“Que el amor venza al odio”
Emotiva carta de los amigos argentinos supervivientes en el atentado del pasado martes en Nueva York
Yse hizo el silencio.
“Si hay un lugar donde no queríamos estar es en este lugar, si hay un texto que no hubiésemos querido escribir es éste. Pero aquí estamos, llenos de dolor. Cuesta, no hay forma de entender que se arrebaten vidas así. Que un sueño se transforme en la peor pesadilla”.
Había tomado la palabra, este pasado viernes, en el consulado de Argentina en Nueva York, Guillermo Banchini, el único de los diez amigos del país sudamericano que vive en la Gran Manzana y que no participó en el paseo en bicicleta que segó la vida de cinco. Junto a él, en la primera comparecencia conjunta, se hallaban Ivan Brajkovic, Pablo Trevisán y Ariel Benvenuto. En el hospital continuaba Martin Marro, después del atentado de este pasado martes en Manhattan.
Los diez se citaron en Nueva York para festejar los 30 años de su graduación como bachilleres (1987). “Es verdad que nos alentaba un fuerte sentimiento, un sentido de fraternidad. Es un rasgo de la cultura argentina, amistades fuertes, duraderas, tolerantes y solidarias”, señaló Banchini, elegido como portavoz para leer su carta, sin preguntas que pudieran ahondar más en su tragedia.
“Llegamos hasta aquí empujados por ese sentimiento que se había forjado durante nuestra primera juventud y nos acompañó siempre .... Lloraremos siempre por nuestros amigos. Fue el amor lo que nos trajo aquí y ese amor nos seguirá uniendo, a ellos, a nosotros, a nuestras familias”.
No había más sonido en el auditorio. Ojos brillantes, emoción. “Nuestro maravilloso circulo de amor y amistad que cultivamos durante décadas fue lacerado”. Entonces se planteó: “En qué se ha transformado el mundo, cómo alguien puede pensar, planear y ejecutar un acto semejante. No nos entra en la cabeza y si algo no queremos es que haya más muerte. Ojalá se haga justicia, ojalá no se vuelva a repetir, ni aquí ni en ningún lugar del mundo”.
Sayfullo Saipov y su locura fundamentalista al volante, acabó con su homenaje a la amistad. Los investigadores aún mantienen que Saipov, herido en su huida al grito de “Alá es grande”, actuó en solitario, aunque han interrogado a uno de sus compatriotas uzbecos en condición de testigo.
También indagan posibles conexiones internacionales y tratan de averiguar la identidad de dos “colegas” con los que se veía en Paterson (Nueva Jersey), ciudad en la que residía desde hace unos meses con su esposa y tres hijos.
La mezquita Omar, a la que acudía Saipov, denunció intimidaciones con insultos y proclamas de “regresad a vuestro país”. El FBI ha abierto pesquisas por “múltiples amenazas” a la comunidad musulmana de Nueva Jersey, concentrada en Paterson.
Igual pero muy diferente. Este domingo, como tenían previsto, los supervivientes argentinos volverán a casa mientras Nueva York celebrara su maratón con un refuerzo de seguridad. A los neoyorquinos no les atemoriza.
“Tendremos que vivir con ese dolor a cuestas, pero seguimos convencidos de que la forma de habitar este mundo es la que aprendimos desde chicos, en nuestras casas, en la escuela, que es la que nos trajo a esta ciudad para celebrar nuestra amistad de más de treinta años”, insistió Banchini. Y antes del abrazo entre ellos, suplicó: “En nombre de estos sentimientos, que son también valores y una forma de vida, queremos hacer un ruego, que el amor venza al odio, que la vida se imponga sobre la muerte”.
La Gran Manzana celebra hoy su maratón con un refuerzo de las medidas de seguridad