“¿Y ahora contra quién protesto?”
La situación política obliga a los taxistas a echarse atrás y suspender una protesta que pretendía colapsar mañana Barcelona
La extraordinaria situación política que atraviesa Catalunya está teniendo efectos del todo inesperados. Los ciudadanos se ahorrarán mañana una larga jornada de atascos, airados bocinazos, desagradables exabruptos... Porque los taxistas del área metropolitana decidieron suspender el viernes por la noche la celebración de una marcha lenta que pretendía colapsar este lunes las rondas de circunvalación de Barcelona. ¿Recuerdan la operación Caracol de principios de año?, ¿aquella caravana de cinco mil taxistas que convirtió la capital catalana en una ratonera? Más un conductor sufrió un ataque de histeria en la ronda Litoral.
“Es que tal y como están las cosas resulta muy complicado montar una protesta –detallaron fuentes de la organización de profesionales del sector Élite–: ¿quién manda ahora en Catalunya? ¿acaso tenemos Conselleria de Transports? ¿Si montamos ahora un buen lío estamos protestando contra la Generalitat o contra el Estado? No es tan sencillo como parece. Seguro que si en estos momentos hiciéramos alguna movilización, algunos nos tacharían de unionistas y otros de independentistas... y ya tenemos bastante lío en casa, que en esta profesión hay un montón de sensibilidades muy dispares... ¡Con las ganas que teníamos de volver a la carga! Además, están convocando huelgas generales. ¿Qué pintamos entonces haciendo una marcha lenta? ¿Qué va a pensar la gente?”. Y es que los taxistas de Barcelona llevan ya un par de meses esperando el momento de regresar a los titulares de prensa por la puerta grande.
El motivo es el mismo que les llevó el pasado mes de junio a bloquear las entradas y salidas del aeropuerto de El Prat: la inminente entrada en funcionamiento de miles de licencias de alquiler de coches con conductor, más conocidas como VTC, que, entienden los taxistas, dará alas a aplicaciones como Uber y Cabify, multiplicarán la competencia a la que tienen que enfrentarse y muy probablemente les harán desaparecer. “Quisimos dar un respiro a la gente, rebajar el nivel de nuestras presiones para no fastidiar a la ciudadanía...”. Pero la tregua tenía que terminar el pasado septiembre. Una gran asamblea de taxistas concluyó que a partir de entonces se harían notar de un modo mayúsculo al menos una vez al mes. “Pero a medida que se acercaba el 1-O vimos que el país no estaba preparado para más follones, de modo que decidimos volver a esperar”. En realidad, los taxistas tenían previsto calentar motores el viernes por la tarde y entorpecer los accesos a un congreso médico sobre gastroenterología en las instalaciones de Fira de Barcelona en l’Hospitalet de Llobregat. “Queríamos dejar claro que a partir de ahora también todos los grandes acontecimientos de Barcelona serán nuestros objetivos, pero...”. Pero luego la tarde del viernes discurrió por otros derroteros.
El gremio no sabe cómo se interpretaría en el actual contexto una gran movilización de conductores