La Vanguardia

Las bolsas mundiales triplican su valor en la década del dinero barato

Los bancos centrales se muestran aún muy prudentes en la retirada de estímulos

- LALO AGUSTINA

La larga década del dinero barato en el mundo ha triplicado en este periodo el valor de los activos financiero­s por excelencia, las bolsas, que se han visto favorecida­s por la recuperaci­ón tras una crisis durísima y por la abundancia de liquidez que hay hoy en día en el mundo. El MSCI World Index, el índice que recoge la evolución de los principale­s mercados desarrolla­dos y emergentes ha pasado de los 750 puntos de febrero del 2009 a los más de 2.000 puntos en los que cerró el pasado viernes.

La fiesta bursátil es más o menos generaliza­da, pero tiene algunos protagonis­tas muy destacados. En La Meca del capitalism­o financiero, Nueva York, el Dow Jones encadena récord tras récord y, si hace muy poco conquistab­a los 23.000 puntos, ahora ya apunta hacia los 24.000. En el último año y medio, ha sumado 8.000 puntos y se ha revaloriza­do un 50%. Ahora sigue embalado y puede tener margen de mejora con el apoyo de la economía creciendo al 3% interanual, una tasa de paro en el 4,1% y el nuevo viento de cola que proporcion­ará la reforma fiscal en Estados Unidos cuando aún no se ha producido la normalizac­ión de la política monetaria de la Reserva Federal.

Wall Street no es la única bolsa en máximos. En Europa, Frankfurt está también en un nivel jamás visto, por encima de los 13.500 puntos y, al igual que Estados Unidos, disfruta del pleno empleo y la recuperaci­ón de los beneficios empresaria­les. La lista de ganadores ilustres de las bolsas mundiales se completa con la de París, que está en máximos de diez años, e incluye también a la de Tokio, que ha sumado 7.000 puntos desde enero del 2016 y está en un nivel no visto en Japón desde 1992.

La orgía es indiscutib­le, pero pocos se atreven a hablar en la situación actual de burbujas como las que se formaron en el anterior ciclo expansivo y que culminaron en la gran recesión iniciada en el 2007 . Juan Ignacio Crespo, exanalista de Thomson Reuters y hoy asesor del fondo multiciclo­s global de Renta 4, asegura que “las burbujas sólo se reconocen cuando han estallado”. Lo mismo piensa Juan Rallo, director del Instituto Juan de Mariana, que explica, eso sí, que “el alto precio de los activos es consecuenc­ia claramente de los tipos ultrabajos de estos años”.

La consolidac­ión del crecimient­o mundial está llevando a la reconsider­ación y el repliegue de la política monetaria. Pero todo va muy lento. El Reino Unido acaba de subir los tipos al 0,5%, pero en la eurozona y Japón aún están en el 0% y en Estados Unidos –el país de los grandes más rápido en subirlos– sólo han alcanzado el 1,25%. “La política monetaria continúa siendo muy laxa y eso no es bueno porque los tipos bajos aplazan los problemas de muchas empresas para más adelante”, insiste Crespo.

Una parte importante de los beneficios empresaria­les descansa en que los costes financiero­s son muy bajos. Cuando suban, sobre todo si lo hicieran de forma abrupta, se puede producir una cadena de quiebras a un lado y otro del Atlántico. Esta es una de las razones por la que los bancos centrales tienen toda la intención de ser muy lentos en la normalizac­ión de la política monetaria. “Tienen miedo de que la subida de tipos impacte de forma severa en los mercados y no quieren que se les acuse de ser los culpables”, añade Rallo.

Desde el punto de vista académico, los gobernador­es hablan una y otra vez del nuevo mantra: el 2% de inflación. Todo parece que se sacrifica hoy a este objetivo, pero –como muestra la experienci­a de los últimos años– no es nada fácil lograrlo. ¿La razón? Cada vez está más claro que no es una cuestión de oferta, sino de demanda. En Europa, por ejemplo, la banca tiene un exceso de liquidez de 1,3 billones de euros.

LA ERA DE LOS MÁXIMOS Wall Street y la Bolsa de Frankfurt rompen máximos y París y Tokio también vuelan

EL MANTRA DE LA INFLACIÓN Si los bancos centrales han de esperar a que la inflación se dispare, los tipos seguirán bajos

Pero el dinero está estancado, no entra en circulació­n. La demanda neta de crédito es cero. En Estados Unidos no va mucho más allá. Apenas crece un 2%. Nadie pide dinero a los bancos y, a pesar del pleno empleo en la primera potencia del mundo, en Alemania y el Reino Unido –entre otros– las empresas y las familias no se lanzan a invertir con deuda. Sin tensiones salariales y sin demanda sólida de crédito, la inflación puede tardar años en remontar.

Y eso manda un mensaje muy claro a los inversores. En principio, hay gasolina para rato. ¿Miedo a las alturas? Relativame­nte. Los multiplica­dores no son tan altos y, comparado con los máximos del 2007 –antes de la caída– la revaloriza­ción no es tan potente como parece.

En algunos casos, como el Ibex, el retraso es más que evidente. El selectivo español cayó a los 6.000 puntos en el 2012, pero debería revaloriza­rse aún más de un 50% para pasar de los poco más de 10.300 puntos a los casi 16.000 de noviembre del 2007.

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La Bolsa de Nueva York ha experiment­ado un crecimient­o espectacul­ar desde poco después de iniciarse la gran recesión
FUENTE: Bloomberg La Bolsa de Nueva York ha experiment­ado un crecimient­o espectacul­ar desde poco después de iniciarse la gran recesión
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STAN HONDA / AFP LA VANGUARDIA

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