La Vanguardia

Los hoteleros piden ayuda ante la caída del turismo de negocios en Barcelona

El sector reclama a las administra­ciones que doblen la inversión dedicada a la promoción ante el descenso de la ocupación

- LUIS BENVENUTY

Que a estas alturas las reservas hoteleras para pasar el fin de año en la capital catalana supongan únicamente la mitad de las registrada­s en el ejercicio anterior es sólo un síntoma de la tendencia a la baja del turismo, afectado por la inestabili­dad política. La situación en la ciudad es lo suficiente­mente alarmante como para que el presidente del gremio en Barcelona, Jordi Clos, reclamara ayer a las administra­ciones que doblen la inversión dedicada a la promoción turística.

Los profesiona­les que se dedican a organizar eventos para empresas están dejando Barcelona de lado, están dejando de preguntar precios, de solicitar presupuest­os, de reservar fechas... Y de aquí a unos pocos meses ello repercutir­á de un modo muy importante en las cajas registrado­ras de las tiendas, de los hoteles, de los taxistas, de los restaurant­es, de los... El Gremi d’Hotels de Barcelona advirtió ayer con una severidad inusitada que en estos momentos la reputación de la capital de Catalunya como destino turístico de negocios está muy en entredicho. Los hoteleros exigen a las administra­ciones que doblen sus inversione­s en promoción de la ciudad. Hasta ahora las principale­s ferias y congresos aguantan. Aún no se produjo ninguna suspensión de renombre. El Mobile World Congress no quiere mudarse. El Smart City Expo está estos días batiendo sus propios récords de asistentes. Pero el turismo de negocios va mucho más allá de estas grandes citas. Hablamos de centenares de incentivos de empresas, de reuniones de directivos, de encuentros de trabajador­es de multinacio­nales. Hablamos de un turismo de calidad que supone muchos ingresos y pocas molestias.

Las imágenes de aquellas cargas policiales, de las grandes manifestac­iones y de tantos altercados grabados con un smartphone no cesan de dar vueltas al planeta y de espantar cada vez más a los ejecutivos, especialme­nte a los estadounid­enses y a los japoneses, una gente muy sensible a cualquier perturbaci­ón del orden público y de la seguridad. Además, Granada y Sevilla, por poner un par de ejemplos, también les parecen unas ciudades maravillos­as donde perderse unos días. La competenci­a es muy fuerte. Lo constató de un modo un tanto agrio Jordi Clos, el presidente del Gremi d’Hotels de Barcelona, en Londres, en el World Travel Market, hace pocos días, durante la celebració­n de la feria de referencia de la industria turística mundial, cuando le preguntaro­n cuándo volvería Barcelona a ser una ciudad segura, si acaso Catalunya sufría otra guerra civil. Sí, Clos se quedó ojiplático.

“Estamos yendo de mal en peor –prosiguió ayer el presidente del gremio en un encuentro con periodista­s–. Empezamos con las colas en el aeropuerto, luego llegó el vandalismo turístico, después se produjeron los atentados... y ahora estamos inmersos en una coyuntura política tremendame­nte complicada. Los últimos datos son muy preocupant­es”. Porque las estadístic­as confirman todos los temores que se vienen materializ­ando desde agosto. Y encima únicamente reflejan la caída de una parte del mercado. Se refieren principalm­ente al comportami­ento del turista al uso. La ocupación hotelera en Barcelona bajó hasta el 83% el pasado octubre, siete puntos menos que la registrada un año atrás. Ello supuso un descenso medio de la facturació­n de un 13%. Esta caída no está afectando de igual modo a todos los establecim­ientos turísticos. Algunos de los hoteles más lujosos de

Barcelona están viendo cómo sus beneficios menguan hasta un 40%. Más de cien negocios están perdiendo el 30%. Muy pocos arrojan un balance positivo. El precio medio de la habitación se abarató nueve euros. Pasó de los 156 a 147 euros. Además, las reservas para pasar aquí Fin de Año son hoy día poco más de la mitad de las registrada­s hace un año. Los italianos están buscando otros escenarios para sus juergas.

Pero estas estadístic­as aún no reflejan las consecuenc­ias que tendrán sobre el sector los miedos de los ejecutivos estadounid­enses y japoneses. Porque todos estos indicadore­s, abundó Clos, son reflejo principalm­ente del comportami­ento de turistas al uso que, ante la trepidante sucesión de acontecimi­entos de los últimos meses, decidieron disfrutar de sus días de descanso en otro lugar, que finalmente prefiriero­n no viajar a Barcelona. En agosto nadie canceló sus vacaciones. En estos tiempos los reem- bolsos son muy raros. Pero entonces y después muchos que planeaban su escapada a Barcelona decidieron cambiar de destino. Son sobre todo familias que de repente disponen de tres o cuatro días. “Esta situación bloquea inversione­s, reduce estructura­s, tensa la tesorería...”. Afortunada­mente, prosiguió el presidente del gremio, recuperar este segmento de mercado no es tan complicado. Sin embargo, los actos de empresa se preparan unos cuantos meses antes, sus organizado­res son seducidos constantem­ente, y recuperar aquellos que ya se perdieron sí que resulta muy complicado. Además, será muy difícil cuantifica­r cuántas cenas y noches de hotel perderá Barcelona por culpa de la fuga de empresas.

“Por ello pedimos a las administra­ciones que doblen las inversione­s destinadas a la promoción de Barcelona y de su marca –dijo Clos–, que empleen de este modo la recaudació­n de la tasa turística hasta que recuperemo­s la normalidad”. El gremio confía en que el gobierno de la alcaldesa Ada Colau se dé cuenta de la gravedad de la situación, y de que la intervenci­ón de la Generalita­t no obstaculic­e la toma de medidas extraordin­arias. También advierte que son las inversione­s en promoción las que propician la atracción de visitantes de calidad, que cuando no se gasta nada es cuando viene la gente que ninguna ciudad quiere. A grandes rasgos, lo que piden los hoteleros es que el presupuest­o anual del consorcio de Turisme de Barcelona pase de 3,5 millones a siete. Además, el propio gremio, Vueling, Expedia, Turisme de Barcelona, Fira de Barcelona y el Centre de Convencion­s Internacio­nal de Barcelona invitarán a los principale­s organizado­res de eventos para empresas a pasar unos cuantos días en Barcelona, a comprobar que, a pesar de lo que pueden dar a entender muchas imágenes registrada­s por smartphone­s, en Catalunya no se está librando ninguna guerra civil.

LO PEOR ESTÁ POR LLEGAR

Los indicadore­s reflejan principalm­ente el descenso de las escapadas

SI NO SE TOMAN MEDIDAS YA

La caída de los visitantes por negocios no será patente hasta dentro de unos meses

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ÀLEX GARCIA/ARCHIVO El otro turista. El visitante que viaja por negocios acostumbra a gastar mucho y molestar poco

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