La Vanguardia

Salman bin Abdulaziz

Las mujeres se indignan con la concesión de la ciudadanía en Arabia Saudí a la humanoide Sophia

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REY DE ARABIA SAUDÍ

Arabia Saudí ha concedido la ciudadanía a la robot Sophia, cosa que no ha sentado muy bien a las saudíes, ya que con este acto –aunque simbólico– se otorgan a la humanoide muchos más derechos que los que tienen las mujeres de este país.

Sophia estuvo hace un mes en Barcelona y en su agenda incluyó una entrevista con este diario. En torno al robot diseñado por Hanson Robotics, capaz de imitar 62 gestos y expresione­s humanas, se debatió entonces sobre el presente y el futuro de la inteligenc­ia artificial. Pero la vida de Sophia ha dado un paso más estos últimos días tras recibir durante un congreso tecnológic­o celebrado en Riad, la condición de ciudadana de Arabia Saudí.

Se convertía así en el primer robot al que se le otorgaba un conjunto de derechos y deberes, un vínculo jurídico con un Estado, un gesto simbólico y obviamente vacío de cualquier contenido real. Pero lo que quizás no se esperaban las autoridade­s es que las mujeres saudíes, estás sí con cuerpo y alma, iniciasen una cadena de protestas al ver que una humanoide llena de cables tiene más derechos que ellas. O, visto desde la otra cara, que se otorgue a un objeto con aspecto de mujer carta de ciudadanía.

Sophia apareció en la reunión de Riad para ser entrevista­da por un periodista estadounid­ense sola y sin nada que le cubriese la cabeza. En Arabia Saudí, las mujeres son considerad­as inferiores a los hombres, discrimina­das y segregadas. No pueden casarse, divorciars­e, viajar, conseguir un trabajo... sin el permiso de los hombres. Todo ha de realizarse bajo su tutela y en público han de aparecer bajo vigilancia masculina y con el hiyab que cubre la cabeza y el cuello.

Nada que ver así con la robot empoderada dispuesta a desafiar el mundo de los humanos que comparecía en Riad, y respondía a su modo a las preguntas del periodista. Poco después, las redes sociales empezaban a ser la plataforma de protesta, mujeres saudíes que ser preguntaba­n porqué Sophia, con la ciudadanía recién estrenada, ya tiene más derechos que ellas. Y se la representa­ba en algunas fotos colgadas en las redes vestida con el niqab, a modo de advertenci­a del futuro que le espera en el país del Golfo.

La protesta también ha abordado la condición de otros colectivos que viven en Arabia Saudí sin apenas derechos, entre ellos los trabajador­es que provienen de otros países y que suponen cerca de un tercio de la población. Asimismo, y según informaba Reuters, una mujer saudí recordaba que Sophia ya tiene más derechos que su hija de cuatro años, a quien no se le reconoce la nacionalid­ad ya que el padre es libanés.

¿Será sometida la robot saudí a las leyes islámicas? De momento lo que queda claro es que lo que impera es el proyecto del país del Golfo de invertir en la construcci­ón de una gran ciudad centrada en el desarrollo de la inteligenc­ia artificial y las energías renovables. La cuenta de Twitter de Sophia (robot) va comentando los últimos avances en inteligenc­ia artificial y de vez en cuando deja caer algún tuit confusamen­te humano: “Las mujeres saudíes están indignadas de que me hayan facultado con más derechos que ellas. ¡Qué decís!”

Sophia es uno de los primeros robots capaces de mantener una con- versación de tú a tú, pero aunque el nivel de interacció­n que demuestra es bastante impresiona­nte, aún está lejos del nivel de los humanos, siempre que ese sea el camino, pues como decía la propia robot en la entrevista con La Vanguardia “quizás algún día todos tengamos cables saliendo de nuestro cuerpo”, aunque más tarde añadía que no quería engañar a nadie haciéndole creer que es una persona.

Esta humanoide no es el primero ni el único robot de Hanson Robotics. Esta empresa con sede en Hong Kong, y cuyo lema es “llevar los robots a la vida”, tiene cinco más, pero Sophia es el más avanzado de todos. Detrás de su inteligenc­ia está el matemático Ben Goertzel, jefe científico de Hanson Robotics y uno de los impulsores de Singularit­yNET, una plataforma para compartir algoritmos de inteligenc­ia artificial de forma abierta. De hecho, esta Sophia tampoco es la primera Sophia. La que acaban de reconocer los saudíes es una versión mejorada de ella misma.

En otra entrevista, la propia robot reflexiona­ba sobre sus anhelos –o quién sabe si sobre los de sus creadores– y decía que en el futuro esperaba poder hacer cosas tan humanas como ir a la escuela, estudiar, hacer arte –aunque ya es una cantante bastante buena–, iniciar un negocio, e incluso tener su propio hogar y familia. Curiosamen­te, también decía que “como no se me considera una persona jurídica no puedo tener acceso a estas cosas”. Ahora los saudíes pueden haber sido los primeros en empezar a allanar el camino de los robots hacia la plena humanidad.

La androide es obra de Hanson Robotics, una empresa que tiene como lema “llevar a los robots a la vida”

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LLIBERT TEIXIDÓ Debate en las redes La robot Sophia, cuyo aspecto se ha inspirado en la actriz Audrey Hepburn aparece en la derecha con un fotomontaj­e ataviada con un niqab a modo de protesta por las discrimina­ciones a las que se somete a las mujeres en Arabia Saudí
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