Los socialistas franceses venden su sede en París y despiden personal
Hace poco apareció el siguiente anuncio en la sección inmobiliaria del diario económico francés Les Echos: “En venta inmueble excepcional, utilizable como vivienda y despacho de una superficie de 3.389 metros cuadrados. Operadores e inversores interesados dirijánse a...”. Para formalizar la candidatura, los interesados eran requeridos a remitir, antes del 6 de noviembre, “la confirmación de un banco de primer rango establecido en Francia de la disposición, inmediata y sin condiciones, de cinco millones de euros”. Precio de venta estimado: entre 50 y 60 millones de euros.
Se trata de la sede del Partido Socialista francés, sita en la rue Solferino del distrito VII de París, uno de los más caros de la capital.
Tras sus repetidas debacles electorales, el partido vende sus bienes, entre ellos el inmueble que compró en 1986 por 53 millones de francos (ocho millones de euros) y que ha sido su sede durante treinta años.
Esta semana se ha anunciado, además, un expediente de regulación de empleo para sus empleados: 67 de los casi cien de la rue Solferino serán despedidos con una indemnización de 5.000 euros del partido, más lo que estipule la ley.
Estos expedientes de regulación y ventas son una metáfora de la suerte del partido hace poco gobernante, cuya voz apenas se escucha en su disminuido grupo parlamentario de la Asamblea Nacional. Muchos de sus dirigentes se vendieron al jupiter macronista y hoy ocupan cargos en el movimiento presidencial atrapalotodo La Republique En Marche (REM), que también ha causado estragos en la derecha. Otros continúan siendo formalmente socialistas, pero votan igual que REM en las cuestiones fundamentales. Al primer grupo pertenece el ex primer ministro Manuel Valls, al que Macron ha puesto al frente de la misión parlamentaria encargada de la prospección, “sobre el futuro institucional de Nueva Caledonia”.
Tras una revuelta saldada con varios muertos en 1988, la isla del Pacífico obtuvo un referéndum nacional en el que todos los franceses votaron, pronunciándose a favor, por amplia mayoría, de que el territorio decidiera entre el 2014 y el 2018 su estatuto de autodeterminación con Francia en un referéndum insular que se celebrará el año que viene.
Los socialistas representaron un gran papel en la resolución de aquella crisis, aún por cerrar. Pero antes de que se cierre del todo, con una nueva fórmula de asociación, ellos mismos serán los que habrán cerrado su gran barraca en el distrito VII de París.