Los españoles, más insatisfechos con su vida que hace diez años
La satisfacción de los españoles con su vida ha descendido en los últimos años, según el informe How’s Life? de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) hecho público ayer. Mientras en el año 2005 los españoles puntuaban su vida con un 7,1 sobre 10, en el 2015, el último año disponible, le daban un 6,4. La nota media de los países que integran la OCDE es un 6,5.
Las causas que podrían explicar esa caída en la percepción de la felicidad son la inseguridad en el desempleo, el paro de larga duración y la dificultad en el acceso a la vivienda. La crisis del mercado laboral ha afectado sobre todo a los más jóvenes, cuya tasa de ocupación es tres veces inferior a la población de mediana edad, una diferencia mucho mayor que en el promedio de los otros Estados de la organización.
España ha sido desde lo más crudo de la crisis el país con mayor tasa de paro, sólo por detrás de Grecia, y eso ha pesado en que el ingreso familiar disponible neto ajustado haya caído un 6 % entre el 2005 y el 2015, uno de los mayores descensos del mundo desarrollado, donde en términos globales se incrementó un 8 % en ese periodo. Y pese a ello, aunque pueda parecer una contradicción, los ingresos reales de los trabajadores (los que no habían perdido su empleo) aumentaron un 7 % en esos diez años.
Un efecto de esa pérdida de poder adquisitivo es que el porcentaje de los ingresos que hay que destinar a cubrir los gastos del hogar han subido del 18,2 % al 21,8 %.
España también aparece en el furgón de cola en el porcentaje de bajo logro escolar y en adultos con bajo nivel de competencias laborales, en ambos casos antepenúltimos.
Los españoles están menos satisfechos con el funcionamiento de su democracia que la media de los países europeos de la OCDE, en particular con las políticas de reducción de las desigualdades (ponen una nota de tres sobre diez) o con la existencia de mecanismos de participación directa a escala municipal, le ponen un cuatro. Únicamente un 23 % de la población siente que puede influir en lo que hace el Gobierno, lo que significa 10 puntos menos que en el conjunto del “club de los países desarrollados”.
Y cuando se pregunta sobre si la corrupción está generalizada en el gobierno, un 82 % responde afirmativamente, comparado con el 56 % en la OCDE.
Datos positivos son la esperanza de vida, que ha subido tres años, hasta los 83 años, durante ese periodo, lo que coloca a España en segunda posición, sólo por detrás de Japón (83,9).