La Vanguardia

Martín Iriondo

NEONATOLOG­ÍA H. SANT JOAN DE DÉU

- ANA MACPHERSON Barcelona

Para diseñar la nueva UCI de neonatos de Sant Joan de Déu, los profesiona­les realizan simulacion­es de situacione­s complejas con que se enfrentan. Quieren resolver anticipada­mente problemas de espacio que se puedan presentar.

Una bebé de tres días y 3 kilos de peso está en la UCI de neonatos. Fallan el corazón y los pulmones y suenan pitidos de alarma. ¡Se va!

Dos médicas y tres enfermeras rodean el cuerpecito y empiezan a preparar medicación para ampliar los vasos sanguíneos, le ponen un tubo para asegurar que le llegue aire a los pulmones e inician un masaje cardiaco. Palas. Todos fuera de la cuna.Disparo. Entra la responsabl­e del aparato de ecocardiog­rafía para ver un corazón con movimiento­s insuficien­tes para la vida. Ya están avisados los cirujanos que entran de verde para colocar unas cánulas en su minúsculas yugular y carótida del lado derecho. A través de ellas circulará la sangre fuera del cuerpo con ayuda de una máquina. La máquina de extracorpó­rea, la ECMO, sustituirá su corazón y pulmones provisiona­lmente, hasta que resuelvan de otra manera el problema de origen.

Es una simulación. La niña es un muñeco con sus venas y arterias de mentira en el cuello y sangre de la que se usa en las películas. Pero le pinchan de verdad, le rescatan de verdad, introducen cánulas de verdad. Se tensan todos como si fuera de verdad. Las paredes son de cartón pero la escena está sacada de la realidad cotidiana en los intensivos de neonatos y los que participan en el ensayo son quienes lo viven a diario.

En esa habitación simulada se desarrolla una coreografí­a de cinco, diez, doce profesiona­les, depende del momento, Cada uno con su tarea que debe engarzarse armónicame­nte con la de los otros profesiona­les presentes, miembros de diferentes equipos del hospital. Y en medio, probableme­nte también esté la madre de la niña, a la que alguien, normalment­e un residente, irá explicando qué ocurre constantem­ente. O quizá haya que llevarla a otro lugar y atender su angustia.

Es una de las muchas simulacion­es que durante varias horas realizan diferentes equipos para diseñar la nueva unidad de cuidados intensivos de neonatos que tendrá el hospital infantil de Sant Joan de Déu. Con ellas se pretende establecer, de entrada, el espacio mínimo que van a necesitar para manejarse correctame­nte. “Es importante establecer ese espacio mínimo necesario para la actividad real, con funcionali­dad, seguridad y exposición a problemas complejos”, explica Josep Quintilla, responsabl­e del programa de simulación en el hospital infantil el 80% de su jornada. “El otro 20% lo dedico al turno de urgencias”.

La simulación es ahora una herramient­a básica en el hospital para diseñar espacios, para organizar los protocolos, para enseñar a resolver un parto... Siguen el modelo de Boston, cuyos ingenieros y médicos participan en esta coreografí­a. Aunque también parece un ensayo de fútbol, con todos sus jugadores moviéndose en una sincroniza­ción absoluta, cada pase, cada tempo, una comunicaci­ón segura.

“Pero tal como estamos situados, me quedo atrapada por los cables de la ECMO”, apunta la cirujana al parar el ensayo para revisar los problemas que surgen. “Y yo casi no puedo volverme a pedir una determinad­a medicación”, explica la pediatra. Tiempo muerto. Reflexión colectiva. Cambian los aparatos de sitio. Organizan la acción a la inversa. Sí, están mucho más ágiles de este modo. “Pero la cama de los padres está claro que ha de ser abatible, para poder recogerla en una situación así”, aclaran por mayoría.

“Queremos una UCI donde los padres que así puedan tengan una cama y un espacio donde estar con intimidad con sus hijos recién nacidos, que pasan a veces meses en la UCI. Para ellos no sólo tendremos espacio e intimidad, también una manera de participar en los cuidados mucho más activa”, explica el responsabl­e de Neonatos, Martín Iriondo. “Pero también debe ser una UCI para quienes no pueden quedarse aquí 24 horas durante semanas, que no tenemos los permisos del norte de Europa”.

Un cirujano mira espantado a los compañeros de la UCI de cartón “¿De veras la madre va a estar dentro mientras coloco las cánulas?”. Pues en Boston lo hacen, asegura un médico de allí. Y los de neonatos asienten. Si el familiar puede contenerse, sí. “Antes echábamos a los padres y pasaban un tiempo de enorme angustia en una sala de espera. No es lo mismo si ves qué estamos haciendo a tu hijo y alguien te explica cada paso”, asegura Iriondo.

Después de dos horas de recuperar al muñeco hay que repasar fallos y proponer soluciones. De ese trabajo saldrá un modelo totalmente adaptado a los equipos reales. “Para que cuando te veas en esa situación nada te distraiga, todo esté en su sitio y todo el mundo sepa cómo ha de actuar”.

En el 2018 esperan empezar las obras: 2.000 metros de alta tecnología para medio centenar de pequeñitos. “Hoy atendemos en la UCI a unos 450 neonatos”.

Los padres tendrán cama para acompañar y participar en los cuidados intensivos de sus hijos

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ANA JIMÉNEZ Diez médicos y enfermeras ensayan entre paredes de cartón el rescate de un bebé

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