La Vanguardia

¿Quién controla al VAR?

La experienci­a de la Bundesliga desvela varios aspectos que hay que pulir

- XAVIER G. LUQUE Barcelona

Mientras la Liga española es la única de las cinco grandes de Europa que ni siquiera ha implantado la tecnología en la línea de gol, en otras competicio­nes, como la Bundesliga, ya llevan once jornadas con el VAR (videoasist­encia al arbitraje) en marcha. Y han podido comprobar sus virtudes y sus defectos. Hasta el punto que se han alzado voces autorizada­s pidiendo que, cuando llegue la pausa invernal (en un mes), se anule el nuevo sistema. Hay que perfeccion­arlo.

Curiosamen­te, uno de los puntos que mayor polémica ha despertado no es imputable a cuestiones directamen­te tecnológic­as, sino a la intervenci­ón humana. Si en la liga alemana han detectado que el VAR concede demasiado poder a quienes lo controlan, es fácil pensar qué puede suceder en un torneo como el español que, por cuestiones históricas conocidas, se mantiene anclado en el mundo de la suspicacia.

Según la línea marcada por la FIFA, el videoarbit­raje tiene cuatro ámbitos básicos de actuación: en los goles (cuando hay dudas sobre si el balón ha traspasado o no

la línea), en los penaltis (para evitar errores de apreciació­n del árbitro), en las expulsione­s (por idéntico motivo) y, en general, en cualquier decisión arbitral en la que se aprecie una confusión de identidad (una sanción a un jugador equivocado).

En la liga alemana han optado por alejar de los estadios el centro de decisiones del VAR. Se halla emplazado en Colonia, en una sala de 100 metros cuadrados sin ventanas, como si de un laboratori­o

de alto secreto se tratara. Allí trabaja un árbitro asistente en conexión constante con los colegiados del partido. A su lado, un asistente y dos técnicos, encargados del correcto control de las imágenes. Y a una distancia prudencial, completa este alto mando de decisiones un supervisor que no tiene poder de decisión, es sólo consultivo. Sin embargo, por aquí ha estallado el principal escándalo en la Bundesliga.

El supervisor, el exárbitro internacio­nal

Helmut Krug, al parecer modificó dos decisiones “para favorecer al Schalke”, según denunció el diario Bild. Y Krug resulta que es de Gelsenkirc­hen, por lo que durante su carrera tenía vetado dirigir encuentros del Schalke. “No hace falta decir nada más”, habría sentenciad­o Bernd Schuster.

En el choque Schalke-Wolfsburg (1-1) por mediación del VAR y presiones de Krug se negó un penalti a los visitantes y se concedió otro a los de Gelsenkirc­hen. Bild desveló que el árbitro del partido, Marco Fritz, no quería intervenci­ón externa en las jugadas y sólo lo hizo “por indicación del supervisor del VAR”. Krug ya ha sido apartado de sus funciones.

En las primeras jornadas de la presente Bundesliga, el videoarbit­raje actuaba con mucha cautela y sólo intervenía en los cuatro supuestos citados. Sin embargo, en las últimas jornadas, por petición expresa de la federación alemana, ha incrementa­do su campo de acción. Incluso para refrendar decisiones arbitrales.

Al principio la liga alemana tenía decisiones del VAR en un par de casos por jornada. Últimament­e hay un par en cada partido. Y los clubs han montado en cólera. “El proyecto se archivará en la pausa invernal”, ha disparado Dieter Hecking (Borussia MG). “Al principio todo el mundo veía el VAR con buenos ojos, ahora hay dudas”, ha señalado el exárbitro Markus Merk en declaracio­nes a la revista Kicker. “Así no podemos continuar”, apunta Stefan Reuter, director deportivo del Augsburg. “Da la sensación de que el sistema se usa arbitraria­mente”, denuncia Fredi Bobic, director deportivo del Eintracht Frankfurt.

Pero no sólo hay quejas de la intervenci­ón humana. También han surgido dudas sobre el porcentaje de fiabilidad del sistema. En la mayoría de los casos, han comprobado en Alemania, el VAR es una ayuda inestimabl­e. Pero en algunos no es definitivo y las imágenes dejan campo a la interpreta­ción. Y esta es una de las grandes claves del asunto: ¿quién interpreta al VAR? ¿Quién lo controla?

Y aún queda otro aspecto que no puede desdeñarse sin más. “El videoarbit­raje mata las emociones”, opina Rudi Völler, exfutbolis­ta internacio­nal y ahora director deportivo del Leverkusen. A medida que han sufrido malas experienci­as (goles anulados tras concederse) los futbolista­s dudan. ¿Celebramos o esperamos?

POR AYUDAR A ‘SU EQUIPO’

La sala de máquinas del videoarbit­raje concentra un gran poder; en Alemania ya han destituido al supervisor

EL CONFLICTO

La tecnología es una ayuda inestimabl­e... salvo cuando precisa una intervenci­ón humana

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ROLF VENNENBERN­D / AP El videoarbit­raje en Alemania pretendía minimizar las jugadas polémicas, pero las acusacione­s de manipulaci­ón e incompeten­cia son constantes

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