El centroderecha italiano sube a expensas de Renzi
Los sondeos confirman la crisis del Partido Demócrata
El escenario político italiano muestra síntomas de un cambio de ciclo. Un amplio sondeo publicado ayer por el Corriere della Sera confirmó el ascenso del centroderecha, constante en los últimos seis meses, y el paralelo declive del Partido Demócrata (PD), cuyo líder es el ex primer ministro Matteo Renzi.
La corriente favorable a los partidos conservadores beneficia a Forza Italia y a la Liga Norte. Estas dos formaciones recibieron un nuevo impulso tras los referéndums del pasado fin de semana en Lombardía y Véneto para ampliar la autonomía de estas dos regiones norteñas.
La intención de voto para Forza Italia se ha incrementado en tres puntos, del 13,1% al 16,1% desde mayo pasado. La Liga Norte ha subido del 12,8% al 15,2%. Otro partido potencialmente aliado de ambos, Hermanos de Italia (de tradición posfascista), se mantiene bastante estable, en torno al 4,5%. Con la nueva ley electoral, la alianza del centroderecha puede obtener buenos resultados en las circunscripciones donde se elige a un solo candidato, por el sistema mayoritario. La clave estará en escoger en cada área geográfica al candidato del partido con mayores posibilidades, explotando al máximo las características de cada socio de la coalición.
El Movimiento 5 Estrellas (M5E), de Beppe Grillo, ha sufrido cierta erosión, pero se mantiene en un sólido 27,5%.
Además del auge del centroderecha, el otro elemento significativo de la encuesta es la pérdida de apoyo del PD. Ha pasado del 30,4% en mayo al 25,5% en octubre. No son buenos augurios para Renzi, que sueña con volver a la jefatura del gobierno, cargo al que renunció el diciembre pasado tras el triunfo del no en el referéndum sobre la reforma constitucional.
A Renzi le pierde su impaciencia, sus ataques de soberbia.
El ex primer ministro, con su impaciencia y su soberbia, se ha creado muchos enemigos en el PD
Se ha granjeado muchos enemigos en el seno del partido. Desde fuera del gobierno trata de maniobrar y de condicionar demasiado la política de Paolo Gentiloni. Se ha visto durante los últimos días con sus injerencias en la confirmación de Ignazio Visco como presidente de la Banca de Italia y sus presiones para que se aprobara, sin enmiendas, la nueva ley electoral. Esta norma no gustaba a una parte de sus correligionarios. Renzi impuso un trámite parlamentario muy forzado, ligado a mociones de confianza al gobierno, un instrumento que se usa para disciplinar al propio partido, pero que provoca irritación.
El resultado de esta conducta de Renzi fue el anuncio del presidente del Senado, Pietro Grasso, de que abandonaba el PD. Grasso no es una figura cualquiera. Ejerció de procurador nacional antimafia, un puesto que goza de mucho prestigio institucional en Italia. Su nombre sonó incluso como candidato a primer ministro cuando Renzi dimitió. Grasso justificó su deserción con argumentos muy duros. “He dejado el PD porque ya no me reconozco en ese partido, ya no me reconozco ni en el programa ni en el método”, dijo.
Las próximas elecciones no están fijadas, pero podrían celebrarse durante la primera quincena de marzo del 2018. La decisión le corresponde al presidente de la República, Sergio Mattarella. Antes de terminar la legislatura, deben decidirse tres reformas importantes. Una de ellas, aplazada varias veces, es la ley de ciudadanía. Está por ver si se adopta finalmente el ius soli, (derecho de suelo) para integrar mejor a los inmigrantes. También deben aprobarse la ley sobre el testamento vital (la decisión sobre los cuidados terapéuticos que aceptará o no una persona en la recta final de su vida) y un cambio restrictivo en las pensiones vitalicias de los parlamentarios.
Ante las próximas elecciones, una incógnita es si podrá presentarse Silvio Berlusconi, que ya tiene 81 años. Il Cavaliere está inhabilitado por una condena por fraude fiscal, pero confía en que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo falle a su favor el mes que viene.