El Barça se impone al Athletic (0-2)
El Barça se impone en San Mamés a pesar de una segunda parte de angustia
Siempre hay una primera vez, y en estos días estamos viendo cosas que nunca pensamos que pudieran llegar a ocurrir… como un triunfo de un equipo de Ernesto Valverde en San Mamés. En su sexta visita como entrenador adversario, después de cuatro derrotas y un empate, el Txingurri abatió al Athletic a los mandos de un Barça con demasiadas caras. Contemplativo al comienzo, eléctrico cuando Messi decidió entrar en acción y excesivamente pobre y resignado en una segunda parte de completo dominio local y estulticia blaugrana. La inspiración de Ter Stegen fue tanto o más determinante que los goles de Messi en el primer acto y Paulinho en el tiempo añadido.
El Athletic, que prefirió concentrarse en el centro del campo, no mordió tan arriba como cuando estaba a las órdenes de Valverde. Para el Barça el técnico extremeño planificó ayer un desarrollo eminentemente práctico, con dos medios centro (Busquets y Paulinho) y André Gomes y Rakitic en los interiores (por primera vez no agotó el cupo de cambios). Un plan especial para intentar el asalto a un estadio especial, adornado esta vez con algunas estelades como único testimonio del momento sociopolítico. No le resultó un trabajo sencillo al Barcelona tomarle el pulso al partido ante la intensidad en la contención del adversario y la rapidez de sus despliegues.
De hecho, no fue Messi el protagonista de la primera fase, sino Ter Stegen. En la primera gran amenaza local, Umtiti acertó al interceptar con el cuerpo y un brazo completamente pegado un remate de Lekue que iba en dirección a gol. Seguidamente, el portero alemán desbarató un clásico testarazo de Aduriz y le ganó un mano a mano al veterano delantero de Aurrelaria. Fue una intervención antológica tanto porque evitó el gol que ya cantaba la catedral como por el hecho de que significó un punto de inflexión.
Era el minuto 19, el Barça le vio el colmillo al león, y Messi se propuso liderar la reacción. Ideó una solución mágica tirando una pared con Luis Suárez, penetrando entre un enjambre de defensores y driblando a Arrizabalaga. Cuando la obra de arte parecía completada, Leo, con escaso ángulo, definió rematando a la base del palo izquierdo del portero. La madera repelía por décima vez en lo que va de temporada un intento de gol del argentino. Parece increíble.
Cuando al juego se le había diagnosticado un trastorno grave, en una fase de ida y vuelta con peligro latente pero sin oportunidades destacables, Ter Stegen inició una jugada que el Barcelona, a través de múltiples combinaciones, avanzó de derecha a izquierda hasta que llevó el balón a los pies de Messi en la zona de tres cuartos. Se desprendió de un adversario, cambió el ritmo, combinó al primer toque con Paulinho y abrió a la línea de fondo para Alba. Este centró raso atrás, y Messi culminó con un disparo seco. Es el cuarto gol del argentino en la Liga originado en un servicio del lateral izquierdo.
Mediante otra acción eléctrica en el interior del área, Messi dejó manufacturado un gol para Paulinho. El chut del brasileño impactó en la escuadra, lo cual fue un desenlace determinante, porque el partido, en lugar de quedar visto para sentencia, llegó con vida a la segunda parte, y el Athletic tiró de raza y ambición para someter territorialmente al Barcelona. Aun-
Varias intervenciones de Ter Stegen en respuesta a remates de Aduriz evitaron los goles locales
Messi adelantó al Barcelona con un gran gol y condujo el contragolpe que finiquitó el duelo
que con más corazón que cabeza, fue un asedio constante sobre un equipo blaugrana desconcertado y conservador, que vivió encajando con resignación incisiones que no llegaron a ser mortales porque, una vez más, Ter Stegen actuó como salvador al repeler sobre la línea de gol un remate de Aduriz en un córner. O porque otro testarazo de Raúl García finalizó en el larguero. Fue un acoso por tierra, mar y aire.
Muestra de la estupefacción y el miedo que secuestraron al Barça en todo el segundo acto fue la tarjeta amarilla que recibió Umtiti en el minuto 81 por demorarse a la hora de poner la pelota en juego. Lo que se dice perder tiempo. El francés jugó con fuego cuando simuló un aplauso al árbitro por esta decisión.
El gol de Paulinho en el tiempo añadido es casi anecdótico. Después de una larga conducción en solitario por la perpendicular, Messi decidió regalarle la diana a Luis Suárez, pero el uruguayo sigue en el bache, y su remate fue rechazado por el portero. El brasileño sentenció a placer un partido que deja más dudas que certidumbres sobre el potencial blaugrana.