La UE destina cuatro millones a crear un ‘coach’ virtual de salud para ancianos
El proyecto Empathic prevé un avatar que lea emociones y proponga hábitos sanos
La Unión Europea ha comprometido cuatro millones de euros en un ambicioso proyecto encaminado a crear un coach virtual que vele por alargar la independencia y los hábitos de vida saludables de las personas mayores. El proyecto, denominado Empathic y liderado por el grupo de investigación Speech Interactive de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), tiene previsto desarrollar un avatar que, desde el móvil, la tableta o la televisión, sea capaz de identificar los cambios emocionales y de rutinas de las personas mayores y las persuada de llevar a cabo actividades encaminadas a mejorar su alimentación, su actividad física y su vida social, los tres pilares que sustentan, según los expertos, un envejecimiento saludable y alejan la dependencia.
“La idea es que las personas mayores tengan un asistente personal que las conozca e implemente planes de salud adaptados a ellos, que pueda dialogar con el usuario y si detecta que desayuna y cena cada día leche con galletas cuando tiempo atrás cocinaba y comía vativos
riado, le recuerde esas actividades que ya hacía y le anime a llamar a una vecina o a un amigo y quedar para ir al mercado”, explica la coordinadora del proyecto, María Inés Torres.
Lograr un software así no va a ser fácil. Torres explica que a nivel técnico se basará en dos tipos de
sensores, la cámara (para ver las expresiones faciales) y el micrófono (para que la persona hable y detectar su estado en función de la voz) que ya incorporan los móviles y otros dispositivos domésticos. Pero la complejidad estriba en que, con esos datos captados por los sensores y la información
personal y de salud que la persona haya facilitado al programa, el asesor virtual sea capaz de conocer la situación del usuario, de tomar decisiones y, a través del diálogo, con técnicas psicológicas utilizadas en el coaching, persuadir y convencer a la persona para llegar a determinados obje- asumibles, como que participe en algún acto social al menos una vez a la semana, o que coma más variado.
“Pretendemos que las personas mayores no dependientes tengan alguien que les habla, que les recuerda cosas, que les propone actividades; que si tienen un hijo en Londres y el sistema detecta que está conectado a Skype les sugiera establecer una llamada, o si detecta que el usuario no ha salido de casa en varios días le proponga una actividad de su gusto y telefonear a algún amigo”, relata Torres.
Para que el sistema virtual detecte cambios en la conducta de las personas a través del tono de voz, de la expresión e incluso del
Se trabaja en un asesor digital que vele por que la persona coma bien, se relacione y se mueva y retarde la dependencia
iris del ojo, y responda como lo haría un coach, el proyecto Empathic involucra a expertos en tecnología y computación pero también a neurocientíficos, geriatras, psiquiatras y psicólogos que trabajan con ancianos, empresas de servicios de teleasistencia y asociaciones de mayores. “No vamos a hacer un producto que se nos ocurra a los científicos y luego enseñarlo a los usuarios, vamos a contar con las personas mayores desde el principio para desarrollar un sistema que tenga en cuenta cómo reaccionan, sus gustos y sus necesidades; para ello, a partir de la semana que viene comenzamos a trabajar en un sistema simulado que enseguida empezará a interactuar con los usuarios para adquirir datos y diálogos, para probar avatares y utilidades hasta convertir el sistema simulado en uno real”, detalla la coordinadora del proyecto.
Reconoce que una de las mayores dificultades pasa por traducir los objetivos de salud que marcan los especialistas médicos –alimentación, ejercicio físico, etcétera– a modelos matemáticos para que la tecnología funcione. “Es lo más difícil del proyecto y también lo más interesante, porque estamos implicadas personas de diferentes áreas, con métodos de investigación y formas de abordar el trabajo diferentes, que tenemos que buscar un lenguaje común para lograr un sistema que, además, resulte operativo en sociedades diferentes y en lenguas diferentes”, enfatiza la investigadora de la UPV/EHU.