Oumo y Abderramán ya están juntos
Tras meses de separación burocrática, una madre subsahariana que llegó en abril en patera se reencuentra con su hijo, rescatado en marzo en Melilla
La pesadilla ha terminado y madre e hijo ya pueden volver a estar juntos. Oumo Totopa, una inmigrante de Costa de Marfil, llegada en patera a España en el mes de abril, se ha reencontrado con Abderramán, su hijo de cuatro años, que había hecho el mismo camino un mes antes en compañía de una hermana de su madre. Hasta ahora la prudencia, o la desidia, de las autoridades, según las versiones, los había mantenido separados. Ayer se reencontraron en Melilla y hoy viajan juntos a Jerez de la Frontera, donde Oumo vive en una residencia de acogida para inmigrantes.
“El reencuentro fue muy emotivo”, narra Teresa Fernández Paredes, abogada de la organización Women’s Link Worldwide que ha peleado el caso. “Al principio el niño corrió a los brazos de su madre, luego se frenó un momento y finalmente se arrojó a su regazo”, manifestó. Habían pasado ocho meses separados por problemas con la burocracia española.
La historia de Oumo es una más de las tragedias de la inmigración, en esta ocasión agravada por la presencia de menores. Tras recorrer miles de kilómetros con su hijo recién nacido, Oumo Totopa, que acababa de quedarse viuda, decidió abandonar Costa de Marfil y trasladarse a Marruecos, donde su hermana Malado trabajaba como empleada doméstica. Allí pasaron tres años, pero cuando la situación se hizo insostenible, las dos mujeres decidieron dar el salto a España con Abderramán. El problema fue que el dinero sólo daba para dos pasajes en las redes ilegales de tráfico de personas. Oumo decidió que su hermana y su hijo embarcaran primero, mientras ella lo intentaría más adelante.
La patera del hijo de Oumo llegó finalmente a Melilla. Las autoridades comprobaron que en ella viajaba el menor y una persona que decía ser su tía, pero no podía demostrarlo. Les separaron, sospecharon que la mujer era víctima de trata y la enviaron a la Península, sin hacerle pruebas que demostraran que el niño era familiar suyo. Abderramán quedó internado en el centro de acogida de menores de Melilla. Un mes más tarde llegó Oumo. Enseguida reclamó al niño, pero se topó con nuevas y desconocidas barreras para ella.
Teresa Fernández Paredes, la abogada del caso, relató ayer en conversación con este diario que la Consejería de Bienestar Social de Melilla apenas había hecho nada por arreglar la situación “justo hasta que llevamos el problema ante la justicia europea”. “Hicimos una prueba privada de ADN para demostrar que Oumo era la madre del niño, pero nos negaron su validez y obligaron a que la hiciéramos con el laboratorio de Granada con el que tienen firmado un convenio. Tuvimos que volver a empezar todo el proceso. Mientras tanto, el niño seguía aislado en Melilla porque no le dejaban mantener contacto ni con la madre ni con la tía”, subraya Fernández.
Women’s Link llevó el caso al Defensor del Pueblo español y apeló a la regla 39 del Reglamento del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que permite actuar en caso de que se pueda producir un “daño irreparable a la vida familiar”. Ambas instancias respondieron instando a las autoridades a intervenir en el tema para poder hacer efectiva la reunificación
La abogada del caso: “El gobierno melillense no hizo nada hasta que llevamos el problema a la justicia europea”
familiar en el plazo de tiempo más breve posible, “en caso de que las pruebas de ADN arrojen un resultado positivo”.
La dirección general del Menor en Melilla asegura que el caso se ha retrasado porque la madre no solicitó este agrupamiento hasta tres meses después de su llegada a España, es decir, en el mes de julio; que en la documentación que aportaba figuraban nombres distintos, y que en un primer momento no siguió el procedimiento establecido para hacerse las pruebas de ADN de manera adecuada, algo que finalmente sí llevó a cabo conforme a las normas. Esas pruebas son las que han determinado que Oumo Totopa es, con una fiabilidad del cien por cien, la madre del pequeño Abderramán.