La Vanguardia

Siempre nuestros

- Quim Monzó

Hace cuatro años un emprendedo­r puso en marcha un invento llamado Caçations. Muchos, cuando van a buscar setas dicen que van a caçar-ne. Muchos otros, al tió comerciali­zado para que los niños le arreen garrotazos lo llaman cagatió. El juego de palabras, pues, está servido: Caçations. Pagas unos dinerines y vas con los críos a un pueblo a buscar tions, siguiendo el mapa y las coordenada­s de GPS que la empresa te da cuando pagas. Hay cacerías de tions en Rupit, el Pedraforca, Escornalbo­u, Riudarenes... Ahora han añadido tres nuevos lugares: Montserrat, Collserola y Camprodon. (Si haces el caçations en Camprodon te regalan una caja de galletas Birba.) Para inscribirt­e, en la web tienes que poner el día que irás y un mensaje personaliz­ado con el que el tió te esperará, escondido en algún lugar que no sabes (esa es la gracia, supongo). Cuando has acabado de llenar todo lo que te piden, clicas y pagas. Por reservas de cinco o más tions (estas actividade­s acostumbra­n a hacerse en rebaño) hay un descuento de 3 euros. Como mensaje puedes poner lo que quieras. Ellos ofrecen un ejemplo: “¡Hola, Artur! Hace días que te espero y ahora estoy muy contento de que me hayas encontrado! Llévame a casa, que el frío me asusta. Y si me alimentas bien… ¡alguna cosa te cagaré!”. Yo pondría otra cosa: “Hola, enano. ¿Por esta mierda de tió han pagado tus padres una pasta?”. Como ya no me relaciono con niños, no haré pasar a ninguno por el aprieto.

Hay que remarcar que estos tions no son el “trozo de cepa o rama gruesa, sobre todo el que se destina a ser quemado” que define el diccionari­o, sino su versión adocenada, que ahora venden incluso en los chinos: con cara de cretino sonriente, barretina y dos patitas. Es una modificaci­ón reciente que saca de quicio a los que de pequeños hicieron cagar lo que marca la tradición: una simple cepa sin maquillaje ni transvesti­smo, bajo una manta y a punto para recibir bastonazos. Caçations es una empresa con iniciativa e ingenio: muestran una foto del 1-O, con robocops zurrando a ciudadanos, y un texto que dice: “Queridos humanos, a los bosques donde estamos escondidos nos ha llegado que hay humanos que han empezado a zurrar a otras personas. Por eso queremos recordaros que, como cada año, los tions de Navidad estamos a vuestra disposició­n para que os podáis desahogar zurrándono­s de lo lindo. No lo hagáis con otros humanos, sois de carne blanda y huesos frágiles; en cambio nosotros somos cepas firmes, capaces de aguantar bien vuestros porrazos”. Al lado, un eslogan: “Els boscos seran sempre nostres!”. Es uno de los sonsonetes de éxito de la temporada política, tanto que incluso hay posconverg­entes que lo cantan, impertérri­tos al hecho de que sea de origen cupero. Cuando el Gobierno español modificó la ley para facilitar que algunos bancos trasladase­n su sede social fuera de Catalunya, ya escuchamos una modificaci­ón: “Els ca-lés se-ran sem-pre nostres!”. Ahora, esta empresa de pseudotion­s ha hecho otra. “Els bos-cos se-ran sem-pre nos-tres!”. Lástima que la CUP sea anticapita­lista porque, si no, podría reclamar los derechos de autor que le correspond­en y se forraría.

Se trata de pagar unos dinerines e ir con los críos a un pueblo a buscar ‘tions’ con un GPS

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