Los temas del día
La última encuesta sobre las elecciones del 21 de diciembre, y la derrota del Estado Islámico en Deir el Zur.
LAS milicias del Estado Islámico han sido prácticamente derrotadas tras la caída este fin de semana de la ciudad de Deir al Zur, el último bastión que les quedaba en Siria, y tras la pérdida de su principal feudo, que era la ciudad de Al Raqa, hace dos semanas. Actualmente se encuentran sitiadas en varios pueblos de la ribera delÉufrat es yen lazo na desértica existen te entre ambos países, después de quede las tropas siria se iraquíes las hayan expulsado en los últimos meses de todo el territorio que controlaban, que había llegado a ser equiparable a la superficie de Italia. Puede decirse, por tanto, que el Califato proclamado en el 2014 por los yihadistas de Estado Islámico prácticamente ya no existe.
Tras la severa derrota militar sobre el territorio, después de largos meses de cruentos combates, la principal amenaza a partir de ahora, como ha dicho el coronel estadounidense Ryan Dillon, portavoz de la coalición internacional que lucha contra Estado Islámico, es que el Califato se mantenga virtualmente como un grupo terrorista insurgente, en lugar de como un ejército organizado.
Para las autoridades de Irak y de Siria será difícil controlar a los yihadistas y el riesgo de atentados será creciente. Lo mismo puede suceder en otros países, incluidos los de Occidente, porque la derrota militar sobre el terreno no supone, al menos de momento, el fin de su presencia de adoctrinamiento de terroristas a través de internet. La organización yihadista, además, se mantiene viva y con fuerza en la región africana del Sahel, en Nigeria, en Yemen o Filipinas. Otro problema es el destino de los millares de combatientes extranjeros prisioneros en Siria e Irak, que constituyen una amenaza de terror potencial.
La victoria militar de Irak y de Siria sobre el Estado Islámico, asimismo, no va acompañada de momento de una estrategia para la reintegración de la población árabe y sunita en la vida política y social, con lo que se deja margen de maniobra para que la organización terrorista intente rehacerse de nuevo. Por tanto hay que ir mucho más lejos de la costosa y difícil reconstrucción de las ciudades arrasadas y de las infraestructuras destruidas.
El éxito de la coalición militar internacional contra Estados Islámico es indiscutible. La cuestión ahora, como dijimos en su día, es cómo gestionarla inminente paz y cómo compaginar los intereses de todos los grupos armados y gobiernos de la región, así como de los actores decisivos en la derrota del Califato Islámico, como han sido Rusia y Estados Unidos.
Todo indica que el terrorismo de Estados Islámico, aunque derrotado militarmente sobre el terreno, seguirá siendo un desafío para la seguridad en el mundo ante el que no cabe bajar la guardia.