El paisaje después de la batalla
Se abre la puerta del ascensor y aparecen cinco catalanes apretujados en su interior: el exministro Josep Piqué, el exconseller Santi Vila, los diputados Meritxell Batet y Juan Carlos Girauta y el catedrático Francesc de Carreras. Pese a sus muy dispares adscripciones políticas, Girauta desvela: “Somos igual de catalanes”.
Recibidos a pie de ascensor por los anfitriones Inocencio Arias y Paloma Segrelles, los cinco protagonizaron anoche un intenso debate, moderados por el periodista Xavier Vidal-Folch, dentro del ciclo de diálogos sobre Catalunya que organiza el veterano Club Siglo XXI en Madrid. El portavoz de Ciudadanos en el Congreso advirtió al respetable que, ante el espinoso asunto que abordar, “esto tiene el aspecto de un psicodrama catalán con un público madrileño”.
El debate demuestra que el diálogo sobre Catalunya es posible. “Hablar sobre el tema es más necesario que nunca”, asegura la socialista Batet. Y el debate muestra hasta predisposición a la autocrítica. “No hemos explicado suficientemente bien el proyecto político de España como un proyecto atractivo para Catalunya y para el conjunto de los españoles. Cuando las batallas no se dan, se pierden”, admitió Piqué, que fue ministro de Exteriores con Aznar. También el exconseller Santi Vila, al que su dimisión del gabinete de Puigdemont no le evitó pasar una noche en la cárcel, admitió que “de esta última legislatura nadie se podrá sentir orgulloso”.
Pero la conferencia demostró que el debate catalán es capaz de provocar chispas aún en los foros menos excitados, como se presumía que era el caso. Vila, así, pareció sacar de sus casillas a Girauta cuando demandó que España cambie su mirada hacia Catalunya. “¿Tanto cuesta decir que queremos que os quedéis y no que no os podéis ir?”, lamentó. “Admiro tu habilidad para saltar del Govern en el último día, pero la gente que te rodeaba no estaba muy centradita”, le reprochó el portavoz de Ciudadanos, que aseguró no tener ningún inconveniente en participar en una campaña electoral en la que algunos candidatos, si se han saltado la ley, estén encarcelados. “No voy a participar en las próximas elecciones, aunque me hubiera gustado muchísimo, por razones éticas: no soy capaz de presentarme sabiendo que mis compañeros están en la cárcel”, justificó Vila, que afeó a Girauta una intervención “despiadada y no empática”. “¿A través del Código Penal vamos a resolver este problema político? Es urgente, imprescindible, entrar en una dinámica de distensión, de alto el fuego. No debemos utilizar la cabeza para embestirnos, sino para pensar”, requirió Vila.
Hubo más momentos de soterrada tensión en el debate. “El sistema educativo catalán no tiene nada que ver con lo que está pasando”, dijo Batet en otro momento del coloquio. Y el público, directamente, mostró su desacuerdo. “Se puede adoctrinar en cualquier idioma, no tiene nada que ver una cosa con otra”, defendió la portavoz del PSC en el Congreso.
Pero, tras dos horas de intensos tiras y aflojas entre los intervinientes, quedó en el aire la reflexión literaria de Josep Piqué: “Cuando uno observa el paisaje después de la batalla... el sentimiento fundamental es la tristeza”.