El Tribunal para la antigua Yugoslavia cerrará sus puertas a finales de año
tes contextos: asesinato, persecución, exterminio, terror, secuestro, deportación, traslados forzosos, actos inhumanos y ataques ilegales contra civiles. La clave en este caso no era calificar los hechos –ya lo han hecho sentencias previas, como la dictada el año pasado contra su álter ego político, Radovan Karadzic, condenado a 40 años de prisión por genocidio–, sino establecer su responsabilidad en su ejecución.
Uno de los hechos narrados ocurrió el 31 de mayo de 1992, cuando soldados del VRS rodearon a un grupo de bosnios musulmanes cerca de un puente en Sanski Most. Cuatro fueron asesinados por el camino y los demás, obligados a saltar al río. Luego abrieron fuego contra ellos. Murieron 28 hombres, incluido un niño y un anciano, relata la sentencia. En julio de 1992, 24 detenidos murieron asfixiados en su traslado a un campo de detención. Los guardas les retiraron el agua y les obligaron a tomar sal antes de empezar un viaje de nueve horas en un camión sin ventilación; algunos bebieron su propia orina para sobrevivir. En otros casos, “los detenidos fueron violados y obligados a participar en actos sexuales vejatorios entre sí”, recoge el veredicto.
Numerosas declaraciones públicas de Mladic esos años dan fe de su voluntad de aniquilar a la comunidad bosniomusulmana, a la que se refería despectivamente como “turcos”, como si un viejo ajuste de cuentas personal con el imperio otomano se tratara. El exgeneral “dirigió personalmente” el asedio de Sarajevo (1992-1994). La operación, ejecutada mediante francotiradores y bombardeos continuos, se cobró 10.000 vidas. Fue él quien ordenó aterrorizar a la población, seleccionó objetivos, se ocupó de evitar las zonas de mayoría serbia y restringió la llegada de ayuda internacional, sostienen los jueces.
La sentencia también le considera responsable de la masacre de Srebrenica, donde murieron más de 8.000 varones musulmanes. Los actos del acusado “fueron instrumentales”. El tribunal considera probada su responsabilidad en los crímenes de genocidio, persecución, exterminio, asesinato y traslados forzosos e inhumanos. El único cargo que no ha aceptado es el de genocidio en actos aislados en otras aldeas, que sí fueron crímenes de lesa humanidad. El hijo de Mladic anunció ayer que recurrirán.
“Algunos dirán que esta es una sentencia contra Serbia. Mi oficina rechaza esa afirmación en los términos más rotundos. La culpa de Mladic es suya y sólo suya”, declaró el fiscal, Serge Brammertz, consciente de la fragilidad de la reconciliación en los Balcanes y dentro de Bosnia-Herzegovina. Otros dirán, añadió, “que Mladic es un héroe y estaba defendiendo a su pueblo. Nada más lejos de la verdad. Mladic será recordado por la historia por las comunidades y vidas que destruyó”. Los “auténticos héroes” son las víctimas y los supervivientes, “que nunca dejaron de buscar justicia”. Ayer, 22 años después del final de la guerra, la hallaron. El tribunal cerrará sus puertas a final de año.