Martín Iriondo
NEONATOLOGÍA H. SANT JOAN DE DÉU
Para diseñar la nueva UCI de neonatos de Sant Joan de Déu, los profesionales realizan simulaciones de situaciones complejas con que se enfrentan. Quieren resolver anticipadamente problemas de espacio que se puedan presentar.
Una bebé de tres días y 3 kilos de peso está en la UCI de neonatos. Fallan el corazón y los pulmones y suenan pitidos de alarma. ¡Se va!
Dos médicas y tres enfermeras rodean el cuerpecito y empiezan a preparar medicación para ampliar los vasos sanguíneos, le ponen un tubo para asegurar que le llegue aire a los pulmones e inician un masaje cardiaco. Palas. Todos fuera de la cuna.Disparo. Entra la responsable del aparato de ecocardiografía para ver un corazón con movimientos insuficientes para la vida. Ya están avisados los cirujanos que entran de verde para colocar unas cánulas en su minúsculas yugular y carótida del lado derecho. A través de ellas circulará la sangre fuera del cuerpo con ayuda de una máquina. La máquina de extracorpórea, la ECMO, sustituirá su corazón y pulmones provisionalmente, hasta que resuelvan de otra manera el problema de origen.
Es una simulación. La niña es un muñeco con sus venas y arterias de mentira en el cuello y sangre de la que se usa en las películas. Pero le pinchan de verdad, le rescatan de verdad, introducen cánulas de verdad. Se tensan todos como si fuera de verdad. Las paredes son de cartón pero la escena está sacada de la realidad cotidiana en los intensivos de neonatos y los que participan en el ensayo son quienes lo viven a diario.
En esa habitación simulada se desarrolla una coreografía de cinco, diez, doce profesionales, depende del momento, Cada uno con su tarea que debe engarzarse armónicamente con la de los otros profesionales presentes, miembros de diferentes equipos del hospital. Y en medio, probablemente también esté la madre de la niña, a la que alguien, normalmente un residente, irá explicando qué ocurre constantemente. O quizá haya que llevarla a otro lugar y atender su angustia.
Es una de las muchas simulaciones que durante varias horas realizan diferentes equipos para diseñar la nueva unidad de cuidados intensivos de neonatos que tendrá el hospital infantil de Sant Joan de Déu. Con ellas se pretende establecer, de entrada, el espacio mínimo que van a necesitar para manejarse correctamente. “Es importante establecer ese espacio mínimo necesario para la actividad real, con funcionalidad, seguridad y exposición a problemas complejos”, explica Josep Quintilla, responsable del programa de simulación en el hospital infantil el 80% de su jornada. “El otro 20% lo dedico al turno de urgencias”.
La simulación es ahora una herramienta básica en el hospital para diseñar espacios, para organizar los protocolos, para enseñar a resolver un parto... Siguen el modelo de Boston, cuyos ingenieros y médicos participan en esta coreografía. Aunque también parece un ensayo de fútbol, con todos sus jugadores moviéndose en una sincronización absoluta, cada pase, cada tempo, una comunicación segura.
“Pero tal como estamos situados, me quedo atrapada por los cables de la ECMO”, apunta la cirujana al parar el ensayo para revisar los problemas que surgen. “Y yo casi no puedo volverme a pedir una determinada medicación”, explica la pediatra. Tiempo muerto. Reflexión colectiva. Cambian los aparatos de sitio. Organizan la acción a la inversa. Sí, están mucho más ágiles de este modo. “Pero la cama de los padres está claro que ha de ser abatible, para poder recogerla en una situación así”, aclaran por mayoría.
“Queremos una UCI donde los padres que así puedan tengan una cama y un espacio donde estar con intimidad con sus hijos recién nacidos, que pasan a veces meses en la UCI. Para ellos no sólo tendremos espacio e intimidad, también una manera de participar en los cuidados mucho más activa”, explica el responsable de Neonatos, Martín Iriondo. “Pero también debe ser una UCI para quienes no pueden quedarse aquí 24 horas durante semanas, que no tenemos los permisos del norte de Europa”.
Un cirujano mira espantado a los compañeros de la UCI de cartón “¿De veras la madre va a estar dentro mientras coloco las cánulas?”. Pues en Boston lo hacen, asegura un médico de allí. Y los de neonatos asienten. Si el familiar puede contenerse, sí. “Antes echábamos a los padres y pasaban un tiempo de enorme angustia en una sala de espera. No es lo mismo si ves qué estamos haciendo a tu hijo y alguien te explica cada paso”, asegura Iriondo.
Después de dos horas de recuperar al muñeco hay que repasar fallos y proponer soluciones. De ese trabajo saldrá un modelo totalmente adaptado a los equipos reales. “Para que cuando te veas en esa situación nada te distraiga, todo esté en su sitio y todo el mundo sepa cómo ha de actuar”.
En el 2018 esperan empezar las obras: 2.000 metros de alta tecnología para medio centenar de pequeñitos. “Hoy atendemos en la UCI a unos 450 neonatos”.
Los padres tendrán cama para acompañar y participar en los cuidados intensivos de sus hijos