Puigdemont evita darse por relevado y llama a la “oposición democrática”
El hasta ahora president insta a “seguir trabajando para construir un país libre”
Una día después de la aprobación de la declaración de independencia y de la aplicación del artículo 155 de la Constitución decretada por el Gobierno español, Carles Puigdemont evitaba ayer darse por destituido como presidente de la Generalitat. Y para ponerlo en evidencia grabó un mensaje institucional en el que llamó a la ciudadanía a la “oposición democrática” en contra de la intervención del autogobierno de Catalunya y se comprometió a “seguir trabajando para construir un país libre”.
La declaración institucional fue registrada por la mañana, pero no en el Palau de la Generalitat, sino en la sede de la delegación en Girona, su ciudad de residencia –adonde se trasladó el viernes por la noche después de reunirse con el Govern una vez finalizado el pleno del Parlament–, y emitida a primera hora de la tarde por TV3. El texto fue difundido a los medios de comunicación, de todos modos, a través de los canales habituales, en una nota oficial con el membrete de la Generalitat y las referencias al Departament de Presidència, a la Oficina del President y al Gabinet de Comunicació del President –a pesar de que todos ellos han sido también desmontados por el artículo 155–, y fue hecho público igualmente en la web del presidente y el perfil oficial de Twitter del Govern. Y, además, llevaba la rúbrica de Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat.
El mensaje critica la intervención del autogobierno de Catalunya, la destitución del Govern y la disolución del Parlament como “decisiones contrarias a la voluntad expresada por los ciudadanos de nuestro país en las urnas” y subraya que el Gobierno español “sabe perfectamente que en una sociedad democrática son los parlamentos los que escogen o cesan a los presidentes”. Una realidad frente a la que, remarca: “Nuestra voluntad es continuar trabajando para cumplir los mandatos democráticos y a la vez buscar la máxima estabilidad y tranquilidad, entendiendo las dificultades lógicas que comporta una etapa de esta naturaleza”, y a partir de la que apela a la ciudadanía a “tener paciencia, perseverancia y perspectiva”.
“Por ello tenemos claro que la mejor manera para defender las conquistas conseguidas hasta hoy es la oposición democrática a la aplicación del artículo 155, que es la consumación de una agresión premeditada a la voluntad de los catalanes que de manera muy mayoritaria y a lo largo de muchos años nos hemos sentido nación de Europa”, constata Carles Puigdemont, que insiste, en todo caso, en la necesidad de seguir haciéndolo de manera absolutamente cívica y pacífica. “La etapa en la que hemos entrado la tenemos que continuar defendiendo con un incansable sentido cívico y compromiso pacífico (...), continuemos perseverando en la única actitud que nos puede hacer ganadores (...), tenemos que hacerlo preservándonos de la represión y de las amenazas, haciéndolo sin abandonar nunca una conducta cívica y pacífica”, reclama, convencido de que “esta demanda es la que espera todo el mundo, también fuera de nuestro país”.
En este sentido, aplaude que la primera reacción de la ciudadanía a la declaración de independencia y a la aplicación del artículo 155 haya sido “la propia de un país maduro, que sabe dónde quiere ir y cómo quiere ir”. Y, con todo ello, la conclusión a la que llega la declaración institucional es que “seguiremos trabajando por construir un país libre, por garantizar una sociedad que tenga menos injusticias, más igualdad, más solidaridad y más fraternidad con todos los pueblos del mundo, comenzando por los pueblos de España con los que queremos vincularnos desde el respeto y el reconocimiento mutuos”.
El objetivo del mensaje era, en resumidas cuentas, intentar transmitir una cierta imagen de normalidad, que, de todas formas, no se correspondía con la realidad de un Govern en el que la sensación era que la mayoría de los consellers estaban ausentes y en el que las destituciones de altos cargos –la más emblemática, la del mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero– empezaban a hacer mella. Carles Puigdemont, a pesar de todo, fue el que más se esforzó por trasladar esta normalidad. Tanto, que durante buena parte del día no dudó en dejarse ver por Girona: primero, almorzando en un restaurante de la plaza del Vi, coincidiendo con el momento en que la declaración institucional se emitía por TV3, y después, paseando con su esposa, Marcela Topor, por las calles del centro de la ciudad, que celebra las fiestas de Sant Narcís, entre aplausos, vítores y selfies.
Pero más allá de los gestos y las palabras, el hecho es que la literalidad de la declaración institucional del hasta ayer presidente de la Generalitat no contenía afirmaciones suficientemente categóricas como para considerar que estaba desobedeciendo la destitución aprobada por el Gobierno español y que, por tanto, el escenario de normalidad se mantenía intacto. Porque una cosa es no darse por relevado del cargo y otra muy distinta no acatar la destitución, que es lo que ayer Carles Puigdemont explícitamente no hizo. Como tampoco no realizó, por ejemplo, ninguna referencia al despliegue de la república catalana –concepto que ni tan siquiera utilizó en su intervención, y sólo una vez aludió a la proclamación de la independencia– ni a la aplicación de la ley de transitoriedad. Ni tampoco aclaró en qué consiste la “oposición democrática” a la intervención del autogobierno de Catalunya, si a una interposición de recursos ante la justicia española o a otras medidas.
Una circunstancia que no pasó desapercibida a sus allegados, que a partir de todos estos elementos interpretaron más bien sus palabras como un “mensaje de resistencia” y un “intento de ganar tiempo” en espera de cómo el Gobierno español siga concretando las medidas derivadas de la aplicación del artículo 155 de la Constitución y de cómo vayan evolucionando los acontecimientos. Mañana, lunes, se presume como el día clave.
REPROCHE
“El Gobierno sabe que son los parlamentos los que escogen o cesan a los presidentes”
MENSAJE INSTITUCIONAL
Una declaración grabada en Girona intenta ofrecer una imagen de normalidad