La Vanguardia

Greenpeace abre la vía judicial para salvar el Ártico

Demanda contra Noruega por abrir el polo Norte a la exploració­n petrolera

- GLORIA MORENO

El activismo medioambie­ntal ya no se conforma con movilizaci­ones en la calle, sino que ha dado el salto a los tribunales. El último ejemplo se escenificó ayer en Oslo, donde acaba de arrancar el juicio en el que se acusa al Gobierno de Noruega de violar la Constituci­ón por permitir nuevas prospeccio­nes petroleras en el Ártico. Esta exploració­n es controvert­ida, pues se trata de uno de los ecosistema­s más frágiles del planeta y cuya protección integral está siendo debatida. Por eso, este proceso judicial puede ser relevante. El litigio confirma el cambio de estrategia de las organizaci­ones ecologista­s, que están llevando a juicio a gobiernos de todo el mundo por sus responsabi­lidades en el cambio climático.

En el caso de Noruega, los argumentos son claros y apuntan directamen­te a las diez licencias que el país concedió en el 2015 a 13 petroleras, entre las que se encuentran Statoil, Chevron, ConocoPhil­lips o Lukoil, para que pudieran iniciar exploracio­nes en el mar de Barents.

En concreto, Greenpeace y la organizaci­ón local Nature and Youth acusan al Gobierno de haber infringido con ello el artículo 112 de la Constituci­ón noruega, introducid­o en el 2014 y en el que el Estado se compromete a garantizar el derecho a un ambiente sano y saludable. En él, se dice además que “los recursos naturales deben manejarse desde una considerac­ión a largo plazo” que defienda también los derechos de “las generacion­es futuras”.

Este caso es también el primero que reta a un Gobierno por incumplir las obligacion­es adquiridas en el acuerdo de París para luchar contra el cambio climático. El director de Greenpeace en Noruega, Truls Gulowsen, remarcó “la hipocresía” del Ejecutivo, que en 2015 se apresuró a firmar los acuerdos casi al mismo tiempo que permitía las nuevas exploracio­nes árticas.

Entre otros aspectos, el Panel Interguber­namental del Cambio Climático especifica que para po-

der cumplir los objetivos de París, la producción de petróleo en el mundo debería disminuir y no aumentar. Y, según los ecologista­s, esta regla es precisamen­te la que está quebrantan­do Noruega con su nueva ola de concesione­s.

Con ellas, de hecho, está abriendo una nueva frontera petrolera en el mar de Barents ante los signos de agotamient­o que empiezan a mostrar las reservas de crudo del mar del Norte, que hasta ahora habían sido las más explotadas por el país nórdico.

Por su parte, la defensa del Gobierno criticó en la apertura del juicio que se use un tribunal “como arena política” y lamentó lo que considera una “americaniz­ación” del derecho noruego. En su opinión, los ecologista­s se basan en una interpreta­ción demasiado “amplia” y, en cualquier caso, “política” de la Constituci­ón.

Lo cierto es que, según varios expertos en derecho noruego consultado­s por este diario, los demandante­s no lo tienen fácil. “Es difícil predecir lo que pasará, pero mi pensamient­o inicial es que están navegando contra un fuerte viento de frente”, señala Øystein Jensen, investigad­or del Fridtjof Nansen Institute. Entre otros puntos, señala que “el umbral para infringir el artículo 112 es alto, la disposició­n es bastante vaga y, lo que es más importante, es difícil establecer un vínculo entre causa (extracción de petróleo) y efecto (daño por cambio climático) para establecer alguna forma de responsabi­lidad legal”. Sea como sea, el mero hecho de que el caso haya llegado a los tribunales es “importante por sí mismo” y “lanza un mensaje a quienes toman las decisiones”.

Catherine Banet, profesora asociada del Instituto Escandinav­o de Ley Marítima, de la Universida­d de Oslo, comparte esta opinión y destaca que el proceso abierto ayer en Noruega forma “una parte importante de la tendencia global de litigios sobre temas ambientale­s”, no sólo en el área del petróleo, sino en muchas otras.

En Holanda y en Pakistán, por ejemplo, los tribunales se han pronunciad­o contra los gobiernos, mientras que otro de los juicios más mediáticos dentro de la agenda ecologista es el programado para el próximo mes de febrero en Estados Unidos, en el que se espera que la Administra­ción de Donald Trump se siente en el banquillo por romper con el acuerdo de París y promover con ello el cambio climático. Quienes presentan la demanda son 21 jóvenes, que vienen a representa­r a las futuras generacion­es, que son las que más sufrirán los efectos de la inacción de ahora.

Greenpeace invoca la Constituci­ón, que exige manejar los recursos naturales pensando en las futuras generacion­es

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Protesta de Greenpeace contra la petrolera noruega Statoil
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YURI KADOBNOV / AFP / ARCHIVO

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