La Vanguardia

La herencia del ‘boss’

Incógnitas sobre el futuro de la Cosa Nostra tras la muerte de Totò Riina, ‘capo dei capi’

- EUSEBIO VAL Roma. Correspons­al

Nino Di Matteo y Giovanni Grizzaffi deben ser dos de los hombres más vigilados de Italia. El primero, magistrado antimafia, investiga la presunta negociació­n entre el Estado y la Cosa Nostra a principios de los años 90 del siglo pasado. El segundo, sobrino de Totò Riina, máximo jefe de la mafia siciliana –fallecido la semana pasada–, está considerad­o uno de sus más probables sucesores como capo dei capi.

La desaparici­ón de Riina plantea incógnitas, alimenta especulaci­ones y desata temores. ¿Estallará una guerra por la sucesión? ¿Qué papel tendrá su familia directa? ¿Aparecerá un tesoro oculto y se desenmasca­rarán testaferro­s hasta ahora desconocid­os? ¿Se ejecutarán venganzas pendientes?

Di Matteo lleva años viviendo bajo especial protección. Hace ya tiempo que el viejo Riina, desde la cárcel de Parma, lo señaló como objetivo. El boss lo odiaba por estar escudriñan­do demasiado en asuntos que, según él, nunca deberían ver la luz pública. Le deseó un final como el del juez Giovanni Falcone (asesinado en Palermo, junto a su esposa y tres escoltas, por una potente bomba, al paso de su vehículo, en mayo de 1992).

Se desconoce qué mensajes cifrados transmitió Riina, antes de agravarse su estado de salud, sobre sus herederos preferidos y las decisiones a tomar. La Cosa Nostra mantiene todavía, en el siglo XXI, comportami­entos de sociedad arcaica, con sacrosanto­s vínculos de sangre. “El lenguaje mafioso está hecho de señales –recordaba ayer, en el Coriere della Sera, Luciano Violante, expresiden­te de la comisión parlamenta­ria antimafia–. Puede bastar una mirada, una mueca, para quemar a un candidato, para promover a otro o para ordenar su eliminació­n”.

Riina tiene un hijo, Giovanni, que lleva más de 20 años en prisión por varios homicidios. Otro vástago, Salvo, a quien llaman Salvuccio, está ahora en libertad pero bajo estrecha vigilancia y sin poder residir todavía en el pueblo de la familia, Corleone. Los ojos están dirigidos, pues, a quien era el más valorado por Riina, su sobrino Giovanni Grizzaffi, alias el Mesías. hijo de su hermana Caterina, que salió hace pocos meses de prisión después de 24 años de condena y volvió a Corleone. A él se le atribuye el carisma necesario para heredar el mando.

Otros dos personajes con ascendente en la Cosa Nostra son Giuseppe Guttadauro, jefe del clan de Brancaccio, que reside en Roma tras ser excarcelad­o, y Matteo Messina Denaro, prófugo desde 1993 y que podría hallarse en el extranjero. Es uno de los hombres más buscados del mundo.

Riina confesó en la cárcel que sería un hombre muy rico si sólo recuperara un tercio de su fortuna. Sea mito o realidad, la policía deberá estar muy atenta ahora ante cualquier movimiento sospechoso de su círculo familiar y de sus amistades. Se habla de una misteriosa caja fuerte fuera de Italia, de extensos terrenos propiedad de la Iglesia en Sicilia, de oscuros intermedia­rios y de testaferro­s. Está por ver cómo la Cosa Nostra, muy debilitada en los últimos decenios, se puede reorganiza­r para sobrevivir como estructura delictiva y de poder mucho más antigua que la propia República italiana.

El sobrino Giovanni Grizzaffi, ‘el Mesías’, de vuelta en Corleone tras 24 años de cárcel, podría ser el sucesor

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SANDRO CAPATTI / EFE Ninetta Bagarella, viuda de Riina, y su hijo Salvuccio (derecha)

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