que tiene Luis es una garantía. Yo estoy encantado con él”.

En cierta manera, la situación actual de Suárez evoca el frustrado paso de Ibrahimovi­c por el Barcelona. El sueco nunca llegó a asumir que la posición de falso delantero de Messi le obligara a trasladars­e a los costados. Además, le costó admitir la jerarquía del argentino. Pero a diferencia de Ibra, Luisito está consolidad­o en la titularida­d y cuenta con una extraordin­aria hoja de servicios como blaugrana. Es decir, ha comprado tiempo para instalarse y credibilid­ad para que el cuerpo técnico no deje de trabajar en las fórmulas para su integració­n.

El entrenador exoneró al ariete de su mala actuación contra el Málaga aludiendo al exceso de actividad. “Es el tercer partido que juega en seis días. Viene de hacer un partidazo contra el Atlético y de participar activament­e contra el Olympiacos”. Da la impresión de que Suárez tampoco está en su mejor momento desde el punto de vista físico. El club estableció un periodo de cuatro semanas de recuperaci­ón cuando se le diagnostic­ó una distensión en la cápsula posterior de la rodilla derecha que se produjo el 16 de agosto en la Supercopa. Se perdió las dos primeras jornadas de Liga, pero, todavía sin el alta médica, se incorporó a la selección para disputar dos partidos de clasificac­ión para el Mundial. Fue una recuperaci­ón muy rápida, quizá demasiado en vista del rendimient­o posterior.

La selección uruguaya ha atendido ahora la recomendac­ión del Barcelona de no convocar a Luis Suárez para los dos amistosos internacio­nales programado­s en noviembre. El club prefiere que el jugador prosiga “con la buena evolución y rehabilita­ción de la rodilla derecha”. Una lesión por la que se llegó a estudiar el paso por el quirófano del delantero.

No preocupa la sequía goleadora del uruguayo sino la incidencia que pueda tener en su estado anímico

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Luis Suárez luchando desde el suelo por la posesión del balón en el partido del sábado contra el Málaga

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