Sant Martí ‘reestrenará’ la rambla Guipúscoa
Un tramo central de este paseo peatonal se cierra hoy y hasta el martes para reparar los desperfectos que provocan los árboles
La rambla Guipúscoa, una de las señas de identidad del distrito de Sant Martí, que enlaza la calle Aragó con la calle Pi i Margall, es el cordón umbilical que une Barcelona con Sant Adrià de Besòs. Tanto en el lateral de mar como en el de montaña hay un carril bici protegido con balizas de caucho y dos carriles para los vehículos de motor. El paseo central arbolado de la arteria, sin embargo, es peatonal y está a punto de anunciar su enésimo reestreno.
El bulevar tiene dos tramos muy diferentes. Entre Bac de Roda y la calle Extremadura, junto al lugar donde estaba la cruz de término de la parroquia de Sant Martí de Provençals, el paseo está asfaltado y casi a la misma altura que la calzada. Sin embargo, entre Bac de Roda y la calle Bilbao está ligeramente elevado. Esta zona tiene una pérgola diseñada por el arquitecto Alfons Soldevila, muros de ladrillos e islas de césped y áreas de juegos infantiles inexistentes en la otra, de diseño mucho más espartano.
Tanto el primer como el segundo tramo se han sometido a numerosos maquillajes desde febrero de 1998, cuando la rambla Guipúscoa (que antes era la calle Guipúscoa) comenzó a llamarse oficialmente así. Los muretes de ladrillo que se habían combado y agrietado ya han sido reparados, aunque quedan obras pendientes frente al número 21. En la parte asfaltada, las raíces de los árboles también han obligado al Ayuntamiento a rehabilitar infinidad de trechos. “Esto es la historia interminable”, dicen en la Verneda, el barrio donde todo ocurre y donde abundan las personas mayores.
Repavimentados recientes, como el de Guipúscoa con Fluvià, ya vuelven a mostrar señales de deterioro. Brigadas de trabajadores han comenzado esta semana a remover alcorques dañados para fijar mejor sus anclajes en una de las pocas áreas que aún no habían sido arregladas. A partir de hoy y hasta el día 31 la zona comprendida entre las calles Cantàbria y Puigcerdà quedará cerrada al público “para realizar obras de mejora en el pavimento”. Se trata de un punto que merece una especial atención, dicen los comerciantes y los vecinos, porque está muy próximo a un centro de día y residencia geriátrica asistida.
En las aceras de los laterales hay ejemplares de plátanos (Platanus hispanica) que se plantaron hace muchos más años y que no han levantado la acera. Tampoco lo ha hecho la espectacular palmera canaria (Phoenix canariensis) de la rambla Guipúscoa, esquina Bac de Roda, uno de los nueve ejemplares del distrito que aparecen en la guía municipal de árboles de interés local. Sin embargo, las raíces de las tipuanas (Tipuana tipu) y de los alisos (Alnus glutinosa) del paseo central crean ondulaciones debido al deficiente pavimentado original. Parecen las venas de la calle. El problema no es ni de lejos como el de Can Peguera, en Nou Barris, donde raíces en busca de humedad han llegado a irrumpir en lavabos de estas casas baratas.
La Verneda tiene la singularidad de ser el único vecindario de Barcelona donde se cruzan dos ramblas, la de Guipúscoa y la de Prim. Ambas son deudoras de las movilizaciones populares y la abnegación de vecinos como Josep M. Gil, “torturado por la Brigada Social en 1976”. Así lo explica la Línia de la Verneda, un monumento de Francesc Torres, con textos que recuerdan hechos recientes y el pasado más remoto del barrio, que se llama así por los bosques que antaño tuvo de alisos (o verns, en catalán).
Las raíces de las tipuanas y de los alisos (o ‘verns’, que dan nombre a la Verneda) dañan el pavimento