El inicio de una amistad
El líder filipino asegura al dirigente estadounidense: “Somos un aliado importante”
Pocos se sorprenden de la palpable sintonía surgida del encuentro ayer en Manila entre Donald Trump y el presidente filipino, Rodrigo Duterte, dos dirigentes dados a la palabra gruesa y la acción sin demasiados miramientos.
Manila se convirtió ayer en el escenario del principio de una gran amistad entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo filipino, Rodrigo Duterte. Al término de su encuentro, el primero no vaciló en afirmar que tenía una “gran relación” con el líder asiático, quien precisó: “Somos un aliado importante”. La noche anterior incluso había cantado en su honor en la cena de gala de la cumbre de países del Sudeste Asiático (Asean). Su encuentro era el más esperado de la gira asiática de 12 días que el presidente de EE.UU. culmina hoy en Manila. Había despertado muchas expectativas dada la coincidencia de caracteres entre Trump y Duterte, a quien muchos califican como el Trump de Asia. Los dos son de verbo fácil y amenazador y se vanaglorian de ser hombres de acción. Unos rasgos comunes que facilitaron ayer su sintonía y llevaron al líder de EE.UU. a decir: “Tenemos unas excelentes relaciones”. Una afirmación que Duterte corroboró: “Somos un aliado. Somos un aliado importante”. Lo que contrasta con su amenaza, hace ahora un año, de romper con EE.UU. y sus insultos a Obama, al que llamó “hijo de puta”.
La reunión fue corta. Sólo duró 40 minutos. El tiempo suficiente para que Trump, aparentemente, lograra su objetivo de enderezar unas relaciones que habían estado al borde de la ruptura, por la falta de sintonía entre Duterte y Obama, quien criticó la violenta campaña antidroga del líder filipino, que ha causado más de 6.000 muertos, según la policía.
El presidente de EE.UU. evitó el tema de los derechos humanos en la reunión. “La conversación se centró en el Estado Islámico, las drogas y el comercio”, indicó la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders. “Los derechos humanos surgieron brevemente, en el contexto de la lucha de Filipinas contra las drogas”, añadió.
Harry Roque, el portavoz de Duterte, fue más tajante y afirmó en rueda de prensa que “el tema de los derechos humanos no surgió. No se planteó”. Añadió que Duterte explicó su política de lucha antidroga a Trump, quien “se mostró comprensivo y se limitó a asentir con la cabeza, indicando que entendía el problema interno que afrontamos con las drogas”. Unas explicaciones que frustraron a las organizaciones pro derechos humanos que querían que Trump exigiera a Duterte acabar con las muertes extrajudiciales perpetradas por policías corruptos y milicias urbanas.
Sin embargo, ellos dedicaron gran parte de la reunión a hablar del Estado Islámico. Y Duterte agradeció a EE.UU. su ayuda en Marawi, la ciudad de Mindanao que fue asaltada por los yihadistas y que el ejército filipino tardó cuatro meses en rescatar.
Donald Trump jugó ayer la carta de la camaradería para ganarse a Duterte y recuperar Filipinas como baluarte frente al expansionismo chino en el mar de la China Meridional. “Dijo específicamente que siempre había sido amigo de la Administración Duterte, a diferencia de administraciones anteriores de EE.UU.”, indicó Roque, quien añadió que Trump “insistió en que se puede contar con él como amigo
El mandatario filipino canta una melodía de amor en la cena de gala a petición del norteamericano
de la Administración Duterte”.
El domingo por la noche, durante la cena de gala de la cumbre de la Asean, Duterte cantó la conocida melodía filipina Ikaw (Tú) con la estrella local Pilita Corrales en honor de los líderes asiáticos a petición de Trump. “Eres la luz de mi mundo, la mitad de este corazón”, dice la letra de la melodía en tagalo. “Damas y caballeros, canté por orden del comandante en jefe de EE.UU.”, dijo después Duterte, a modo de justificación, según el canal filipino ABS-CBN. No obstante, antes había dicho que actualmente “China es la potencia económica número uno y tenemos que ser amigos”. Trump no lo tiene fácil con Filipinas.