Sin subir nota
LAS agencias de rating, que se ocupan de calificar la credibilidad (en realidad lo que valoran son los riesgos) de los países, consideran que no ha llegado el momento de subir la nota de España, por la tensión que se vive en Catalunya, que amenaza con causar serios perjuicios económicos no sólo a los catalanes, sino también al resto de españoles. Estas agencias creen que la solución pasa por cambiar la Constitución y resolver la financiación. La independencia no la computan como posibilidad real.
Los mercados entienden poco de sentimientos y menos aún de emociones. Y la política la leen en clave económica, lo que siempre permite un análisis más frío de lo que ocurre en el planeta. Cuando el Gobierno español pensaba que había llegado el momento de escalar en el rating, tras haber mejorado las cifras macroeconómicas, el caso catalán pone el freno a sus expectativas. Lo único positivo de esta reconsideración de las agencias es que puede contribuir a la implicación del Ejecutivo para encontrar una solución a lo que amenaza con ser una tormenta perfecta de la política y de la economía.
Es cierto, como escribió Alfredo Pastor (La hora del erizo) que los periodistas y economistas somos comparsas, casi siempre involuntarios, del juego de los mercados, unos con lo que escribimos y otros con lo que calculan; pero no lo son menos los políticos porque con lo que decimos unos y otros suelen sacar conclusiones equivocadas. Pastor concluye advirtiendo que los mercados no lo saben todo, pero sí saben aprovechar las oportunidades. De acuerdo con la encuesta que publicamos hoy, no parece que vayan a producirse grandes cambios en el panorama electoral catalán, con lo que podemos encallarnos definitivamente contra esas rocas con las que hemos topado. Catalunya no puede seguir varada y España debe contribuir al desencallamiento, aunque sólo sea por lo que supondría de oportunidades.