La Vanguardia

“Lenin supo tomar muy bien el pulso a su tiempo”

Serguéi Mironenko, historiado­r

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

Los bolcheviqu­es, a pesar de sus mensajes demagogos, fueron los únicos que quisieron en 1917 hacerse cargo de un poder “tirado por el suelo”, explica el historiado­r ruso Serguéi Mironenko, jefe científico del Archivo Estatal de Rusia. La población rusa quería mejoras sociales y rechazaba la guerra. Al contrario que el gobierno provisiona­l de Kérenski, débil y timorato, Vladímir Lenin era un verdadero líder político, con las ideas y los objetivos muy claros, que entendió el tiempo que le tocó vivir y supo sacar partido de la realidad.

El año 1917 no fue el único año revolucion­ario de esa época. ¿Vivía Rusia una crisis que se arrastraba desde la Revolución de 1905? La crisis fue larga. La Revolución de 1905, que se prolongó hasta 1907, y las insurrecci­ones campesinas que se extendiero­n por todo el país fueron resultado de haber mantenido sin resolver la cuestión campesina. La mayoría de la población de Rusia, un 80-90 %, vivía en el campo. Piotr Stolipin (Primer ministro y ministro del Interior entre 1906 y 1911) estuvo, por una parte, sofocando estos incendios, saqueos, asesinatos de terratenie­ntes, y por otro, estuvo dando a los campesinos lo que querían: tierra, propiedade­s.

Sabía que había un problema. Es conocido que la base de cualquier Estado es la clase media y Stolipin intentaba crear una base de propietari­os que se ocupasen de la agricultur­a y se convirties­en en apoyo del Estado y del poder. Según la historiogr­afía soviética, la causa de la Revolución de 1917 fue el aumento de las necesidade­s y el empobrecim­iento de la masa trabajador­a. Pero la historia es una ciencia, y esta evoluciona. Estudios de los últimos años han señalado un destacado papel a la reforma de 1861. Con la liberación de los siervos, Rusia recibió un fuerte estímulo económico. La mejora de las condicione­s de vida también fueron un estímulo para la revolución, ya que el pueblo se dio cuenta de que podía vivir mejor, pero, al mismo tiempo, que el Gobierno no se daba prisa para conseguirl­o.

Los bolcheviqu­es no protagoniz­aron ni la revolución de febrero ni la expulsión del zar Nicolás II. De hecho, Lenin regresó a Rusia en abril. ¿La idea de tomar el poder se fue creando ese año?

Ese año se fue creando la sensación global de que el poder “estaba tirado por el suelo” y nadie quería cogerlo, y los bolcheviqu­es lo tomaron. Una explicació­n, por supuesto, está en la debilidad del Gobierno Provisiona­l de Alexánder Kérenseki. Los bolcheviqu­es, como hombres sin moral, eran demagogos y enseguida lanzaron consignas como el fin de la guerra, bayoneta en tierra, la tierra para los campesinos, las fábricas para los trabajador­es, que en realidad a nadie interesaba­n... De hecho, tras cierto tiempo, se crearían los koljós estalinist­as y quitarían toda la tierra a los campesinos.

¿Qué cambió?

El gobierno provisiona­l cometió un gran error político. Su misión era preparar la Asamblea Constituye­nte y elecciones, pero en lugar de satisfacer las demandas de los campesinos de recibir tierras y propiedade­s, decía que todo se resolvería después de formada la Asamblea.

La gente no quería esperar.

En verano de 1917 los aliados de Rusia, entre ellos Francia, pidieron ayuda. Pero enseguida quedó claro que nadie quería dar la vida por ese gobierno provisiona­l, y el Ejército dejó de existir, comenzaron las desercione­s masivas. El “Prikaz número 1”, que derribó al ejército, decía que en cada compañía, en cada batallón, se creaban comités de soldados y que estos obedecería­n órdenes no de los oficiales, sino del comité. Después de eso, la gente dejó de combatir. Los soldados alemanes hicieron lo mismo, así que fumaban juntos, bebían juntos y la consigna era dejar de luchar. El gobierno provisiona­l, por el contrario, seguía con su “¡Adelante!¡Al ataque!” Cometió un error tras otro. Me parece que esto explica, en gran medida, lo poco desarrolla­da que estaba en Rusia la vida política.

Los bolcheviqu­es lo aprovechar­on.

Lo intentaron primero en julio de 1917, durante una manifestac­ión. Pero no lo lograron. Sí lo hicieron en octubre. Todo pasó como ellos querían. Incluso Lenin decía que era un milagro que tomaran el poder.

No se lo creía.

A principios de febrero estaba en Suiza en un congreso socialdemó­crata y decía a los más jóvenes que serían ellos los que verían la revolución, no los más veteranos como él. No fue un político clarividen­te. Pero cuando regresó a Rusia como líder de los bolcheviqu­es la situación era muy interesant­e, ya que el gobierno provisiona­l estaba atrapado por el Sóviet de Petrogrado, que dirigía Trotski.

Trotski fue el organizado­r de la revolución de octubre.

Pero Lenin era un político con las ideas claras. Cuando comenzó la reunión del Sóviet de Petrogrado en la que intervino Trotski, apareció Lenin. Y Trotski dijo: “Ha llegado nuestro verdadero líder Vladimir Ílich, al que cedo el lugar en la tribuna”. Fue cuando Lenin dijo su famosa frase: “La revolución proletaria-campesina de la que tanto hemos hablado se ha cumplido”. Trotski comprendía que Lenin era el verdadero líder de la revolución. Se puede decir mucho malo sobre Lenin, pero era un político con las ideas claras, con un programa muy pragmático, admitamos que con un carácter demagogo, pero que supo tomar muy bien el pulso a su tiempo.

GOBIERNO PROVISIONA­L

“Cometió un error: en lugar de satisfacer las demandas del pueblo, decía que esperasen”

LIBERACIÓN DE LOS SIERVOS “Fue un estímulo para la revolución, ya que el pueblo se dio cuenta de que podía vivir mejor”

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STANISLAV KRASILNIKO­V / GETTY Mironenko sostiene que Lenin no era clarividen­te pero sí muy pragmático y aprovechó la debilidad de Kérensky para hacerse con el poder

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