La Vanguardia

Dos goles y a casa

Integrado en el vestuario y convencido de triunfar, Alcácer apenas celebró su noche

- CARLES RUIPÉREZ Barcelona

Era su gran noche, la noche soñada por un futbolista: goleador y triunfador. Había luna llena y la velada se antojaba joven. Paco Alcácer había dado los tres puntos al Barcelona con su doblete. Las crónicas hablaban de que había salvado al equipo. Él pudo ponerse medallas, reivindica­rse, celebrarlo por todo lo alto pero, después de cenar –en el Camp Nou siempre hay un tentempié para los jugadores–, Alcácer estaba incómodo siendo el centro de atención. “Me voy a casa”, dijo. Buscó a su novia, embarazada, y se fue en coche en dirección a Sant Gervasi, donde vive. Tan tranquilo.

El delantero de Torrent (30/ VIII/1993) es introverti­do y hogareño. Y más desde que espera la llegada de su primera hija, Martina, por la que ha añadido otra celebració­n de los goles a la que siempre le acompañó como profesiona­l: la dedicatori­a a su padre, que no le pudo ver triunfar al fallecer minutos después del Trofeo Naranja del 2011.

Pero sobre todo Alcácer tiene las cosas muy claras. Nunca se vio fuera del Barça cuando Valverde contaba poco con él y tampoco ahora se cree titular por haber marcado dos goles en un partido. Fichó la temporada pasada para ser el cuarto delantero por detrás del tridente. Y este curso ha estado nueve partidos sin jugar ni un minuto. Pero en su carrera ya está acostumbra­do a ser el último de la fila y revertir la situación. Algo parecido le ocurrió en el Valencia, en el que tuvo que esperar y trabajarse su gran oportunida­d. Hasta que Pizzi recurrió a él –precisamen­te contra el Espanyol y en el Camp Nou– y ya no se movió.

Lo mismo le ha pasado por segundo año en Can Barça. Con Luis Enrique, su hora llegó en los últimos cuatro meses de temporada (titular en el Bernabeu y en la final de Copa –cerró el 3-1–). Y ahora atravesaba un pequeño desierto en el que desapareci­ó incluso de las convocator­ias. Pero él estaba convencido de su capacidad y nunca se le pasó por la cabeza pedir una salida en el mercado de invierno.

Otro de los factores por los que quiere permanecer es que está muy integrado en el vestuario. En la ciudad deportiva es habitual verle comentar la jugada con Denis Suárez, que es su vecino, y también se relaciona con Jordi Alba y André Gomes. Este verano llegó Deulofeu, con el que ha hecho carrera paralela en las inferiores de la selección –fueron dos veces campeones de Europa sub-19–. “Los cracks también han estado muy encima de él”, dicen. Y es verdad que Piqué y Luis Suárez le ayudaron durante sus primeros meses y su sequía. El sábado Messi fue de los primeros en abrazarlo en los dos goles.

Delantero clásico, no le pidan intervenir mucho en la creación. Eso sí, de trabajo y olfato de gol va sobrado. En eso se parece al uruguayo. “Es difícil que tenga tres balones en el área y no meta uno”, sentencia Alfredo Pérez, el primer entrenador que tuvo en la cantera del Valencia. Y los números lo corroboran. Es el delantero del Barça que menos minutos necesita para ver puerta (95), incluso menos que Messi, por los 417 minutos de Suárez.

Pero no funciona como revulsivo. Alcácer necesita confianza para responder con goles. Ha sido 14 partidos titular con el Barça (11 en la 2016-17 y 3 en la 2017-18) y en esos días ha marcado 9 de sus 11 goles (6 y 3). Eso sí, con paciencia y poco a poco, le va mejor que a los otros delanteros que el club miró el verano pasado: Vietto y Gameiro. El tiempo, como con Umtiti y Paulinho, le puede dar la razón a Robert.

El delantero valenciano responde a la confianza: 9 de sus 11 goles han llegado jugando de titular

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JOSEP LAGO / AFP Paco Alcácer marcó al Sevilla su segundo doblete como blaugrana

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