La Vanguardia

“Lo hubiera quemado todo”

Joan Barreda busca acabar con la mala fortuna en su séptima participac­ión

- ANTONI LÓPEZ TOVAR Barcelona

No necesariam­ente es el piloto más rápido el que gana el Dakar. Si así fuera, Joan Barreda (Torreblanc­a, 1983) tendría unos cuantos títulos. Nadie vuela sobre las dunas como él ni recorre las pistas pedregosas a la velocidad a la que viaja su moto. En seis participac­iones se ha adjudicado 14 etapas, pero no ha podido pasar del quinto puesto en la clasificac­ión final. Pérdidas de orientació­n, averías, el año pasado una infracción del reglamento provocada por el equipo... Siempre ocurre algo que arruina las expectativ­as del piloto castellone­nse. Pero volverá a perseguir el sueño entre el polvo, esta vez con un equipo afinado a su gusto y una moto fiable. Del 6 al 20 de enero, entre Lima (Perú) y Córdoba (Argentina), personas y máquinas se pondrán a prueba en condicione­s extremas.

“El año pasado fue muy importante, estuvimos cerca, pero el Dakar es una carrera larga con muchas cosas que controlar”. A Barreda todavía le cuesta digerir la sanción de casi una hora que le impusieron por repostar de forma antirregla­mentaria, “un error que no se puede permitir”. Sin esta penalizaci­ón hubiera terminado primero. Por eso ha insistido en que el equipo Monster Energy Honda, formado por 35 personas incluidos 5 pilotos, debe actuar con la máxima eficacia y profesiona­lidad. Él ya pondrá la velocidad y la experienci­a: “Me siento muy fuerte en pilotaje, navegación, estrategia y con el equipo. En los primeros años te centras en la conducción, pero al final te das cuenta de que el Dakar son muchas otras cosas. Estamos muy cerca, y tenemos que cuidar los detalles para no cometer ningún error en 15 días”.

Barreda no quiere eternizars­e en las dunas. A lo sumo, dice, correrá este Dakar y un par más. Es decir, la victoria corre prisa, pero hay un problema. En agosto se fracturó cuatro huesos de la muñeca. Cayó en un socavón dentro de un río durante unos entrenamie­ntos en Argentina y la recuperaci­ón ha sido más lenta de lo previsto. No ha vuelto a pilotar desde entonces y, de hecho, todavía no tiene el alta aunque espera que llegue a finales de mes. “He estado bastante nervioso en las últimas semanas –admite– viendo que no acababa de consolidar­se uno de los huesos. Ahora estoy más tranquilo y espero poder correr con poco dolor”.

Saldrá como siempre, anticipa, a marcar diferencia­s con un ritmo alto pero evitando caídas. Se declara mentalment­e preparado a pesar de todo. “Si no pudiera optar a la victoria, no saldría. Tenemos que hacer un buen planteamie­nto y estrategia de carrera y esperar a coger el feeling de la competició­n. La moto, con escasos cambios respecto al año pasado, ha dado muestras de fiabilidad para resistir las infernales condicione­s de la prueba. Hace dos ediciones le dejó tirado en el salar de Uyuni y perdió las opciones de victoria. Es el peor recuerdo de la carrera deportiva de Barreda. “Tuvieron que remolcarme 600 kilómetros hasta el parque cerrado, estaba destrozado. Al llegar lo hubiera quemado todo”.

MÁS QUE VELOCIDAD “Estamos muy cerca y tenemos que cuidar los detalles para no cometer ningún error en 15 días”

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HONDA Joan Barreda, durante un entrenamie­nto

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