La Vanguardia

Tropiezo jamaicano

Alemania se pregunta por qué Christian Lindner, presidente del FDP, rompió las negociacio­nes de Merkel para formar gobierno

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

La marcha atrás de los liberales en las negociacio­nes para la formación de un nuevo gobierno Merkel en Alemania se ha interpreta­do como una muestra de las ambiciones del líder liberal, Christian Lindner, que persigue más poder.

El hombre que el pasado domingo hizo saltar por los aires las negociacio­nes entre la canciller democristi­ana Angela Merkel, los liberales y los verdes, para formar una posible coalición de gobierno en Alemania, Christian Lindner, se ha convertido en el personaje malvado de la función. Es así en el calor del momento, mientras altos cargos del Estado con tareas representa­tivas llaman a la responsabi­lidad de los partidos, y mientras la sociedad germana, habituada desde la posguerra a gobiernos estables y a coalicione­s trabadas, no sale de su asombro por el bloqueo político en que se halla el país. Tras cuatro semanas de negociacio­nes, el líder del partido liberal FDP, de 38 años, abandonó las conversaci­ones con dos argumentos: no veía suficiente base para la confianza, y “es mejor no gobernar que gobernar mal”. El misil iba dirigido contra Merkel.

Christian Lindner, que lidera el FDP desde el 2013, tiene sus razones. El Partido Demócrata Libre (FDP), presente en el Bundestag (Cámara Baja del Parlamento) desde 1949, no logró diputados en las elecciones de ese año; tuvo el 4,8% de votos, cuando el requisito para tener representa­ción es un mínimo del 5%. El FDP venía de ser socio de coalición en el segundo Ejecutivo de Angela Merkel (2009-2013), un periodo en el que el partido, liderado por el fallecido Guido Westerwell­e, no logró mantener sus promesas electorale­s, sobre todo en el ámbito fiscal. Se las torpedeó desde dentro el entonces ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble.

En sus cuatro años ausente del Bundestag, el FDP reflexionó sobre aquella experienci­a y no quiere arriesgars­e a que se repita. Entonces, se preguntan todos, ¿por qué se embarcó en las negociacio­nes para la coalición Jamaica, el inédito combinado de conservado­res, liberales y ecologista­s que aspiraba a gobernar, y que toma su apodo de los colores de la bandera jamaicana? Julia Klöckner, una de los cinco vicepresid­entes de la democristi­ana CDU de Merkel, que estuvo en las conversaci­ones, describió en un tuit el adiós de Lindner como “espontanei­dad bien preparada”.

Algunos sostienen que Lindner planeaba desde el principio dinamitar las negociacio­nes, a las que los liberales habrían acudido sólo para no ser tildados de obstruccio­nistas. Y se recuerda que dijo varias veces en esas cuatro semanas que el FDP “no teme a unas nuevas elecciones”.

La prensa también evoca la supuesta fascinació­n que el líder liberal alemán siente por el democristi­ano austriaco Sebastian Kurz, ganador de las elecciones en su país el pasado 15 de octubre, y actualment­e en negociacio­nes con la ultraderec­ha para formar Gobierno. “Tengo la sensación de que Lindner ha estado mirando un poco demasiado a Austria en los últimos tiempos”, declaró ayer el verde Cem Özdemir. En suma, que Christian Lindner, no contento con haber devuelto el FDP al Bundestag (consiguió el 10,7% de votos), y con la perspectiv­a de participar en un gobierno, querría más.

El aludido explicó ayer su versión al presidente federal, Frank-Walter Steinmeier, quien el lunes, tras entrevista­rse con Merkel, se pronunció en contra de elecciones anticipada­s, y emplazó a los partidos a intentar entenderse. En ese espíritu, Steinmeier ha iniciado una ronda de consultas; ayer habló con los copresiden­tes de Alianza 90/Los Verdes, Simone Peter y Cem Özdemir, y luego con Lindner. Hoy conversará con el bávaro Horst Seehofer, líder de la socialcris­tiana CSU, socia histórica del partido de Merkel. Y mañana recibirá al líder socialdemó­crata, Martin Schulz, a quien también aludía en su llamamient­o a los partidos a su responsabi­lidad en aras de formar gobierno, pues el SPD rechaza repetir una Grosse Koalition con los conservado­res.

El presidente federal busca un compromiso que permita formar gobierno, aunque sea en minoría, y evitar nuevos comicios, que costarían casi cien millones de euros. La canciller, que está en funciones, ya ha indicado que prefiere elecciones a un Ejecutivo en minoría. Uno de sus más allegados, Peter Altmaier, ministro de la Cancillerí­a, dijo que espera que todos tengan una idea más clara del porvenir del país “a lo largo de las próximas tres semanas”. Si no surge algún acuerdo para formar un Gobierno, el presidente Steinmeier, por mucho que le pese, tendrá que disolver el Bundestag y habrá elecciones. Ayer sonaba ya una posible fecha: el 22 de abril.

El presidente federal intenta desbloquea­r la situación; ayer habló con los líderes del FDP y de Los Verdes

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KRISZTIAN BOCSI / BLOOMBERG El presidente de los liberales, Christian Lindner, de 38 años, ayer en el Bundestag

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