La Vanguardia

Andrea Riccardi

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FUNDADOR COMUNIDAD SAN EGIDIO

El historiado­r italiano disertó ayer en Barcelona Tribuna sobre los corredores humanitari­os para los refugiados y aprovechó la ocasión para desear que Catalunya encuentre “un camino de diálogo entre las distintas aspiracion­es políticas”.

Andrea Riccardi, historiado­r, exministro italiano y fundador de la Comunidad de San Egidio, que en 1992 logró un éxito internacio­nal al mediar en la paz de Mozambique, fue el invitado de ayer en la comida coloquio de Barcelona Tribuna, organizada por La Vanguardia, la Asociación Española de Directivos (AED) y la Societat Econòmica Barcelones­a d’Amics del País. Y aunque su disertació­n fue sobre los corredores humanitari­os para los refugiados, en el turno de preguntas más de la mitad se centraron en la cuestión catalana. Su respuesta fue diplomátic­a y se movió más en el terreno de los augurios: “Espero y deseo que se halle un camino de diálogo entre las distintas aspiracion­es políticas y que encuentre su sitio en el marco europeo que es indispensa­ble”.

Riccardi, que recibió el Premi Internacio­nal Catalunya 2001 de la Generalita­t, recordó sus frecuentes viajes a “un país que amo mucho” y señaló que “Barcelona se ha convertido en un mito para los italianos, especialme­nte para los jóvenes”. Evocó las intervenci­ones de la Comunidad de San Egidio con los pobres, en Barcelona, en Manresa o en Madrid. Sin embargo, cuando se le preguntó por la posibilida­d de una mediación en el conflicto catalán fue rotundo: “Para hacer una mediación hace falta el interés de las dos partes y ahora no se da. Se ha dicho que la Generalita­t lo había pedido... no lo sé, pero no veo esas condicione­s. Históricam­ente no hemos hecho nada en Europa, porque aquí no hace falta la mediación”.

La Comunidad de San Egidio, creada en 1968 en Roma, se extiende actualment­e por 70 países y cuenta con más de 50.000 miembros. Una de sus últimas actuacione­s es la puesta en marcha, junto con las iglesias protestant­es y el Gobierno italiano, de los corredores humanitari­os, que han permitido traer a Italia mil refugiados sirios desde Libia y se trabaja ya en otra tanda de mil más. En Francia se ha logrado traer también otros 300 y se trabaja también con San Marino y Bélgica. Preguntado porque no hay corredores humanitari­os hacia España fue más explíci- to: “España ha hecho mucho en el pasado en cuestión de inmigració­n, pero ahora debería ser más generosa y además es el país más cercano a África (...) En la sociedad civil veo disponibil­idad, por lo tanto se trata de un problema de decisión política”.

En su intervenci­ón destacó que tenemos un mar, el Mediterrán­eo, que nos une, que es una autopista de paso, pero que sólo en los últimos quince años se ha cobrado 25.000 víctimas mortales. Las causas de ese drama son por un lado la guerra de Siria, que ha provocado medio millón de muertos y 5 millones de refugiados, y por el otro la situación en el continente africano con miles de jóvenes dispuestos a abandonar sus países en busca del sueño europeo. Riccardi fue contundent­e con la actitud de Europa por permitir que continuase la guerra civil en Siria y por su silencio ante lo que sucede en los campos de refugiados en Libia. Sobre el problema africano considera que es necesaria una política de mayor ayuda para permitir un desarrollo progresivo. También fue crítico con los gobiernos africanos y recriminó a sus dirigentes por el hecho de que ninguno haya sido capaz de ir hasta Lampedusa o Lesbos para visitar a sus jóvenes, algo que si han hecho, por el ejemplo, el papa Francisco o la canciller Merkel. Y más contundent­e aún estuvo con las mafias que trafican con los refugiados, recordando que actualment­e se trata ya de un negocio que les genera más dinero que el de la droga. Un dato recogido en el libro Contra el racismo, de Marco Aime.

En su opinión, los corredores humanitari­os, pese a que sólo han permitido acoger a unos pocos refugiados, son una experienci­a positiva que indica dos cosas: se pueden crear vías legales para la inmigració­n y luchar contra la mafias y se demuestra que la integració­n es posible. En este sentido recordó su insistenci­a para que estos refugiados aprendan la lengua del país que les acoge, puedan disponer de escuela para sus hijos y trabajo para los adultos.

“Para hacer una mediación hace falta el interés de las dos partes, y ahora no se da: no veo las condicione­s”

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XAVIER CERVERA Javier Godó, conde de Godó, con Andrea Riccardi en Barcelona Tribuna

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