La Vanguardia

Deyan Sudjic

El experto en ciudades Deyan Sudjic constata que Barcelona no es el modelo de los noventa

- PÁGINA 34

DIR. MUSEO DEL DISEÑO DE LONDRES

El experto en ciudades Deyan Sudjic (65) analiza para La Vanguardia los puntos fuertes y débiles de Barcelona, ciudad que en los 90 fue ejemplo de desarrollo y hoy “ha resultado ser mejor inaugurand­o cosas que manteniénd­olas abiertas”.

El británico Deyan Sudjic (Londres, 1952) es uno de los sabios sobre urbanismo y ciudades más consultado­s del mundo. Actual director del Museo del Diseño de Londres, sus labores como consultor y estudioso del desarrollo urbano le han llevado a visitar y estudiar grandes ciudades, como México, Nueva York, París, São Paulo, Estambul, Moscú o Pekín, pero también otras intermedia­s, como Barcelona, Bilbao, Ámsterdam o Marrakech. Alcaldes de medio mundo le llaman como si conociera el secreto de la prosperida­d de los núcleos urbanos. Por ello, es uno de los invitados estrella del Hay Festival que acaba de celebrarse en Arequipa y Cuzco, en el Perú. Acaba de publicar El lenguaje de las ciudades (Ariel) y se detiene a analizar, para este diario, los puntos fuertes y débiles de Barcelona, la ciudad que en los 90 fue un ejemplo de desarrollo para el mundo. ¿Lo es todavía?

“En aquella década –responde– se sumaron diversos elementos: fuerte inversión en espacios públicos de barrios populares, inteligent­e desarrollo de las infraestru­cturas y los Juegos Olímpicos más impresiona­ntes de los tiempos modernos. Todo ello condujo al mundo a observar y aprender de lo que Barcelona había hecho”. Por eso, “hoy, se nota una especie de resaca de aquellos tiempos alucinante­s, cuando cada semana abría un bar y el estudio de Mariscal estaba lleno de jóvenes brillantes que rediseñaba­n no solo Barcelona sino el mundo”.

Para él, la Barcelona de hoy “ha resultado ser mejor empezando cosas, inauguránd­olas, que manteniénd­olas abiertas: el diseño de Herzog y De Meuron para el Fòrum era impresiona­nte pero se ha pasado largo tiempo buscándole una finalidad. ¿Y ahora qué hacemos con esto?, parecían preguntars­e”. Las ciudades que funcionan, defiende, no son las que “se dedican solo a construir grandes e imponentes museos, sino las que tienen a la gente que los llena, las que desatan la energía creativa de sus habitantes. No miren cuántos edificios nuevos construyen, sino su tasa de ocupación. A los políticos les encantan las grúas, a veces de modo patológico”.

Uno de los elementos que dinamizan las ciudades dentro de un mismo Estado, explica, es la rivalidad interna, como la que sostienen Madrid y Barcelona, que se disputan inversione­s, turistas, espectácul­os, exposicion­es e infraestru­cturas culturales de un modo que, “bien llevado”, acaba resultando positivo para ambas. La reivindica­ción independen­tista afecta a esta tensión. “Barcelona no es lo mismo que Catalunya. Las grandes ciudades cosmopolit­as no encajan bien en el contexto del nacionalis­mo. Hay casos recientes que nos muestran cómo determinad­as políticas favorecen a un tipo de ciudad. Aunque no exista un paralelism­o, porque los casos no son idénticos, es interesant­e observar los ejemplos del Quebec y Escocia, y los de sus mayores ciudades, Montreal y Glasgow, que sufrieron problemas a raíz de los movimiento­s independen­tistas mientras que, simultánea­mente, las ciudades de Quebec y Edimburgo, menos pobladas, se veían beneficiad­as”. Así, “Montreal ha perdido población y empleos, a causa de las leyes lingüístic­as y la incertidum­bre política. Glasgow perdió a su clase política más ambiciosa, que se mudó a Edimburgo, donde podían convertirs­e en diputados del parlamento, algo mejor que concejales”.

Uno de los fenómenos detectados por Sudjic es que el modelo clásico estadounid­ense de ciudad “ha perdido su atractivo y ya no es el que se va reproducie­ndo por doquier”, esa idea urbana de “autopistas, suburbios residencia­les elegantes, casco viejo con precios cada vez más elevados y, con suerte, un distrito cultural erigido en antiguos edificios industrial­es”. Lo que hoy se expande responde a “un limitado abanico”, a saber: “Zonas de desarrollo empresaria­l basadas en la exención de impuestos, franquicia­s de museos construida­s por arquitecto­s de renombre, esfuerzos para acoger los Juegos Olímpicos o el Mundial de fútbol, planes públicos de alquiler de bicicletas, tranvías en algunos barrios, construcci­ón del rascacielo­s más alto del mundo...” Se trata de “arreglos rápidos, que, si no funcionan, son sustituido­s pronto por otra idea que dejará de ser moderna al poco tiempo. Pero las ciudades requieren tiempo, esfuerzo sostenido, piden ser tratadas como organismos únicos”.

El turismo desbocado es uno de

“El independen­tismo perjudicó a las grandes ciudades de Quebec o Escocia, y benefició a las pequeñas”

los problemas que afronta Barcelona, pues “no tiene mucho sentido que uno vaya al mercado de la Boqueria, como reducto de lo auténtico, y lo encuentre abarrotado de turistas con cámaras de fotos que esperan fotografia­r a la gente comprando, gente a la que le cuesta llegar a las paradas porque hay más turistas que locales. Un mercado no puede ser como la sala del Louvre que acoge la Mona lisa”. De ahí que proponga “que se atrevan ustedes a prohibir los cruceros. Deberían prohibirse en todas las ciudades”. Pone como ejemplo positivo “que la alcaldesa trabaja en los problemas que ocasionan los alquileres de AirBnB. Tampoco deberían otorgarse más subvencion­es a las aerolíneas de bajo coste”.

Pero eso no le hace perder de vista que “la presencia de gente en la calle es positiva. Una calle llena de vida sugiere que la ciudad está en forma, que el temor a las amenazas es inferior al optimismo. Sin multitud, una ciudad está incompleta”.

Por ello, no cree que se pueda afirmar que Barcelona esté en declive. “Los indicadore­s objetivos para decir que una ciudad va a la baja son: grandes privacione­s de la población pobre, altas tasas de mortalidad infantil, auge de los delitos violentos, pérdida de empleos y multinacio­nales que se van, transporte público deficiente, aeropuerto que pierde vuelos y ayuntamien­to con déficit. Pregúntens­e en cuál de estos puntos fallan y por qué”.

 ?? PEDRO MADUEÑO ?? El mayor crucero del mundo, Oasis of the Seas, en Barcelona, en el año 2014
PEDRO MADUEÑO El mayor crucero del mundo, Oasis of the Seas, en Barcelona, en el año 2014
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain