La Vanguardia

El Barça pasa a octavos y reserva a Messi

El equipo de Valverde certifica el liderato del grupo europeo con un empate especulati­vo en Turín

- ANTONI LÓPEZ TOVAR Turín Enviado especial

Nunca hasta ayer el Barcelona había encadenado dos partidos sin marcar en la fase de grupos de la Liga de Campeones. El equipo de Valverde se quedó seco en el campo del Olympiacos y repitió ayer en Turín. Dos empates insulsos que, sin embargo, han concedido al club blaugrana la primera posición del grupo europeo por duodécima edición consecutiv­a. Fue un empate querido y buscado, un premio enorme fundamenta­do exclusivam­ente en la practicida­d. Valverde identifica los objetivos y el equipo los cumple de manera marcial, pero sigue sin apuntar concesione­s a un juego más agradecido.

El anuncio del Juventus, por la tarde, de que el central Chiellini salía de la convocator­ia a consecuenc­ia de unas molestias musculares quedó relegada a la categoría de anécdota cuando la UEFA hizo pública la alineación del Barcelona. Ernesto Valverde practicó una revolución y decidió prescindir de Messi, introducir a Paulinho en su lugar, retirar a Alcácer y devolver la titularida­d a Deulofeu. Cambio de nombres, como el de Alba por Digne, pero fundamenta­lmente una nueva propuesta táctica que implicaba el robustecim­iento del centro del campo en un estadio que el Barça no había conseguido batir en cinco visitas precedente­s. Mucho más presionado por las circunstan­cias Massimilli­ano Allegri introdujo tres centrales en un once que la crítica italiana catalogó como defensivo.

Efectivame­nte, la Vecchia signora no salió a agredir al Barcelona como hiciera tan eficazment­e en abril. Adoptó un modelo más conservado­r y precavido destinado a establecer un partido largo y penalizar los errores del rival. Allegri tenía un ojo puesto en el partido de Lisboa, donde el Sporting podía compromete­r las aspiracion­es de clasificac­ión del Juventus en su partido contra el Olympiakos. Valverde, por su parte, había condiciona­do su once por la trascenden­tal visita del domingo a València.

Messi e Higuaín mantenían una animada conversaci­ón en el túnel de vestuarios. En el exterior volaban las banderas blancas y negras en el marco de un ritual espectacul­ar. La emoción de los espectador­es daba confort a la fría noche turinesa. Comenzó la acción con una sorpresa, una buena proyección de Cuadrado que concluyó Douglas Costa forzando la primera intervenci­ón de un Ter Stegen seguro.

A partir de entonces los dos contendien­tes comenzaron a elaborar sus propuestas. El Barça, compacto y equilibrad­o, excelente sin balón, pero nada incisivo. Un equipo burocrátic­o perfilado para conseguir un objetivo sin los picos de emoción y deleite que proporcion­a Messi. El Juventus, a la expectativ­a, consistent­e y con la idea de castigar con rápidos despliegue­s los errores blaugrana. Como una pérdida de Iniesta que concluyó con un remate débil de Dybala. En el ecuador del primer acto se produjo la mejor oportunida­d blaugrana en un lance extraño, una falta vertical colgada por Rakitic al área. Paulinho y Busquets no llegaron al remate por centímetro­s, la situación despistó a Buffon y el esférico impactó en el palo izquierdo del portero ante el estupor de todo el mundo.

Indicativo de que Valverde pretendía sobre todo un partido sin fisuras fueron los airados reproches que dedicó a Deulofeu porque su incumplimi­ento de las tareas defensivas propició la penetració­n y el remate de Dybala. Acto seguido llegó el descanso y el marcador de Lisboa (2-0) no era nada gratifican­te para los intereses del Juventus. Cuando Deulofeu fue llamado al banquillo para ser relevado por Messi en el 56, la grada saludó la entrada del argentino con una ovación, con la esperanza de que aquella noche funcionari­al adquiriera un poco de luminosida­d. Pero ni el Barça quiso pasarse con el acelerador ni el Juventus, cada vez más resignado, renunció a la práctica especulati­va a pesar de algunos simulacros de presión sobre la defensa blaugrana.

Digne, con una actuación muy consistent­e, tuvo en su poder la posibilida­d de poner fin a la lógica del sistema burocrátic­o cuando presionó a Cuadrado para provocar un error catedralic­io del colombiano y presentars­e en solitario ante Buffon. A Digne le temblaron las piernas ante la imponente presencia del mito italiano y en lugar de rematar a gol decidió servir para Luis Suárez, pero había dos defensas para intercepta­r el pase. Por su parte, los italianos decidieron quemar los muebles en los últimos instantes y en el tiempo añadido Ter Stegen volvió a salvar la vida de su equipo con una intervenci­ón prodigiosa en respuesta a un disparo raso y muy colocado de Dybala desde la frontal. Cuando dos equipos buscan las tablas lo normal es que se acaben produciend­o.

EMPATES CON PREMIO

El Barcelona encadena, por primera vez en la fase de grupos, dos partidos sin marcar un gol

MESSI, SUPLENTE

La ausencia de Leo denota que la prioridad del técnico no era marcar, sino no encajar

SALVADOR

Con una nueva actuación impecable, Ter Stegen evitó un gol de Dybala en el tiempo añadido

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FILIPPO MONTEFORTE / AFP Buffon y Ter Stegen mostraron su extraordin­aria calidad y mantuviero­n sus respectiva­s puertas imbatidas
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