El rompecabezas del 13 de noviembre
Francia reconstruye y recuerda el viernes negro del 2015, su peor ola de atentados desde la Segunda Guerra Mundial
Dos años después de haber sufrido el atentado más mortífero desde la Segunda Guerra Mundial, con 130 muertos, 683 heridos y un colectivo de más de 800 víctimas, la investigación de la ola de ataques yihadistas del 13 de noviembre del 2015 sigue reconstruyendo el rompecabezas.
Los atentados de París, con sus tres escenarios, los accesos al Stade de France, las terrazas de una serie de bares de distritos centrales de la ciudad y la sala Bataclan, corrieron a cargo de una decena de hombres, de los que ocho murieron en París, repartidos en tres comandos, organizados y dirigidos desde Bélgica por cuenta del Estado Islámico.
La operación implicó a 30 personas y exigió varios meses de preparativos para hacerse con armas, pisos y transportes, por no hablar de la infiltración, aprovechando la ola
de inmigrantes-refugiados de Siria de algunos de sus protagonistas. El sumario de todo aquello ha generado, hasta hoy, 220 toneladas de material y 8.000 interrogatorios. Hay ocho encarcelados en Francia y Bélgica, y tres en busca y captura.
Aún se desconocen las fuentes exactas de financiación de la operación, así como las razones por las cuales uno de los miembros del comando y raro superviviente, el enigmático Salah Abdeslam, renunció a hacerse explotar y regresó a Bruselas. Abdeslam no ha soltado prenda y se cree que su cinturón de explosivos, simplemente, no funcionó.
Los hermanos El Bakraoui, que se suicidaron en los atentados de Bruselas, pasan por haber sido los organizadores de la logística de todo el operativo. Otro belga-marroquí, Oussama Atar, de 33 años y posiblemente aún en territorio controlado por el Estado Islámico, fue al parecer el hombre que movió los hilos desde Siria y el posible cerebro de toda la operación.
La mayor parte de los participantes en la carnicería pasaron, en uno u otro momento por Siria. Según el diario Le Monde, todos ellos fueron filmados ejecutando rehenes antes de su regreso a Bélgica y Francia, una manera de garantizar que irían hasta el final.
Entre aquel noviembre y el día de hoy, el Estado Islámico no ha dejado
de retroceder militarmente. Si entonces ocupaba un territorio algo mayor que la mitad de España, hoy sólo controla algunas zonas cerca de Deir Ezzor y de la frontera entre Siria e Irak. La capacidad de organizar operaciones complejas, preparadas y coordinadas durante meses desde el extranjero, ha remitido, dando paso al escenario de acciones endógenas y simples, potencialmente tan estremecedoras como la del 14 de Julio en Niza con el camión del paseo de los Ingleses. Los yihadistas franceses “presuntamente muertos” en la zona de combate se elevan a 281, pero en la zona quedan casi 700 hombres y mujeres (y 500 niños).
“Nos las tenemos con una gente que está más decepcionada que arrepentida, y ante menores y mujeres que muchas veces han recibido
La derrota militar del Estado Islámico en Siria merma la amenaza de grandes atentados, pero el peligro se mantiene
instrucción militar”, advierte el fiscal, François Molins, sobre el peligro de estos “regresados”. Francia no está repatriando a lo que pesca en Siria e Irak de este colectivo, sino que deja que sea detenido y juzgado allí, para ahorrarse problemas. A pesar de ello, 244 hombres y mujeres, con 58 niños, han regresado.
“La mayoría de los adultos están en manos de la justicia”, dice el jefe de la Dirección General de la Seguridad Interior (DGSI), Laurent Nuñez, en una entrevista con Le Figaro. El Estado se ha rearmado. La DGSI se creó en el 2014 y ha aumentado sus efectivos en un 36%. Según Nuñez, la coordinación de información a escala europea y con países del Magreb funciona muy bien. “Intercambiamos información permanentemente”, se han frustrado 46 atentados desde el 2013, otros 17 fracasaron y 10 llegaron a realizarse, dice.
“Constato que Francia sigue siendo Francia”, dijo ayer el primer ministro, Édouard Philippe. Es verdad, la cultura política de su sociedad rechazó la invitación a la caza de brujas contra musulmanes propuesta por tantos políticos y opinadores –sin duda uno de los objetivos del Estado Islámico– y celebró unas elecciones en las que los temas de la identidad fueron barridos por lo social y lo político. Al mismo tiempo, Francia se ha dotado de una ley antiterrorista criticada por doquier por liberticida. Respecto a las víctimas, su situación se resume en el testimonio de una de ellas: “La gente acaba por olvidar; nosotros no”.